— ¡ve a apartar los lugares, hobi!
— ¡vayan ustedes, flojas!
hyerin siguió bajando las pancartas del auto, las que ella y hoseok habían hecho para vender en el partido nuevamente. seoul se encontraba abrochando las agujetas de sus tenis mientras tarareaba una pequeña melodía.
— seoul, baja y ayúdame. — puchereó.
seoul obedeció sin rechistar y comenzó a extender todos y cada uno de los artículos que habían llevado; al instante, montones de chicas se formaron y comenzaron a pedir lo que habían acordado.
hoseok llegó minutos después mientras daba pequeños saltitos en su lugar, pues había alcanzado tres lugares en lo más alto de las gradas; pensaba que era la mejor vista de todas.
cuando llegó al lado de seoul, pasó un brazo por sus hombros; — tu hombre está listo.
— no lo llames mi hombre. — rio.
— pero lo es.
— lo sé, pero suena extraño.
— ¡dejen de platicar y ayúdenme!
(...)
— ¡levántala más alto!
— ¡eso hago, pero es muy pesada!
hoseok rodó los ojos y tomó un extremo de la gran pancarta que seoul sostenía. el rostro de todos los jugadores de la universidad se encontraban plasmados en aquella cartulina rosa gigante, la cual tenía corazones y demás dibujos por todos lados.
la pantalla grande pasó la imagen de seoul y hoseok levantando la pancarta; seoul se sintió nerviosa y pequeña, pero sonrió cuando con la mirada buscó a jungkook, el cual ya estaba observándola.
los ojos del chico brillaron y sonrió mientras levantaba la mano para saludar.
— ¡nuevamente los jugadores nos hacen saber lo admirados que son con las pancartas que sus fanáticas hacen!
hoseok rio al ver a su mejor amiga casi escondiéndose detrás de la pancarta.
el juego siguió mientras todos gritaban con euforia desde las gradas, con trompetas alardeantes y ánimos insaciables; el juego iba a la perfección.
para el equipo contrario.
el equipo de la universidad de seoul iba perdiendo bajo dos puntos, y el partido se acababa en diez segundos. era imposible que ganaran, así que el equipo decidió abandonar el partido y aceptar que habían perdido.
las victorias eran muchas, pues tenían un salón lleno de premios por sus cometidos, pero aún así, las derrotas eran difíciles para ellos.
se esforzaban día a día para mejorar, pero desde que yoongi decidió dejar el equipo por unos problemas con su hombro izquierdo, la responsabilidad cayó en el más joven de todo el equipo, jungkook.
el chico se sentía agotado y decepcionado de si mismo por no continuar con el grandioso legado que su hyung le había heredado.
— lo hiciste bien, jeon. — dijo su entrenador.
jungkook negó mientras tomaba asiento en las bancas del vestidor.
— pude haberlo hecho mejor.
el entrenador negó con la cabeza mientras se acercaba a él con un aire paternal.
— no siempre podrás ganar, tienes que aprender a perder también.
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swindle 사취 ; jeon jungkook.
أدب الهواةhoseok solo necesitaba que su mejor amiga sostuviera una pancarta durante un partido de americano mientras iba al baño; la sopa que su abuela le preparó no le cayó tan bien como esperaba.