Capítulo 4: Cena

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Los días fueron pasando, y la relación de Kagami y Kuroko no pareciera que fuera realidad, el peli celeste siempre era el que lo buscaba, el que le proponía de quedar, el que lo llamaba, incluso el que le tenía que pedirle alguna muestra de afecto o de cariño, porque el pelirrojo, nunca lo hacía de forma que saliera de él mismo.

Lo estaba intentando, confesaba que quizá no con todas sus fuerzas, pero lo estaba intentando, aunque no veía los resultados. Era cierto que sólo llevaba con él un mes, pero en ese tiempo, aunque hubiera sido poco, no le había nacido ese sentimiento amoroso que debería tenerle a su sombra.

Le tenía cariño, lo confesaba, le tenía aprecio, pero él sentía que era por la amistad que tenía con él, al igual de ser compañeros de equipo.

El peor momento para empezar a sentir algo por el menor, era precisamente tener que ir a su casa a cenar. ¿Por qué la vida lo estaba poniendo a prueba de esa manera? Él quería que tanto su cerebro como su corazón, no siguieran pensando en su destinado, por eso quería evitar de cualquier manera a Aomine, pero justo a Kuroko se le ocurría cenar con su padre para formalizar su relación.

Kuroko pensaba en cómo decirle a su padre sobre su nueva pareja, ocurriéndole así una pequeña encerrona para que cenaran todos juntos y presentarle a su novio, aunque ya lo conociera por ser su compañero de equipo y clase.

—¿Te importa si esta noche hacemos una cena aquí y te presento a alguien?

—¿Quién es ese alguien? —cuestionó, aunque ya entendía que se refería a una pareja—. ¿Lo conozco?

—Bueno... sí, es un compañero tanto de clase como de equipo.

—¿Y de quién se trata la persona que tengo que decirle unas cuantas amenazas?

—No empieces, por favor, es un buen chico, de verdad. No quería presentártelo hasta al menos llevar con él un mes —confesó de forma monótona.

—¿Y me puedes decir quién es o voy a tener que esperar a la cena para saberlo? Porque todo eso me parece muy bien, pero no me dices de quién se trata —insistió, con algo de fastidio.

—Es Kagami-kun —casi se atraganta con el café que estaba bebiendo.

—¿Kagami? ¿Te refieres a ese pelirrojo alto? —trató de disimular que no recordaba al susodicho.

—El mismo. ¿Hay algún problema con eso?

—Bueno... no precisamente —carraspeó su garganta—, sólo que no sabía que ambos os gustabais.

Se sentía enojado. ¿Qué se creía el mocoso ese? Le juraba no hace mucho que estaba enamorado de él, que lo quería y estar junto a él, y ahora salía con su propio hijo. ¿Eso era una venganza por haberlo rechazado? Lo que no iba a permitir, es que jugaran con los sentimientos de Tetsuya.

—Fue durante el campamento de entrenamiento —empezó a narrar—, a mí desde el primer momento en que lo vi, me gustó, y quería confesarme, pero no veía indicios que él sintiera lo mismo por mí. Pero... justo la noche que me confesé, Kagami-kun fue rechazo por un omega.

—Eso es muy rastrero de su parte, sale contigo sólo porque alguien lo rechazó —respondió, molesto—. No es una buena persona y no está siendo sincero contigo.

—Te equivocas, él no quería, fui yo quién le insistió. Le dije que podríamos salir para así que así olvide su rechazo, y así me daba una oportunidad de enamorarse de mí —explicó, con ilusión en sus ojos.

—Sigo pensando que es demasiado rastrero —sentenció Aomine—. Si vuestra relación ya empieza así, poco puede durar.

—¿Por qué me dices eso? Pareciera que te molesta que esté saliendo con Kagami-kun.

Rompiendo Las Reglas (KnB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora