Podía ver un poco de la ciudad desde el enorme ventanal de mi habitación de hospital, era muy bonito y acogedor, ya saben, bueno quizás se pregunten como es que puedo describir así a un cuarto de hospital, pero es que ya se darán cuenta poco a poco y solo puedo adelantarles que ese no será el primer ni último cuarto de hospital en el que vaya a estar.
era noche ya cuando miraba hacia la gran ventana de vidrio transparente, que me mostraba muchas luces de parte de la ciudad, lo cual por supuesto a mi me gustaba y sumaba a mi tranquilidad, pues me habían internado esa misma tarde, y sabía que a partir de ahí podía tener a mi disposición las medicinas al instante y eso era un alivio tremendo para mi.
al ser menor de edad, mamá podía quedarse a dormir ahí conmigo y hacerme compañía las 24 horas del día, y para nuestra buena, y al parecer única y rara vez suerte, solo yo iba a ocupar ese cuarto, que constaba de 2 camas, y eso significaba que mamá iba a poder ocupar la cama de al lado y no tendría que dormir incómoda en algún sillón. Mi internamiento era de urgencia, y al día siguiente me iban a realizar todos los análisis necesarios para poder ingresar a sala de operación pasado mañana. Me dije a mi misma que eso era increíble, que luego de tanto meses de tortura infinita y de tanto dolor, por fin eso iba a acabarse, ya no tendría más noches interrumpidas, ni ataques sorpresa de dolor, o calambres en las madrugadas, y lo mejor de todo es que ya no tendría más miedo.
El doctor me había seguido explicando muchas cosas que no entendía, o quizás no quería entender, le dejé esa parte a mis papás, yo solo me encargaría de pasar lo necesario para combatir este problema, o eso me decía yo ingenuamente...
Pero lo poco que llegué a captar era que entraría a sala, sacarían el tumor que había dentro mío, luego tendría que recuperarme y reposar por mucho tiempo pues a pesar de que no le temía a la intervención, pues no era la primera ya que anteriormente cuando tenía seis años me habían operado de hernias, pero el tema aquí era que me dijeron que esta vez sería diferente pues el corte iba a ser de regular tamaño.
-OH Y SÍ QUE LO FUE...
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AL DÍA SIGUIENTE
-En la tarde me encontraba bromeando con mamá y mi tía cinthya, que sí, había viajado a trujillo para verme y ayudar un poco a mi mamá. Nos habían informado que muy posiblemente iban a tener que retirarme el útero, pues estaba severamente afectado y no podían arriesgarse a que volviera a tener una reincidencia en la misma zona, pues todo habría sido en vano, aunque de todos modos el que me lo quitaran no me aseguraba nada.
A decir verdad si me afectó un poco, porque aunque era muy joven, también soñaba con tener hijos algún día, y ahora solo podía ver como aquello era el primer sueño que me arrebataba esta enfermedad, y quizás el primero de muchos...
La noche cayó y mi tranquilidad con ella.
Era insoportable, dolía mucho, sentía que me partiría en dos, esto era demasiado. No podía pensar en otra cosa mientras caminaba dentro de la habitación de un lado para otro a vista de mi madre que como ya era costumbre solía tener lástima cada que esto sucedía. Ella me decía que tenía que aguantar, que tenía que ser fuerte, que en unas horas más todo se terminaría y podríamos irnos a casa tranquilas...
-Oh mamá, cuánto hubiera querido que tuvieras razón, y talvez si íbamos a regresar a casa, pero nada terminaría aquí.
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🌬Una Vida Para Recordar🌬
JugendliteraturMuchas veces vivimos la vida por vivirla, hacemos y deshacemos, no caemos en cuenta de nuestras acciones o nuestra personalidad, hasta que llega ese punto en el que tocamos fondo, y la caída es tan alta y dolorosa que muchas veces no antoja levantar...