Una eternidad

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Contaba los días, las horas y segundos, revisaba cuidadosamente cada cosa y después la dejaba a un lado y volvía a lo mismo. Asagiri Gen se sentía en un estado cercano a la ira o la depresión, quien alguna vez fue lo más cercano a una pareja ahora estaba en manos del enemigo, ya iban veinte días que nadie sabía nada de ello, y el se había encargado de que nadie fuera a por Senku, por más que le doliera.

Sabía el plan del menor, sabía bien que no debía dejarse llevar por sus sentimientos y tratar de organizar un infructuoso rescate que probablemente terminaría con muchas bajas. Se enfrentó a críticas de parte de Kohaku, a las discusiones con Taiju, a recriminaciones de varios, pero se mantenía firme, Senku no le perdonaría actuar habiendo expuesto lo que deseaba.

–Chrome-Chan...Senku-Chan volverá en diez días, no debemos hacer nada aún, no debemos actuar–le dijo cuando el auto denominado "cienticero" le decía que solo perdían el tiempo esperando–Si nos movemos sin su guía, va a ser una masacre, ninguno de aquí es un estratega o conoce de ello a fondo

–Lo se, pero Tsukasa lo marcó, no quita que quizás

–Tsukasa-Chan no va a tocarlo, lo marcó para detenerle, para atarle su voluntad

Sabía de sobra eso, Tsukasa no iba a hacerle nada a Senku, no iba a ser más que una marca para controlarle temporalmente y que hubiera un cese al fuego. Y Senku se las ingeniaría para que este le deje en libertad de acción y recuperar el líquido milagroso ¿Verdad? O eso quería creer, le aterraba estar con la incertidumbre de no poder averiguar como lo estaba pasando la persona a quien más apreciaba.

Chrome podía notar aquello, el como Gen se sentía atado de manos, como beta no notaba tan fuerte el aroma a narcisos, casi asfixiante por el estrés de Gen. Quería planear cómo liberar a Senku, pero ya sabía que sería inútil, que todo estaba en contra de ellos porque falta uno de los factores más importantes en el equipo, el mismo Senku.

Este en cambio de nuevo había desafiado la paciencia de Hyoga, le respondía con sarcasmo y molestia, su usual cabello que estaba en alto ahora caía por sus hombros algo desordenado, apenas había tomado un baño durante ese tiempo y solo quedaban diez días hasta volver a Ishigami, solo diez...Era poco en cuanto a todo lo que había pasado, una vez fuera liberado, Tsukasa dijo que le iba a dejar libre de la marca a cambio de que reviviera a su hermana, pero le obligó a quedarse ahí para desanimar a su reino científico.

Sus feromonas además estaban un poco alteradas, más fuertes, quizás era porque en esas fechas se suponía que su estral viniera, lástima que no ocurría, o mejor dicho suerte, con lo débil que era dudaba siquiera poder oponer resistencia si alguien quisiera abusarle, aunque tan lejos de la realidad no estaba.

Hyoga le tomó del cabello y olfateó su cuello, le dio escalofríos el como lo hizo, mala espina, que algo horrible iba a ocurrir. Solo cerró los ojos y espero lo que sea que viniera, él lo soportaría...¿Verdad?

[...]

Gen solo tenía un mal presentimiento, desasosiego y angustia, eso le invadía y no le dejaba tranquilo, solo eran diez días más, miró el cielo y tocó el telescopio, extrañaba realmente a Senku, más que mal...Ambos se habían besado ahí, solo un tenue beso que incluso entre bromas el menor había dicho que había sido "desagradable" pero estaba seguro que solo fue por decirlo, que no pensaba ello realmente, porque había sido tan dulce y agradable.

Se enfocó solo en ese pensamiento, necesitaba relajarse, olvidar de todo por un momento y estar listo para cuando volviera Senku y decirle "Bienvenido", además de pedirle una Coca-Cola helada aún si fuera una simple broma para animarle.

Se sentó de espaldas al telescopio, miraba un punto inexacto de la habitación ¿Porque el no marcó antes a Senku? Ah, si, por respeto, confianza y lealtad, porque quizás se conocían hace ya casi un año, pero le había gustado y se había prometido serle leal desde que había visto que ese chico había hasta escrito la fecha exacta en que había salido de su petrificación.

Quería pensar que estaba solo en una celda, aguardando el paso de los días y que todo iba a ir bien, que nada más le había pasado más allá de unos golpes quizás, que incluso hubiera tratado de escapar un par de veces, porque la mente de Senku jamás se quedaba quieta, no se estancaba, no se rendía ante un desafío, seguramente su plan de escape ya estaba, solo le faltaba ejecutarlo.

–Se escuchan hasta afuera tus suspiros, Gen–ese era Ukyo, pese a que estaba aún recuperándose de sus heridas les estaba ayudando a vigilar en la noche, su oído privilegiado le daba la ventaja en ese campo

–¿Ah? ¿Si? ...Supongo que debería ir a dormir

–¿Piensas en Senku?

–¿Y quien no lo hace?

–Eso es cierto...Ya solo quedan diez días...y volverá

–Siendo aún la pareja de Tsukasa

–No lo creo, quizás solo es algo para parar el fuego y no tener la inmensa desventaja que poseían

Gen se encogió de hombros y solo suspiró, esos días cada vez eran más eternos, incluso se preguntaba si Senku podía apreciar el cielo desde donde estaba, las brillantes estrellas mostrándose en todo su esplendor e iluminando la noche sin necesidad de bombillas.

Y quizás si lo veía, al menos eso pensó Senku, que las estrellas se veían de donde estaba, estaba en el suelo, tirado, con la cabeza mirando hacia aquella "ventana" hecha de bambú y que permitía el acceso a luz en esa celda. Dolía cada parte de su cuerpo, su mente estaba agotada pero no descansaba solo de pensar planes, ideas nuevas y alguna forma de escapar.

Su ropa estaba rota en la parte superior, pensaba que quizás si hubiera frío le hubiera dado quizás una pulmonía. Pensaba en su padre, en las veces que siempre le decía que debía tener cuidado, que cuando le marcara alguien debía ser quien él eligiera, que tenía total poder de decisión sobre sí mismo y que jamás debía dejarse doblegar por alguien, no importaba quien sea.

Quería reír, quería llorar, pero no se lo permitía, él resistiría ahí, una vez revivieran a la hermana de Tsukasa iba a ser completamente libre, la marca iba a ser desecha y habría un alto al fuego de forma permanente ¿no? Quizás al volver iba a estar de nuevo con todos en Ishigami, iba a estar con Gen y crear nuevas cosas, traer a ese mundo de piedra todo su conocimiento.

Pero por un momento también quería que alguien le contuviera un segundo, que le dijera alguna palabra de aliento, por más falsas que sean. Vaya pensamiento ilógico estaba teniendo, pero así sabía que empezaba la desesperación humana, buscando consuelo en palabras.

La noche se le hizo eterna, agónicamente eterna, hasta que vio los primeros rayos de sol, sabía que ese día le dirían que quizás restaure a la hermana de Tsukasa, y de ahí quedarían tan solo nueve u ocho días hasta regresar con quienes consideraba su gente.

–Que emocionante.

Anémona Donde viven las historias. Descúbrelo ahora