Sus labios se entreabrieron cuando al fin estuve dentro de él. Supe que dolía, sabía lo que se sentía, pero eso solo era en principio, luego de los primeros suaves vaivenes pudo relajarse y adaptarse a mí, como yo había tenido que adaptarme a él.
Tomé su pene para masturbarlo mientras muy de a poco y viendo sus reacciones iba aumentando el ritmo de mis movimientos. Tenía ganas de envestirlo con fuerza, era como si estuviera poseído y mi bestia interna se apoderara de mi, pero verlo entregado de esa manera no me dejaba hacerlo, por el simple hecho de que sentía que confiaba en mi, de tan solo verlo pude notar que él no era de los que ocupaba el rol de pasivo, parecía hasta nuevo en esto, y por eso estaba siendo delicado, cauteloso, no estaba simplemente teniendo sexo con él porque yo lo que realmente quería era hacerle el amor.
Apreté mis ojos con fuerza mientras me movía sin prisa dentro y fuera de él. Tomé sus piernas posicionándolas más adelante para que quedasen alrededor de mis caderas y no pude contener mis ganas de besar sus labios. Apenas si los chocábamos mientras nuestras respiraciones agitadas se mezclaban pero me sentía en el paraíso teniéndolo así para mí.
El sudor recorría nuestros cuerpos, estaba cansado de atraerlo hacia mi mientras resbalaban sus piernas en mis manos por lo cual salí de adentro de él y ambos nos arrodillamos en la cama para besarnos. Pasó sus manos por detrás de mi cuello agitando mi melena que se enredaba entre sus dedos mientras yo recorría su espalda y lo pegaba a mi rogándole al cielo que jamás me lo quitara porque no había duda, de la manera más extraña y loca, yo amaba a Louis como nunca había amado a nadie.
Separamos nuestros labios por la necesidad de aire y nos miramos por lo que parecieron eternos segundos. Quería decirle muchas cosas pero me contuve, nada sería adecuado para ese momento. Ahora fui yo quien me tumbé sobre la cama boca arriba y él se puso sobre mí. Tomó mi pene posicionándolo en su entrada para muy de a poco, sentarse sobre él y ahora, sería el encargado del ritmo por lo cual no me vería preocupado en ser demasiado brusco y disfrutaría de lo que él quisiera entregarme.
Me enloquecía ver su cuerpo sobre el mío, era una imagen jodidamente increíble la cual quería quedase guardada en mi memoria y volviera a repetirse por el resto de mi vida.
Apoyó ambas manos sobre mi pecho mientras él mismo aceleraba el ritmo, no pude contener a mis manos que se deslizaron hacia sus caderas queriendo pedir más, ayudándole a aumentar aquel ritmo que estaba a punto de hacerme estallar de placer, y justo eso, sucedió luego de unos pocos minutos más.
Louis se sentó a mi lado en la cama mientras yo lo observaba recuperándome de aquel bestial orgasmo. No me tomé más de un minuto cuando volví a besarlo mientras tomaba su pene y lo masturbaba rápidamente. Me vi obligado a separarme cuando mordió mi labio con fuerza, tanta, que lo hizo sangrar.
Limpié aquel poco de líquido rojizo para luego bajar hacia su pene e introducirlo en mi boca sin preámbulos. Me salteé lo sensual y lento para ir directo a lo rápido, sabía cuan necesitado estaba, no paraba de gemir y pedirme más y más mientras me empujaba con fuerza hacia él.
―Oh Harry ―exclamó agitado empujando mi cabeza hacia él obligándome a introducir todo su pene en mi boca pero luego me separó para hacerme besar sus labios y eso hice. Lo besé sin soltar su pene para que luego de unos segundos separase sus labios de los míos y dejase salir un gemido ahogado mientras mi mano se llenaba de su esperma.
No podía quitarle mis ojos de encima, Louis para mí era como un espectáculo que la naturaleza me permitía apreciar a diario, por más que lo odiaba no dejaba de ser el hombre más perfecto que mis ojos hayan podido apreciar, estaba seguro que no había alguien como él. No podía haber unos ojos como esos en otra parte del mundo.
― ¿Eso estuvo bien cierto? ―pregunté cuando volvió a mirarme ya con su respiración más calma.
―Claro que lo estuvo ¿Tú qué crees?
―Creo que... ―suspiré temiendo en lo que diría, habíamos pasado un momento increíble y no quería arruinarlo, sabía que su humor era demasiado variable y se irritaba con facilidad.
―Habla Styles ―exigió acomodándose la almohada para verme sin forzar su cuello.
―Bueno es que... Tú... ―rodó los ojos al notar mi balbuceo.
―Ya dilo o me harás enojar ―sonrió apenas, lo que me hizo creer que eso había sido un chiste y una sonrisa se dibujó en mis labios, pues Louis no era del tipo que hacia chistes, ese momento hasta parecía romántico y el palpitar de mi corazón se sentía bien.
―Creo que tú nunca habías hecho esto ―solté al fin con cierto temor pero mi tensión aflojó al no ver ninguna mueca de molestia en su rostro, nada de tensión.
― ¿Qué te haces creer eso? ―cuestionó cinchando mi brazo y a lo que me tomó por sorpresa caí sobre la cama provocando le una sonrisa.
―Digamos que se lo que se siente ―dije con una sonrisa de lado mientras me acomodaba de costado sobre su hombro con su brazo bajo mi cuello abrazándome.
Estaba en el cielo.
―Y si nunca lo hubiera hecho ¿Qué? ―por más que sonó algo prepotente su pregunta, nada podía opacar que me había abrazado y que ahora estaba confirmando que yo, fui el primero en su vida. Eso no tenía precio.
―Pues... Nada.
Luego de eso, un silencio hermoso se apoderó de la habitación. Solo él y yo, el latido de nuestros corazones y su respiración calma que se fusionaba con la mía. Por un momento, creía que todo podía cambiar. Que aun tenía esperanzas de cambiarlo, que todo estaría bien.
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Stockholm syndrome {Larry Stylinson. EN EDICIÓN
Fanfiction―Quiero que seas mi perra Harry ¿Lo serás? ― ―Seré lo que tú quieras, Louis ―