capítulo 21: comida arruinada

344 54 10
                                    

— ¡Apúrate! —se gritó así mismo el boliviano mientras que empacaba en su maleta algo de ropa.

Se suponía que debía haber empacado todo en la noche, pero el muy listo lo había olvidado y aparte de eso durmió bien feliz de la vida.

Era un total olvidadizo de todo a veces.

—Bien, tengo todo, tengo todo, tengo... Uh... —respiró hondo tragando saliva en seco, el chico podía sentir su pecho algo pesado.

Bueno, el pobre tenía razones para sentirse nervioso. La expresión que tenía en ese momento era una especie de mezcla entre arrepentimiento y felicidad. A pesar de que quería reunirse con Perú, sentía una especie de miedo a un rechazo hipotético.

Y el lado de la felicidad ¿Que más iba a ser? Ver a Perú ya era algo de logro, un logro más grande era que por fin llegaron a ser una especie de amigos.

Un milagro era que fue a la propia casa del peruano a pasar el tiempo (aunque no salió muy bien).

¡Y ahora un ultramilagro era que lo invitó por SEGUNDA vez a su país!

¿Acaso esta semana era la de los milagros?

Fue así como Bolivia por un momento estuvo por comprar un boleto, pero no de avión, si no de lotería haber si le salían 100.000.000 dólares.

Dejando a un lado esto y poniéndonos más adelante en el tiempo, para esos momentos el boliviano estaba adentro del avión, con dos maletas.

Se encontraba sentado en un asiento que al menos no estaba cerca de la ventanilla, un pequeño punto de suerte. Pero eso no le quitaría las ganas tremendas de vomitar en cuanto el avión se encontrara en vuelo.

El viaje iba a valer la pena al menos.

—— • ——

— Inhala... Exhala... Inhala... Exhala... —se repetía eso una y otra vez mientras que estaba sentado en su sofá con las manos ocultando su rostro.

Aveces el pobre peruano se sentía una absoluta desgracia, que nisiquiera era digno de que lo golpearan con fuerza por hacer lo que hizo.

¿Que hizo?

Pues quemó un pollo entero. Más que un pollo lo que estaba en la cocina en bandeja de plata parecía ceniza negra con unos huesitos.

— Puedo hacer otra cosa, ¡Sip! ¡Puedo hacerlo! —trató de sonreír Pero luego se  desganó rápido volviendo a ocultar el rostro entre sus manos— a quién engaño...

Estuvo un buen rato quieto hasta que decidió finalmente volver a la cocina con cierta lentitud y una pequeña mueca en el rostro.

Podía ver perfectamente al montículo de ceniza negra con huesitos sobresaliendo.

— Uh... Bien, solo volveré a mi plan original.

Fue directo a la nevera de la cocina y la abrió para verificar si había la proteína necesaria para el plato  que tenía planeado ahora.

— ¡Gracias Señor! —agradeció elevando la cabeza hacia arriba.

Había que admitir que ese peruano si tenía suerte aveces.

—— • ——

El boliviano estaba en camino a la casa del peruano con un taxi que consiguió en el aeropuerto.

— Ughhh... —estando en el auto aprovechó a tomar sus supresores junto con algo de agua que había comprado en bolsita.

Está vez estaría 100% seguro de que no haría nada estúpido como la otra vez.

Cuando llegó a la "casa" del peruano, salió del taxi pagando lo que correspondía, luego tomó sus maletas y fue caminando a esa gran mansión para tocar la puerta.

Mientras adentro de la casa estaba el pobre peruano terminando de cocinar y preparando unos platos hasta que escuchó a alguien tocar la puerta.

— U-uh... —respiró hondo para ir a lavarse las manos en la misma cocina, seguido de eso fue caminando con algo de prisa hacia la puerta para abrirla y observar a Bolivia.

— Hey~ —le guiñó un ojo el boliviano con una leve sonrisa en el rostro.

¡Definitivamente le sirvió de algo el estar practicando frente al espejo!

— H-hola Boli. —sonrió el peruano un poco extrañado por ese saludo de parte del menor— E-enserio viniste temprano. —susurró tartamudeando.

— Sip, ¿Querías que viniera más tarde? —ladeó la cabeza el boliviano notando como el peruano se hizo a un lado para dejarlo pasar a la casa, cosa que hizo el menor.

— No, no, Viniste justo a tiempo en realidad. —cuando Bolivia entró a su casa, el mayor cerró la puerta lentamente y soltó un pequeño suspiro nervioso.

— Ufff... ¿Por qué huele a quemado? —el boliviano se quedó mirando lo con la cabeza ladeada a un lado de la curiosidad.

— E-eh... —el peruano tragó saliva en seco y sonrió apenado— bueno... E-es que tuve un accidente en la cocina pe... Solo eso...

Cuando el menor escuchó aquellas palabras se quedó callado dejando que el silencio invadiera el lugar por un muy largo minuto, hasta que finalmente decidió hablar.

— ¿Tú? ¿El que tiene una de las mejores gastronomías y aparte de eso, un buen cheff? ¿Quemando algo? —el boliviano sonrió de lado mientras que empezaba a dirigirse a la cocina con algo de prisa.— ¡Necesito ver eso!

— ¿Qué? ¡No, no, no! —Perú chilló al notar que el de pequeña estatura se dirigía a la cocina, empezando a seguirlo muy rapidamente.

— ¡No me detendrás! —sonrió mientras que el boliviano estaba por entrar a esa cocina hasta que sintió como unos brazos le habían rodeado la cintura desde atrás, elevándolo para que no pueda tocar el suelo— ¡Hey, suéltame!

— ¡Nope! —el bicolor lo sostuvo bien de la cintura mientras que lo alejaba de la cocina sintiendo como el menor estaba removiendose entre sus brazos.—

— ¡No es justo! ¡Quiero ver qué quemaste! —chilló el boliviano mientras que elevaba los brazos hacia arriba en muestra de queja.

Había que admitir que esa escena era algo tierna.

Continuará...

Brrroooo

Cada vez siento que estoy haciendo estos capítulos más cortos, lo siento .,_,.

Weno, Al menos logré publicar esto.

Woow, estoy viendo más estrellitas bruhhh, que loco :0

Bueno, espero que les haya gustado, cuidense  ps.

Hasta el próximo mes(?

Amor Tiene Dos Significados || Perú X Bolivia / omegaverse || (Cancelado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora