Cuenta Regresiva

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Advertencias del capítulo:

Non-con explicito.

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Asqueroso.

Eso pasaba por su mente una y otra vez, si bien quedaban apenas tres días para volver a Ishigami, su mente estaba cuarteandose poco a poco por lo que estaba viviendo.

Se preguntaba si había una forma de escapar de esa situación, si lo hacían bajo mandato, si es que era una forma placentera del enemigo humillarle así. Apretaba los puños y trataba de aguantar, le dolía, sentía que iba a dañarle aún más de lo que ya antes lo había hecho.

Trato de recordar lecciones anteriores de anatomía, de su propia anatomía porque era necesario, si cabía la posibilidad de saber que podría pasarle, sabía en qué zona exactamente. Es que como omega sus órganos sexuales diferían del común de alfas o betas, ellos tenían, al menos los machos, un conducto vaginal ubicado donde debieron haber estado los testiculos en caso de haber sido alfa o beta, para las relaciones coitales, que con la suficiente estimulación se dilataba y lubricaba, o bien por ahí podían dar a luz de igual forma.

El no lubricaba nada, nunca lo hizo y jamás le molesto, las relaciones coitales no le interesaban demasiado y su libido era inexistente. Pero no todo podía ser perfecto, él no deseaba tener sexo con alguien, no deseaba haber estado con alguien de esa forma por lo repugnante que le parecía.

Y ahora estaba ahí, ya no era primera vez, Hyoga había encontrado como humillarle de tal forma que no lo olvide. La primera vez sintió que iba a desgarrarse, aunque tan lejos no estuvo, sangró durante más de tres días, le dolía siquiera sentarse además de las náuseas que le dieron en medio del acto por no ser el alfa que lo había marcado.

No pediría clemencia, no rogaría por piedad, le dolía y era agónico el como Hyoga entraba en el una y otra vez, como le tiraba el cabello y le amenazaba, pero el no se rendiría. Cada grito lo ahogaba como podía, cada gemido o queja trataba de callar de alguna manera.

–Eres solo un omega, Senku, más que eso es imposible que lo seas–y así mismo era que le embestía de una manera que solo dañaba al menor, este sentía que se desgarraba interiormente, que le hacía tanto daño.

–E-es...lo que te...e-excita...¿no?–murmuro apenas Senku tratando de seguir desafiando, de seguir firme, que su voluntad no se rompería tan fácilmente–P-por eso...haces esto

Hyoga le volteó y ahora le tenia de frente, le apretaba las mejillas con una mano mientras que con la otra lo sostenía de las caderas, le mordió el labio hasta hacerle sangrar inclusive. Senku interiormente quería que por último Tsukasa viniera y le encontrara, que le quitara de encima aquel hombre, pero Hyoga sabía los horarios, sabía los movimientos y sabía cuándo y cómo hacerlo.

Casi aulló de dolor cuando sintió el nudo, trato de luchar para que el de cabellos blancos saliera de su interior, que no se anudaran, la sensación era aún más asquerosa y repugnante. Trato de apartar a Hyoga, de que soltara su rostro y que saliera de dentro de él, este apenas sonrió y salió bruscamente ignorando si es que podría producir algún desgarro al hacer eso.

Realmente era doloroso, sentía algo líquido y caliente saliendo, seguramente era sangre, tenía una herida que no pararía de sangrar por como Hyoga lo había hecho. Algo le dijo este pero no distinguía las palabras, solo quería que el sangrado parara, que se detuviera, tenía un desgarro interno, estaba seguro de eso.

–Eres un omega de tan baja categoría, Senku...Que ni siquiera sirves para aguantar un nudo–le dijo Hyoga mientras le levantaba del cabello–Pero felicidades...es la última noche que me entretendré contigo.

Anémona Donde viven las historias. Descúbrelo ahora