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¿Por qué seguía poniéndose nervioso? eso era lo que se preguntaba TaeHyung. Seguía sin acostumbrarse a la presencia de él y esto lo hacía aún peor.

Ir en aquel silencio que lo carcomía por dentro. Pero eso no era lo peor, sino, tener la dicha de apreciarlo de cerca y con ese atuendo que despertaba deseos que ni él se imaginaba tener. Y es que vamos, JK estaba ardiente en aquel traje que se ajustaba perfectamente a su figura y luego estaban aquellos muslos que se ceñían a su fina tela. Él iba sumergido en pensamientos que TaeHyung estaba lejos de imaginarse.

Verle descaradamente tampoco estaba en los planes de él, pero la tentación estaba a su lado. No tenía ni la menor idea de a donde lo estaba conduciendo, pero de lo que estaba seguro era que le importaba una reverenda mierda, y es que, con JK se sentía seguro, nervioso pero seguro.

Eso sí, también estaba seguro que despertaba los deseos más carnales y sólo deseaba abalanzarse hacia él y arrancar aquellas finas telas que le impedían ver más allá de su imaginación.

—Puedes irte a la residencia, yo te llamaré. —La voz de JK lo trajo de nuevo al mundo real viendo como le decía esas palabras al conductor y percatarse de que el auto se había detenido.

¿Habían llegado? ¿a dónde?

Rápidamente hizo viajar sus ojos en un recorrido por la ventanilla y ver hacia afuera. Un edificio estaba ahí.

¿Un edificio? ¿Qué harían ahí?

Esperaba algo más, no un edificio. Por su mente cruzó un bar, y a lo mucho una discoteca. Pero estaban frente a un edificio.

—Es hora de bajar, Kim. —le dijo mientras iba saliendo del auto. TaeHyung no tardó y salió.

El frío aire pegó en sus rostros. TaeHyung se estremeció un poco al ver que era un edificio de apartamentos.

¿Visitarían a alguien?

La curiosidad lo carcomía, pero al ver que él caminó adentrándose al lugar se dio cuenta que no recibiría ninguna respuesta, no en ese momento. Lo siguió adentrándose al ascensor y viéndolo pulsar hacia el último piso del lugar. Remojó sus labios pasando la punta de su lengua por estos, totalmente nervioso por estar cerca de él y solos.

Una vez las puertas de aquella cabina fueron abiertas y volvió a seguirlo, se detuvieron ante una puerta que suponía era de la persona que visitarían.

Que equivocado estaba.

Sus ojos se agrandaron al ver que el mismo JK digita el código de seguridad y abrió aquella puerta.

¿E-Él era el dueño?

¿E-Estarían solos?

Se quedó estático en su lugar y tragó con nerviosismo al ver como JK entraba y se deshacía de su abrigo colocándolo en un perchero que estaba en la entrada. JungKook al darse cuenta que el castaño no entraba sonrió.

—¿Qué esperas, Kim? Entra.

—P-Pero... —Al ver su rostro entró sin reprochar—, ¿P-Por qué estamos a-aquí? ¿e-este lugar es tuyo?

Todo su ser denotaba el nerviosismo y al quitar sus zapatos en el recibidor caminó unos pasos hasta llegar a la sala, sin quitar su saco. Preguntándose porqué el corazón le latía rápidamente mientras jugaba con sus manos tratando de concentrase en que eran adultos y estaban compartiendo un tiempo.

JK le sonrió. —Siéntate, no muerdo. —A regañadientes lo hizo—. ¿Quieres algo de tomar?

—L-Lo más fuerte que tengas. —JungKook volvió a sonreír. Le parecía demasiado tierno la reacción de él. Como si nunca hubiera estado con un hombre, o en todo caso, con una mujer, y eso era ridículo, tiene veinticinco años.

Blue and Grey |VKook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora