Capítulo 8

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Por fin ya estábamos cerca del hotel donde nos hospedaremos con mi pequeño. en cuanto Pum vió el mar empezó a soltar gritos de felicidad.



- Que grande y qué bonito es el mar Papá, podremos ver cangrejos, tortugas y peces - , la emoción que escuchaba en su voz hacía que mi corazón saltara alegre en mi pecho.



- Sí mi bebé, todo lo que tú quieras hacer y ver, pero por ahora tenemos que llegar primero al hotel y bajar las cosas del auto-.



- Sí, papá-.



En cuanto llegamos al hotel y Pum bajó del auto quiso salir corriendo a la parte donde está la playa. Como pude, salí corriendo a detenerlo.



- Espera Pum, primero tenemos que cambiarnos de ropa-. Lo tomé en brazos y caminamos a recepción.


Un botones ya se había encargado de bajar las maletas  y ya nos estaba esperando para subirlas a la habitación.


Me registré rápidamente y subimos al cuarto  donde nos alojaríamos.



- Pum cariño, qué te parece si primero nos  cambiamos y antes de ir directo a la playa vamos por algo de comer, te prometo que terminando iremos directo a la playa-. 


Mi pequeño quiso hacer un puchero y, a pesar de que lo tengo consentido, él sabe cuándo no cederé a sus caprichos, por lo que solo se subió a la cama y me extendió los brazos.



- Sí papá como tú digas-. Procedí a sacar unas bermudas, unas playeras blancas de manga corta y cuello redondo, un par de sandalias descubiertas para poder caminar cómodamente y dos gorras y el protector solar.



Puse en  una bolsa de playa los cubos, palas y lo que hiciese falta para hacer castillos de arena con Pum. Nos cambiamos rápidamente, ya que no quería que mi pequeño se  desesperara por estar tardando. Encontramos una pequeña palapa donde buscamos una mesa disponible.



A pesar de que no son fechas de vacaciones, sí había bastante gente extranjera por lo que el lugar estaba casi lleno. Pedí pescados asados con ensalada y unas empanadas de mariscos. Con aguas frescas para beber.


Una  vez terminamos de comer, le dije a Pum que caminaríamos un rato por la playa para poder bajar la comida aunque no estaba muy emocionado con la idea entendió, por lo que tomando su mano caminamos hacia la playa , en eso estábamos cuando Pum divisó lo que parecía una medusa que no la orilla de la playa.


-Pum las medusas son muy peligrosas-. -Casi le grité.



-  Pero papi, mira ya está muerta-.


Efectivamente  así era, tenía una consistencia parecida a la gelatina y la piel era traslúcida. Transparente por completo, seguimos caminando hasta llegar a una parte rocosa donde lleve rápidamente a Pum.


-  Cariño vamos por ese lado, es muy probable que encontremos cangrejos-.


Pum corrió feliz hacia donde le indiqué. Entre las rocas se formaban pequeños pozos donde los cangrejos preferían estar. Sonriente Pum y yo tomamos muchas fotos de todo lo que alcanzábamos a ver.



-Papi, mira cómo se mueven-,  mi pequeño imitaba el movimiento de los cangrejitos.



- Don cangrejo, papi-. Una de las caricaturas que Pum disfruta ver es Bob Esponja, por eso hizo la referencia y fue tanta su curiosidad que trató de agarrar a uno con sus pequeñas manitas.


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