XXVIII

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[11am]
      Desde distancias kilométricas se podía ver que este martes no sería uno más en el calendario. El ambiente estaba especialmente pesado, a pesar de estar en otoño. El calor era infernal, sin embargo, Doflamingo no lo sentía. Es que estaba en la oficina del casino Rainbase, con el aire acondicionado echando aire helado y, lo mejor de todo, acompañado por Crocodile.

      Suspiró con calma y contempló el panorama; estaba sumergido en una nube de humo, producto del puro del azabache, quien estaba sentado en el escritorio, sólo cubierto por el abrigo de plumas de Doflamingo. El rubio estaba de pie, con sus brazos rodéandole la cintura y su boca dejando cálidos besos en cuello y pecho de su amante.

-¿A qué se debe esta visita sorpresa? - preguntó con voz ronca Crocodile.

-Quería verte. Eso es todo... - respondió son darle mayor trascendencia el contrario.

-Luego me queda tu perfume encima... - se quejó sarcásticamente el magnate.

-¿Y no te gusta?

-El mío me gusta más. - sentenció el azabache, y soltó una pequeña risa al ver la cara de desaprobación de su novio.

      Pronto, Doflamingo se trasladó a la silla, y Crocodile se colocó encima. El hombre de piel bronceada pasó a rodear con sus brazos la espalda del moreno en un abrazo, para luego unir sus labios con los contrarios; se separaron para que Crocodile pudiera darle otra calada a su puro, antes de seguir en lo que estaban.

      "Señor Crocodile, tiene un invitado que insiste en verlo" se escuchó un grito de la asistente del hombre de la cicatriz. "Espero que estés disponible, Crocodile" se volvió a oír y el moreno reconoció la voz al instante.

-Claro, dame cinco minutos. - respondió de forma hostil. ¿Cómo alguien osaba interrumpir el tiempo de calidad con Doflamingo?

-Tú, - le susurró el pelinegro al rubio - escóndete en ese armario, sólo serán cinco minutos.

[10am]

       En la casa de Kid, el ambiente era totalmente distinto. Se encontraba junto a Law, recogiendo la cena. Habían pasado ya varios días desde el accidente del moreno, que había resultado ser casi que inofensivo. Los médicos se lo atribuyeron a una descompensación, producto de un pico de estrés.

      En este momento, se encontraban manteniendo una conversación trivial, que se vio interrumpida por unos golpes a la puerta. El pelirrojo no tardó en abrirla, revelando a los visitantes, quienes eran ni más ni menos que Corazón, Mihawk y Shanks.

      El detective no tardó en indicarle su cometido; informarle acerca de un plan que estaban tramando, así como de las últimas novedades respecto al caso. No habían tenido tiempo de verse antes, a parte, tampoco sabían nada respecto al desmayo de Law días atrás.

-Trafalgar, ¿Seguro que no te hará mal seguir escuchando sobre el tema? - preguntó Kid luego de entender las intenciones de Mihawk.

-Sí, está bien. No te preocupes, Eustass-ya. - replicó casi agobiado el azabache. - Creo que tú también deberías oír - continuó.

-En verdad, tengo una cosa que hacer, así que no se va a poder. Vuelvo en un rato - mencionó el ojiambar antes de salir por la puerta principal.

      El sonido de la moto no tardó en oírse, indicando su partida. Es que, estos días no habían sido precisamente tranquilos, todos tenían cosas pendientes, y Eustass Kid no era la excepción. Aceleró el vehículo tanto como le era permitido por el tráfico, y soltó un pequeño suspiro al sentir como se formaba un nudo en su estómago.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora