Capítulo 10: Mentiras que duelen.

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No podía evitar mantener su fija mirada en el pelirrojo, que dormía con tranquilidad con su rostro completamente relajado.

Había sido un momento inexplicable, sin lugar a dudas, estar con su destinado lo había llevado a experimentar algo tan indescriptible... Podía sentir que no había sido un simple encuentro y, aunque a simple vista hubiera parecido un encuentro sexual en el que se habían dejado llevar por la lujuria y la pasión, pero era todo lo contrario; el momento en que dos destinados se unen más allá de la lujuria, esa conexión invisible e indescriptible que sólo los destinados pueden tener.

Y, en ningún momento, se le pasó por la cabeza que había sido un error.

Acarició los cabellos rojizos que cubrían los ojos cerrados, para después susurrarle muy cerca del oído en un leve contacto con sus labios.

—Con tu permiso voy a usar tu ducha —salió de la cama y fue dirección al baño pero, cuando iba por el pasillo, unos brazos lo apresaron contra el cuerpo ajeno.

—¿Y no me despiertas para acompañarte en la ducha? —lo apresó contra él, mientras hundía su rostro en el cuello moreno.

—No, que me tengo que quitar tu aroma de encima para no levantar sospechas —trató de separarse.

—Bueno, pero podemos ducharnos juntos, y después te quitas mi aroma de encima —propuso el alfa con voz melosa—. Cuando he sentido que te salías de la cama pensé que huirías para evitar que te retuviera cuando me dijeras que esto había sido un error.

—No iba a huir, sólo quiero bañarme para no tener tu aroma —desviando su vista con algo de vergüenza, prosiguió—. Además... no te iba a decir que ha sido un error.

—¿Cómo? —se sorprendió Kagami, sin entender el cambio de parecer del moreno—. ¿Estás diciéndome que lo que hicimos está bien? —Aomine asintió—. ¿Por qué has cambiado de parecer?

—Porque yo estaba equivocado, no se puede luchar contra el destino —rodeó el cuello canela con sus brazos—. Ya no quiero renunciar al destino.

—¿Eso quiere decir que no me vas a rechazar y me aceptas como tu alfa?

—Así es —las manos de Taiga, que se había posado sobre la cadera morena, fueron bajando hasta el trasero ajeno para impulsarlo y hacer que rodeara las piernas alrededor de la cintura del pelirrojo.

No necesitó más para llevar hasta la ducha al de cabellos azulados para otra sesión de sexo, entre carcajadas por parte de Aomine, que repetía que lo dejara ducharse tranquilo, que así no se iba a poder quitar su aroma.

.

—¿Ya te vas? —cuestionó Kagami al moreno que, una vez duchado, renovado después del encuentro bajo el agua.

—Han pasado tres horas desde que me fui, Tetsu está solo en casa y Katsunori estará al llegar, no quiero levantar sospechas.

—¿Y después de aceptarme como tu alfa, vas a seguir como si nada con tu marido? —dijo molesto y celoso.

—De momento no puedo hacer nada más, pero te prometo que las cosas cambiarán —trató de consolarlo, dándole un beso.

—No me hace ninguna gracia tener que compartirte con tu marido.

—A mí tampoco me gusta ni compartirte con Tetsu, ni que juegues con él de estar forma. Lo estamos engañando.

—Prometo dejarle, de verdad. Le tengo mucho aprecio y no quiero lastimarlo —lo tomó del brazo cuando el de cabellos azulados estaba por irse y así acercarlo para besarlo posesivamente.

Rompiendo Las Reglas (KnB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora