Capítulo Uno: Alianza.

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Oikawa llevaba años enamorado de Kageyama, pero jamás pudo decírselo. Ahora era un adulto así como Kageyama, o bueno, algo así. El menor tenía diecinueve años y ya representaba a Japón y el estaba en argentina.

Se enteró hace unos meses que Kageyama y Hinata habían terminado, todo gracias a su confiable y amoroso Iwa Chan.
Recordaba que el día que se enteró; andaba dando saltitos por todos lados con su mate.

Pero estaba de regreso, había viajado a Japón solo para ver a Kageyama y felicitarlo por haber llegado tan lejos, seguro el pelinegro pensaba que iría de broma o a molestarlo, pero era la única forma que tenía de estar cerca del otro sin tener que ser empalagoso. Tomó sus maletas del aeropuerto, sus amigos fueron a recogerlo, corrió a abrazarlos con fuerza.

— ¡Makki estás muy bonito! ¡Matsukawa que lindo te ves así! ¡Iwa Chan sigues igual! —Gritó emocionado, al fin hablaba su idioma natal. Abrazó a todos un poco más de tiempo y se alejó. — Ahora, ¿dónde vive Kageyama?

— Sabía que diría eso, está estudiando en la universidad de Tokio. Solo toma un Taxi y llegarás. —Oikawa asintió mientras que tomaba sus cosas, Makki lo detuvo.

— Nosotros nos llevamos tu equipaje, Oikawa. Vé a ganar el corazón de ese armador con cara de asesino serial. —Oikawa asintió emocionado, les dió un corto abrazo y fue por un taxi, llegó más rápido de lo esperado a la prestigiosa universidad.

¿Cómo es que Kageyama logró entrar a esa universidad?

No quiso darle vueltas al asunto, sólo caminó a la entrada, los universitarios ya salían. Claro que estaba nervioso, se iba a declarar a Tobio sin siquiera haberlo visto en esos años, ni siquiera un mensaje.

Luego de un largo rato lo vió, iba con un chico pecoso; el del saque flotante en Karasuno, pudo reconocerlo; hablando de quién sabe qué, cuando quiso acercarse alguien chocó con él, gruñó molesto.

— ¿Podrías tener más cuidado? —Habló con desagrado, el rubio frente a él cruzandose brazos.

— Tu deberías tener más cuidado, obstruyes mi pasada. —Oikawa iba a responder hasta que una voz lo detuvo.

— ¿Atsumu San, Oikawa San? —Su Tobio Chan lo había reconocido, abrazó al pelinegro por el cuello, éste correspondiendo su abrazo con algo de confusión. — ¿Cuándo volvió? ¿Qué hace aquí?

— ¿Podrías soltar a mi novio? —Oikawa se alejó solo un poco mirando al rubio con molestia.

— Atsumu San, ya le dije que no somos novios. Creo haberlo rechazado casi cinco veces. —Murmuró Tobio como si nada, el rubio haciendo un puchero.

— Tobio Kun, me gustas. Sal conmigo. —Pidió una vez más con un berrinche, Oikawa comenzó a reír sin poder evitarlo.

— A ver chico teñido, Kageyama dijo que no. Ahora déjanos a solas. —Tomó la cadera del menor con posesividad.

— De hecho, me alegra volver a verlo Oikawa San, pero tengo que ir a casa de Yamaguchi para un proyecto. —Se disculpó Kageyama, besó la mejilla de Oikawa y la de Atsumu mientras se despedía con la mano, corriendo hacia su amigo el pecoso, ambos caminando lejos.

— ¡Arruinaste mi cita con Tobio Kun!

— ¡Tú arruinaste que me pudiera confesar a Tobio Chan!

Luego de que ambos gritaran eso se miraron, sin decir nada y con sus rostros en blancos, ambos sentían lo mismo por Kageyama y fueron rechazados, uno de manera directa y el otro de manera indirecta. Que vergüenza. Oikawa carraspeo y suspiró.

— ¿Quieres ir por un helado? —Preguntó, el rubio asintió mientras ambos caminaban a alguna heladería cercana. — ¿Qué es eso de que te rechazó tantas veces?

— Me gusta Tobio desde que lo vi por primera vez en el campamento de las nacionales, tenía quince años y era muy serio, no parecía sorprendido por nada y pudo acoplarse con todos aunque era un santurron.

— Lo sé, a mi me gusta desde que nos conocimos en la secundaria, era muy molesto. Quería que le enseñara a hacer saques y siempre me negué, no eran mis mejores momentos pero verlo siempre cerca de mí y ver que antes sus ojos era alguien increíble me hacía sentir maravillado. Como en las nubes. —Soltó una risa, Atsumu lo veía con tristeza. — No me mires así.

— La cosa es... que desde que terminó con Hinata no ha salido con nadie y es normal que me rechace, quiero decir... Hinata me besó en una fiesta en común que tuvimos y Kageyama nos vió. —Se dió un golpe en la frente, Oikawa soltó una risa. — Ni siquiera me gustaba Hinata, no me gusta, pero me hizo feliz que ese sería un motivo para que terminaran.

— ¿Cómo reaccionó Kageyama cuando los vió? —Preguntó curioso Oikawa, Atsumu miró el cielo mientras pensaba.

— El sólo se rió, nos vió y se despidió. Nadie lo vió en casi una semana pero cuando volvió parecía haber vuelto a ser más cerrado, sólo sale con Hoshiumi y Ushijima quienes lo cuidan como si fueran sus padres.

— ¿Ushiwaka todavía existe? —Oikawa suspiró frustrado, ese idiota estaba en todos lados.

— Claro que sí, es demasiado famoso. Hm, entremos aquí. —Ambos entraron a la heladería y pidieron sus helados, tomando asiento en una de las mesas cerca de los cristales. — mierda, de verdad amo a Tobio, es demasiado hermoso y su forma de ser me encanta, ni siquiera me tiene odio y sigue siendo amigo de Hinata. Es como si su corazón no pudiera guardar rencor.

— Lo sé, lo amo por lo mismo. El jamás dejó de admirarme y buscar mi ayuda aún cuando yo lo traté mal por mi envidia y orgullo... Quiero ser el mejor armador que conozca jamás. —Habló con una sonrisa, imaginando a Tobio viéndolo con esos ojos brillantes.

— ¿Eh?.. También soy armador. —Susurró Atsumu, subiendo su mirada de sus manos a el rostro del otro chico.

— ¿Eh?

Otro silencio entre ellos, se miraron y poco después comenzaron a reír, dos armadores de alto calibre enamorados de un armador que estaba por ser el número uno de Japón y además estudiaba en la universidad más prestigiosa con excelentes calificaciones.

— Bien, Atsumu Chan, ¿deberíamos competir por su amor o algo así? —Preguntó riendo el castaño, agradeciendo cuando llegaron los helados. Tomó el suyo para comenzar a comerlo.

— Hm, podríamos hacerlo, pero me caes bien. Sería una pena que uno si lo logre y el otro no. Yo digo que... salgamos los tres, salidas casuales, enamoremos a Tobio Kun.

— ¿Una relación poliamorosa? —Preguntó Oikawa, el rubio asintió. — Bueno, no lo sé. Creo que soy muy posesivo, pero no estaría mal. Somos muy parecidos y me caes bien. Ya somos aliados.

— Una alianza para ganar el corazón de Tobio, aún que creo que nosotros también deberíamos darnos nuestros tiempos para conocernos y ya sabes, compartir sentimientos.

Oikawa soltó una risa, había vuelto de Argentina para ganar el corazón de su amado Tobio y terminó formando una alianza con Atsumu el cuál también ama a Tobio y ahora intentarían sentir algo entre ellos dos para mejorar la conexión con el menor de los tres.

Amor de armadores.  |AtsuKageOi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora