dieci

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Thomas pasó el día aturdido, con el estómago hecho un nudo. ¿Dylan estaría enojado? ¿Molesto con él? Después de todo, una cosa era dejar que un chico le chupara la polla, y otra completamente distinta que comenzara a darle besos no solicitados.

Thomas todavía no estaba seguro de qué lo había poseído para besar a Dylan. Solo podía recordar vagamente que se sentía bien en ese momento. Ahora, lejos de Dylan y sus ojos mieles, se sentía surrealista. No podía creer que lo hubiera hecho.

Así que temía el regreso de Dylan a casa. Su estómago se sentía extraño, sus palmas estaban húmedas y se estremecía ante cada sonido. Era tan estresante como ridículo. Hace poco tiempo, había pensado que podría ser asexual. Ahora estaba completamente destrozado por un hombre. Sería gracioso si no lo estresara tanto.

Obviamente Thomas ya estaba más ansioso de lo normal cuando Dylan regresó a casa, tanto, que era casi anticlimático.

Dylan solo miraba a su hijo cuando entró en la sala de juegos de Liam. Ni siquiera pareció notar a Thomas cuando recogió a Liam y le preguntó sobre su día. Como de costumbre, Liam sacudió la cabeza o asintió ante las preguntas de su padre, con la mirada baja. No hizo sonido alguno.

Si el beso no hubiera sucedido, Thomas definitivamente habría intentado hacer que el niño hablara con su padre, había sido muy hablador con Thomas todo el día, pero tal como estaban las cosas, se sentía demasiado cohibido para intentarlo.

Así que silenciosamente recogió los juguetes de Liam y los colocó nuevamente en la enorme caja en la esquina de la habitación.

Sintió más de lo que oyó acercarse a Dylan.

—¿Cómo estuvo después de que me fui? —Dijo Dylan—. ¿Habló más?

—Sí, lo hizo —dijo Thomas, dejando caer el auto de juguete favorito de Liam al suelo y rápidamente lo recogió. Lo metió en la caja, muy consciente del hombre detrás de él. Joder, ¿le temblaban las manos? —Sus oraciones obviamente no son correctas, pero podía entenderlo, en su mayor parte.

Una mano en su brazo hizo que Thomas se quedara quieto.

—Estás evitando mirarme —dijo Dylan.

Humedeciéndose los labios con la lengua, Thomas se volvió y encontró su mirada fijamente.

—De ningún modo.

Dylan lo miró, la esquina de su boca se crispó.

—Estás nervioso.

Thomas cruzó los brazos sobre el pecho y lo fulminó con la mirada.

—¿Por qué lo estaría?

Dylan sonrió, una sonrisa divertida y arrogante que no tenía derecho a ser tan malditamente atractiva.

—Porque estás un poco enamorado de mí, y ahora estás actuando ridículo por eso.

Thomas quería borrar esa sonrisa de los labios de Dylan con su propia boca.

Alzó las cejas.

—Me alegra que te hayas dado cuenta y no será incómodo si no puedo contenerme y accidentalmente te bese de nuevo.

Dylan se echó a reír, con los ojos brillantes de alegría y... Ugh, Thomas quería mirarlos para siempre.

Joder, Dylan estaba equivocado sobre que estaba un poco enamorado de él. Esto no se siente como un maldito enamoramiento. Esto se siente mucho peor.

—Trata de contenerte —dijo Dylan, con los ojos entrecerrados riendo—. Sabes que soy heterosexual.

—Sí, excepto cuando pones tu polla en mi boca.

(a)sexual ᵈʸˡᵐᵃˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora