A medias verdades

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Antes de volver a Ishigami enjuago su ropa, le permitieron ir a bañarse, incluso le entregaron sus cosas, sacó de ente estas su preciado jabón, aquel primer avance científico que le mostró a Tsukasa, y procedió a lavar cuidadosamente cada parte de su cuerpo, lucia aún algunos moretones, algunas heridas, pero al fin estaba limpio, había sido refrescante poder disfrutar de un simple baño.

Sus ropas las enjuago de igual manera, limpiando la sangre, la suciedad y todo rastro de lo que sea que haya tenido. Respiro hondo y se acosto en el pasto a la espera que se secará, estaba solo con su taparrabos, su cabello limpio al fin estaba como usualmente era.

–Solo una hora...una hora más y volveré a Ishigami.

Cuando sintió que su ropa al fin estaba seca, la tomó y se la puso, al igual que sus zapatos, no había nada como estar limpio y fresco. Volvió a donde Tsukasa y le miró algo mejor, se sentía mejor, sabía que los abusos no le iban afectar, tenía fe de ello, al menos por ahora tenía fe de ello.

–Es hora que la deshagas

–Lo se

–Y que yo vaya a mi reino científico, un alto al fuego y ayuda mutua si se presenta la ocasión, eso podemos hacer ¿no?

–Claro, podríamos llevar un acuerdo así...Cooperación mutua en caso de ser necesaria

–Por supuesto, si es necesario

Senku si era sincero, ni siquiera se percató cuando es que Tsukasa había renunciado a ser su Alfa, porque de un momento a otro ya su marca no punzaba, y sentía que el aroma de este ya no estaba en su cuerpo. El día se le estaba pasando rápido, iba ya de camino a Ishigami, era un largo trayecto para él, no entendía como es que Gen lo había recorrido solo y casi corriendo cuando tuvo que volver por lo del teléfono, era increíble la resistencia de ese mentalista.

El camino lo recorrió lento, eran aproximadamente cinco horas a pie, llegaría casi al atardecer si es que no tomaba un descanso, pero su resistencia siempre era un asco, así que tuvo que tomar más de una pausa, más de un descanso donde también comió y bebió agua. Sabía que quizás llegar solo levantaría algunas sospechas, pero poco y nada le importaba, era mejor así, no quiso la compañía de nadie, solo quería volver, aún si fuera arrastrándose.

Gen en cambio contaba los minutos, Senku volvería esa tarde, lo debían recibir con una sonrisa, demostrándole que le esperaban con gran anhelo en la aldea, que era su líder y agradecían en parte La Paz que había logrado. Estaba casi todo listo, sabía bien que la comida, la juega iba a ser fundamental aunque Senku dijera que no era necesario porque al final del día el científico disfrutaba compartiendo en forma silenciosa con todos.

Además también se suponía que volvería sin su marca, sería un omega libre para ir y venir, para que él pudiera decirle que le amaba, que quería compartir la vida que tuvieran hasta donde durara. A él le gustaba Senku desde hacía tanto tiempo, desde que supo de él, de su ingenio, más allá del simple físico o su personalidad, una persona como él se le había hecho interesante y por lo mismo esa atracción se impuso ahí.

Miró el cielo y sonrió, si, él le diría exactamente eso, que le amaba desde el momento en que supo de su existencia.

Acompaño a Chrome a ordenar, a Kaseki a ver una modificación que Senku había propuesto pero no habían aplicado en el Gorila de metal, una mayor facilidad para virar en ambas direcciones y mejor tracción en las ruedas, cosas que Gen no le interesaba demasiado pero que ayudaba de igual manera. El día así se fue pasando, de hora en hora, hasta que cuando salió la primera estrella en el cielo, Senku había llegado a Ishigami, solo, cansado pero ahí estaba, frente a Kinro y Ginro, además de que Ukyo lo había escuchado pero no pensaba que fuera él.

Anémona Donde viven las historias. Descúbrelo ahora