Capítulo 1: Club de Básket

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Capítulo I

El despertador empezó a sonar con mucha insistencia, y lo apagó de mal modo. ¿Por qué tenía que sonar tan temprano si estaba en su semana de vacaciones? Ah, ya lo recordaba, su hijo empezaba hoy la preparatoria, y debía levantarse para prepararle el desayuno.

Echó las sábanas a patadas hasta los pies de la cama, y se levantó, poniéndose ropa cómoda para estar por la casa. Después de pelear un buen rato con la comida, la sirvió en la mesa, pareciéndole lo más comestible posible, y fue a llamar a su hijo, que todavía no había salido de su habitación.

—Hey Tetsu, como no salgas en menos de cinco minutos voy a despertarte yo, y ya sabes lo que eso significa —se oyeron unos pocos ruidos detrás de aquella puerta que, en menos de esos cinco minutos, se abrió, dejando ver a un peliceleste completamente despeinado.

—Te he dicho muchas veces que odio que me despiertes haciéndome una de tus llaves de policía —protestó el de más baja estatura, yendo hasta la cocina.

—Si te despertaras cuando debieras, no tendría que hacerlo. Venga, ve a desayunar o llegarás tarde al primer día de preparatoria.

—¿Qué se supone que es este desayuno? —preguntó, con su típico rostro sin expresión.

—Bueno, es que se me quemó un poco —sonrió, llevándose su brazo detrás de su nuca—, pero está comestible, lo prometo.

—¿Por qué te empeñas en querer cocinar si tus dotes culinarios se parecen a los de la tía Satsuki-san?

—Porque si no, ¿quién cocina? ¿Tú? ¿No me digas que sabes cocinar y yo todo este tiempo sin saberlo? —bromeó.

—Sabes que nadie hace mejor que yo un huevo cocido —respondió, con voz pausada—. Además, papá nos da suficiente dinero para que podamos contratar a alguien que nos haga la comida.

—Me niego —farfulló, molesto—, sabes que no quiero ni un solo yen de él, demasiado que tuve que aceptar en vivir en este apartamento, por mí hubiera alquilado uno más barato.

—Pero él sólo quiere lo mejor para ambos después del divorcio.

—Y por eso acepto la manutención por ti, ¿no? Porque creo que a él se le olvida algo muy importante, y es que yo también trabajo y sé ganarme mi propio dinero.

—Perdona, tampoco te quería hacer enfadar. Voy a prepararme, sino llegaré tarde —dijo levantándose y cogiendo sus platos utilizados para llevarlos al fregadero.

Poco tiempo después, ya se encontraba vestido y preparado con el uniforme de la Preparatoria Seirin.

—¿Te vas a apuntar el club de básket?

—Por supuesto, es lo primero que voy a hacer en cuánto pise la preparatoria —Aomine sonrió.

—Ese es mi chico —le revolvió el cabello— pero no te olvides de estudiar, ¿de acuerdo? ¿Llevas los supresores de emergencia?

—Sí, los llevo dónde siempre.

—Bien, y llevas puesto el collar, ¿verdad?

—Que sí, mira —respondió algo molesto, abriéndose la chaqueta del uniforme, mostrándole dicho collar, de color azul oscuro, cubriendo su cuello que, en caso de ser atacado por un alfa, evitaría ser mordido—. ¿Puedo irme ya? Tengo que coger el tren, y voy a llegar tarde.

—Está bien, está bien, lo siento, sabes que me quedo más tranquilo revisando que lleves todo. Que te vaya bien el primer día.

—Gracias, cuando vuelva esta tarde te contaré todo lo que suceda el día de hoy —se despidió, saliendo del apartamento.

Rompiendo Las Reglas (KnB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora