Huir

336 71 13
                                    

Era tercera vez que trataba de abrirla, había llamado a Kinro y Ginro, incluso a Kohaku para abrir a la fuerza la puerta a la choza. Sabía bien que algo horrible podría suceder, fue un estupido, nunca debió dejarle solo y ahora debía enfrentar consecuencias probablemente nefastas.

Ahora veía como Kinro ayudaba a Kohaku a romper la entrada, como la puerta cedía y les daba espacio a una escena que nadie imaginó ver. Una que solo hizo que todos se pusieran pálidos, que pensaran lo peor y los gritos se escucharan incluso en la misma aldea.

Senku yacía sentado, con un espejo quebrado en miles de pedazos y con una herida profunda en ambas muñecas. En cómo la sangre salía espesa y abundante, como los ojos sin vida alguna de Senku miraban hacia algún lugar, Gen se apresuró entre el shock momentáneo y la urgencia de la situación de revisar su presión, le costó, el no tenia experiencia en ello, pero recordaba cómo podía tomarse el pulso de ser necesario.

Tenía, aún tenía pulso, pero débil, era cada vez más débil, debían cerrar las heridas y contener aquel sangrado, pero Senku conocía cómo hacer los cortes, los había hecho con toda la intención, no podía con ello, no podía verle morir de esa forma. Estaba llorando mucho, Gen estaba desesperado sin saber que hacer, él no era Senku, no era quien podía planear cosas bajo presión, no quería perderle, y no sabía que hacer.

–Necesitamos ayuda...S-se va a morir si no hacemos nada

Chrome se apresuró en actuar, él había visto, él había aprendido y experimentado cosas así, cortes que no paraban de sangrar, heridas de las cuales no dejaba de brotar sangre. Mezclo agua y sal de inmediato mientras contenían cómo podían la hemorragia, la liberaron unos segundos para que Chrome aplicara una tela empapada en dicha solución, la volvieron a apretar con otra tela más y le dejaron ambos brazos en alto, Senku estaba pálido, tenía los ojos entreabiertos pero aún respiraba, aún estaba ahí.

Todos estaban mal, ver aquello, ser partícipe de cómo aquel científico casi acababa con su propia vida había sido un shock dantesco. Kohaku aún no podía decir palabra alguna, Chrome tenía miedo de que si dejaban a Senku solo, iba a dañarse de nuevo y Gen solo pensaba en cómo es que todo casi se destruía en un segundo.

Taiju y Yuzuriha estaban mal, su amigo de años, de tanto tiempo estaba ahí con un claro intento de suicidio, de haber tratado de acabar con su vida. Yuzuriha apenas pudo contener las lágrimas, Senku estaba tan roto, tan en pedazos que había perdido las ganas de vivir, en un segundo podía ser el de siempre, podía ser aquel que quería hacer proyectos de ciencias y querer que el mundo completo se restaurara, y al siguiente era aquel que solo quería aislarse, dejar de existir al punto de atentar contra su vida.

–El jamás...jamás tuvo impulsos suicidas...–Murmuro Taiju sentado al lado de su amigo, observarlo era tan desmoralizador–Senku es mi amigo de toda una vida, es casi como un hermano

–Va a estar bien, yo se que va a estar bien ¿Verdad?–Yuzuriha estaba al lado de Taiju, aún derramando lágrimas, sabiendo que no iba a ser realmente así, que la ayuda que necesitaba Senku escapaba de sus manos, de las manos de cualquiera en realidad.

Gen estaba devastado, se sentía así, sentía que le había fallado tanto a Senku, apenas se enteró de que el científico se había encerrado en la choza temió lo peor. Sentía que era su culpa, quizás no había sido el apoyo que Senku esperaba, tal vez lo decepcionó, quizás lo había dejado de lado sin saberlo al buscar alguien con quien hablar de lo que él mismo estaba sufriendo.

Cuando Taiju y Yuzuriha dejaron a Senku descansar, decidió ir a verle el mismo, estaba tan pálido el científico que le aterraba, su respiración era constante y lenta, aún le tenían los brazos en alto hasta asegurarse que el sangrado parara, había perdido mucha sangre y apenas podían hacer algo. Una transfusión era imposible ya que nadie sabía hacer el procedimiento de forma correcta y nadie sabía el tipo de sangre de Senku, mucho menos sabían si es que hubiera alguien compatible.

Le acaricio la mejilla y dejo a su lado un narciso a su lado, incluso se quedó ahí por largo rato esperando a ver si despertaba, vigilando su pulso, había odiado tener curso de primeros auxilios cuando aún había civilización, pero ahora agradecía saber cosas aunque sean básicas para esos momentos, apenas sentir la presión y limpiar heridas era lo que recordaba, pero le había servido.

Quería llenarle de palabras de aliento, de cariño, de que jamás le iba a abandonar pero Senku no estaba consciente, no iba a despertar por ahora, solo necesitaba dormir, descansar hasta que al menos pudieran saber su real estado. Se habían preocupado en cerrar y cauterizar las heridas de Senku con cuidado, los cortes habían sido profundos, con clara intención de no sobrevivir, por suerte le habían encontrado a tiempo.

Pasaron al menos unos tres días hasta que Senku despertó, miro el techo del lugar, seguía vivo, seguía ahí, sentía las vendas en sus brazos haciendo presión, seguramente le encontraron cuando estaba desangrándose y lo hicieron lo mejor que pudieron ¿No? Pero aún así se sentía vacío, se sentía como si le hubieran quitado la opción que le quedaba, como que le hubieran forzado a seguir una vida que él no quería.

Sentía la boca reseca, hablar se le hizo difícil, es más, apenas un quejido pudo emitir. Se dio cuenta que no estaba solo, Gen estaba presente, estaba ahí sentado y se había despertado cuando él se quejó, vio como su rostro poseía ojeras, como sus ojos le miraban con tristeza e ilusión, como incluso sus ojos empezaban poco a poco derramar lágrimas.

–Senku-Chan...Oh, Dios, estas bien– dijo casi con alivio en su voz, notaba que los ojos de Senku no brillaban.

Ni siquiera Senku le miro nuevamente, parecía tan alejado de la realidad en ese instante, sus ojos solo parecían enfocar el techo del lugar, el científico estaba rindiéndose poco a poco, estaba dando un paso al abismo. Él vio en los ojos de Senku como todo se reducía a una lenta caída, a que la vida había dejado de importarle y más aún su propia seguridad, esta vez le habían alcanzado a salvar, pero no sabía si habría una segunda vez y mucho menos una tercera.

Él sabía que cuando llegaban a ese punto es porque todo era demasiado para soportarlo, para siquiera poder seguir procesando emociones negativas en su cabeza y porque todo lo que les rodeaba había perdido el sentido.

–Vete...–Dijo apenas Senku, sentía que su corazón estaba roto en tantos pedazos aún– No seguiré...siendo una carga

–¿Que?

–Solo ándate...Gen, vete...

–No, Senku-Chan, no me iré, no se de donde sacas que ere-.

–Te escuche con Chrome

Gen se quedó en silencio unos segundos ante ello, había escuchado su desahogo, había sido un estupido e insensible, había cometido el peor error de su vida: hablar de algo que solo le correspondía a Senku y él. Espero a que el científico dijera algo más, pero jamás dijo nada, solo se quedó en silencio, mirando el techo, mirando solo algún punto de este que se perdía seguramente en la mente del menor.

Cuando abrió la boca para hablar, negó con la cabeza y prefirió callar, nada de lo que dijera iba a reparar él como se sentía Senku, porque con amor y comprensión no iba a bastar jamás, con cariño y palabras el científico no iba a mejorar milagrosamente. Había sido victima de violacion, de abusos que ni siquiera aunque supiera cuales eran, podía imaginar el nivel de dolor que sentía Senku al verse, al recordar o incluso solo al despertar cada día.

Se levantó y abandonó el lugar, era mejor así, iba a decirle a los demás que Senku había despertado, que había recuperado la consciencia después de tantos días.

El científico aún divagaba de porqué le habían salvado, el ya no tenía salvación alguna, ni siquiera Gen ya quería apoyarle, ya no iba a ser quien le brindara una zona de confort ni de amor, se sentía irremediablemente solo ante el mundo. Quería pensar que murio cuando Hyoga lo abuso la primera vez, cuando este le golpeaba tanto que parecía que iba a morir, o esa vez que aborto...O que aún estaba petrificado y solo era una pesadilla.

Se enderezó con dolor en ambos antebrazos, miró a donde había agua y bebió lo que podía, nadie iba a darle un vaso de agua en ese momento, Gen se había ido a petición suya. Si, si se alejaba ahora, dolería menos cuando él ya no existiera más, porque puede que ahora le hayan detenido, pero tenia más opciones, había más formas y él las conocía cada una de ellas.

Su infierno iba a terminar, aunque ellos se opusieran.

Anémona Donde viven las historias. Descúbrelo ahora