Capítulo 9: Necesito la necesidad de que tú me necesites.

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Capítulo 9

—Tetsu, hablé con Midorima, y me dijo que vayamos mañana para hacerte un chequeo —comunicó Aomine una vez regresó a casa.

—¿Para qué?

—Pues para asegurarnos que todo esté bien. ¿Cómo te encuentras?

—¿Un chequeo sólo porque me haya llegado el primer celo? Se supone que es lo más normal del mundo —respondió el de cabellos celestes.

—Bueno, pero nunca viene mal realizar un chequeo, así que mañana vamos a la consulta de Midorima, ¿de acuerdo?

—Mañana tengo un entrenamiento especial con el equipo, me será imposible.

—Me da igual, vamos a ese chequeo y después te vas al entrenamiento.

—¿Desde cuando antepones algo por encima del básket? Tú con mi edad pasarías de ese chequeo e irías a jugar al básket, importándote poco lo que te digan, ¿o me equivoco?

—Desde que tengo algo más importante que el básket. Y no te miento, si tuviera otra vez tu edad, obviamente sólo tendría en mi cabeza el básket, pero ahora es diferente, así que mañana vamos a ese chequeo, te guste o no y es mi última palabra —dijo con completa seriedad—. Ya llamé al instituto para decir que no asistirás a clase, no olvides tomarte el supresor, ¿de acuerdo? Ahora descansa.

.

.

Kagami realizó algunas llamadas a Kuroko el día anterior, pero no pudo hablar con él, sólo un mensaje fue respondido con un Me encuentro bien, mañana nos vemos Kagami-kun.

Y, aunque ese mensaje decía que el día de hoy se incorporaría, las clases habían terminado y el de cabellos celestes no había aún aparecido. Se sentía preocupado, seguía tratando de comunicarse con él, pero no había forma.

Terminó de guardar sus cosas, regresaría a casa rápido, pasaría por casa de Kuroko para saber de él y recogerle e ir al entrenamiento.

—Hey, Taiga —saludó un pelirrojo que se encontraba apoyado sobre un auto de color negro.

—¿Sei? ¿Qué es lo que haces por aquí? —miró a ambos lados antes de cruzar la calle e ir hasta el mayor—. Te hacía en Kioto, ¿todo bien?

—¿No te dijeron nada? Vinimos a Tokio, para quedarnos. Nuestros padres serán socios de una empresa de aquí.

—Por qué no me extraña que no me dijeran nada —suspiró—. ¿Y entonces, qué haces aquí?

—Vine a verte, ¿es que hay algo de malo? ¿Quieres ir a comer? Yo invito y me cuentas.

—Debo regresar pronto para un entrenamiento.

—Hay un restaurante en esta misma calle, más cerca imposible —insistió.

—Está bien, vamos —aceptó. Ambos caminaron calle abajo hasta dicho restaurante, pidieron mesa y se sentaron a esperar lo ordenado.

—Y bien, ¿qué me cuentas de ti? ¿Qué tal en Seirin y en el equipo?

—Todo bien. Me gusta el equipo. Y entonces vendrán a vivir aquí a Tokio... ¿y vivirás con los viejos?

—Pues sí, ¿qué tiene de malo? —Kagami se rio—. ¿Por qué te ríes?

—¿Hasta qué edad tienes pensado vivir con ellos? Que tienes 32 años, Sei...

—¿Esa es la forma de decirme que te has cansado de vivir solo y que quieres compañía? —se burló.

Rompiendo Las Reglas (KnB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora