-Megan- Capítulo 13: Noche en la azotea.

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Sinceramente, este año y medio había sido divertido.

Para intentar que comprendais mejor mi odio por La Potas os contaré la historia.

Es muy divertida, la verdad.

Yo, cuando iba al colegio sufría bullying.

Mi padre, muy majo él, se había liado con la madre de una compañera, y, sorpresa, se volvió a casar.

A partir de eso mi compañera me cogió bastante rencor.

Como ella era bastante "popular" se le añadieron el resto de sus "amigos".

Todos mis amigos se fueron y se unieron a ella, absolutamente todo el colegio se puso en mi contra y, debido a ser "diferente" ese era el tema principal.

Me pegaron, insultaron, amenazaron... gente de mi edad, más mayor e incluso más pequeña, podéis decir que era la "paria" del colegio.

No le dije nada a mi familia, no volví a saber nada más de mi padre y mi madre se volvió desquiciada ¿amor por mi familia? Menos cien.

Cuando pasé al instituto supuse que las cosas irían mejor, nuevo corte de pelo, nuevo centro, gente nueva.

Excepto una chica ¿adivináis quien? La Potas.

Como no, las cosas siguieron igual en el instituto, quizá peor.

Al verme mal, mi madre me contrató un profesor de defensa, no quería que la molestara con mis "problemas infantiles".

En ningún momento me defendí de los abusos.

Sí, lo sé, me daban clases de defensa pero no me defendía de nadie, estúpido ¿verdad? Bueno, las personas estúpidas hacen cosas estúpidas.

Poco a poco empecé a creerme los insultos, a asustarme con las amenazas, a temer los golpes.

Comencé a cortarme, oh, no creo que podáis comprender lo que sentía cuando me cortaba.

Por un momento, todo lo que sentía sobre el mundo desaparecía siendo sustituido por el dolor físico, el cual era mil veces mejor que el psicológico.

Las cosas comenzaron a salírseme de las manos cuando mi compañera intentó matarme.

Literalmente.

Mi padre había dejado a su madre y se había llevado la mayor parte de sus cosas.

Vino con un jodido cuchillo y me lo lanzó a la cara.

¿Sabíais que una de las fases de la bipolaridad implica un alto desequilibrio emocional?

Bien, yo cogí el cuchillo y se lo clavé en la mano.

Cuando me expulsaron fue cuando decidí acabar con esta mierda.

Y, ya lo sabéis, fallé.

Y acabé en el psiquiátrico, donde poco después apareció la Potas, con su poca resistencia a las pastillas y su depresión de caballo acompañada de su personalidad sociópata.

Una historia realmente divertida, si señor.

Así que este año y medio la acojoné un poquito y... se me fue de las manos.

Volvía a ser mi compañera de cuarto, su cara cuando la punta de la aguja con sedante estaba en su sien era gratificante.

No sé cuántas veces murmuró "Lo siento" ¿quizá 7?

Nadie lo había visto pero aquel día en el baño conseguí clavarle el bolígrafo en la mano, la misma que había atravesado con el cuchillo, la misma que atravesé con la cuchilla.

Cuando estás loco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora