(a)sexual ᵈʸˡᵐᵃˢ

cinque

Probablemente no debería haber sorprendido a Thomas que O'Brien viviera en una mansión que incluso hacía que Akelion Manor pareciera una casa modesta.

Thomas esperaba que no se viera como estúpido anonadado, pero probablemente lo hizo.

—¿Vive solo en esta... casa? —Dijo mientras caminaban hacia la puerta principal.

—Mi hijo y yo —dijo O'Brien.

—Es una casa grande para un hombre y un niño pequeño —dijo Thomas.

O'Brien se encogió de hombros descuidadamente, aflojándose la corbata mientras abría la puerta.

—Esta casa ha estado en mi familia durante siglos.

Lo cual Thomas había podido deducir sin que se lo dijeran. Todo sobre este hombre gritaba dinero viejo y educación privilegiada.

Se manejaba a sí mismo con el tipo de confianza y poder que le resultaba natural a alguien que descendía de muchas generaciones de riqueza y estatus. Dylan O'Brien podría ser un brillante hombre de negocios y CEO, pero de ninguna manera improvisado.

—¿No le queda ninguna familia? —Dijo Thomas, siguiendo a su jefe más profundamente en la enorme casa.

Su jefe. A Thomas todavía le resultaba difícil ver a este hombre como su jefe. Se olvidaba por completo de dirigirse a él como "señor O'Brien". Irónicamente, el hecho de que O'Brien fuera tan mandón y severo hizo que Thomas se sintiera muy cómodo con él.

Justo como en casa, pensó con cierta diversión, pensando en su hermano mayor.

Excepto que la compañía de O'Brien no se sentía fraternal en absoluto. Thomas no estaba seguro de cómo se sentía, pero 'hermano' fue lo último que asoció con el hombre.

—¡Señor O'Brien!

Thomas levantó la cabeza bruscamente. Una anciana bajaba corriendo las grandes escaleras, con una mirada ansiosa en su rostro amabled

—No le esperábamos en casa tan temprano —dijo, frunciendo el ceño—. ¿Pasa algo malo? —Finalmente miró a Thomas y luego hizo una doble toma, sus ojos azules se abrieron de par en par.

—No, Lira —dijo O'Brien, quitándose la chaqueta y entregándosela a la mujer—. ¿Está despierto Liam?

Lira asintió con la cabeza.

—Está en su habitación —dijo en voz baja, mirando con curiosidad a Thomas.

—Este es mi nuevo asistente, Thomas Sangster —dijo O'Brien, poniendo una mano sobre el hombro de Thomas—. Ella es mi ama de llaves, Lira Danvers —Su mano se movió a la mitad de la espalda de Thomas y empujó ligeramente—. Vámonos.

Thomas se dejó conducir hacia la habitación del tercer piso.

Cuando se detuvieron frente a la puerta, Thomas se volvió hacia O'Brien.

—Solo una pequeña advertencia —dijo con una sonrisa triste. —No soy muy bueno con los niños. El hijo de mi hermana me llama su tío menos favorito por una razón.

O'Brien no parecía desconcertado.

—No se requiere que te hagas su amigo. No estarás aquí el tiempo suficiente para eso de todos modos. Eres solo una especie de terapia de choque.

Thomas resopló.

—Sí, esperemos que funcione, porque mis habilidades con los niños son inexistentes.

O'Brien lo condujo a la habitación.

Era grande, hermosa y muy brillante. Había juguetes por toda la habitación, de todos los tipos que uno pudiera imaginar, tantos que la habitación parecía una juguetería. Juguetería muy cara.