Cicatrices

XVIII

Estaba amaneciendo ya. Finalmente era Lunes, el fin de semana había sido bastante intenso para casi todo el mundo.

Law había sufrido ese desmayo repentino, Kid había estado pendiente del moreno y preocupado porque no daba respuestas.

Mihawk había estado dándole mil vueltas a las repentinas muertes de Kaya y Lami respectivame. A su vez, tenía que lidiar con la convivencia del pelirrojo, que no se había despegado de encima, porque con aquella lluvia torrencial, no había mucho que hacer.

Sin embargo, el ojimiel no podía quejarse realmente, era innegable la inteligencia y capacidad deductiva del pelirrojo, quien lo había ayudado mucho. Habían desarrollado una primer teoría que presentarían hoy en comisaría.

Corazón había estado igualmente ocupado, aportando información útil al detective y al forence. Sin duda, llevaba la parte más difícil al recordar una y otra vez el final de su hija, a veces sentía que su estómago no podía seguir escuchando a Shanks.

También estaba Sanji, que había estado dándole vueltas a cierto asunto que le molestaba mucho. Esta lluvia tampoco lo había dejado salir a despejarse, así que agradecía que se hubiera detenido al fin.

Luego estaba Zoro, que no se sabe hasta qué punto se le podría considerar un ser vivo. Había estado hundido en la miseria por completo. Por momentos pensaba que ni el alcohol podía remediarlo, ni siquiera se enteró de la lluvia, ni de lo que pasó con Law, estaba en otro plano ajeno a la realidad.

Pero sin duda, el fin de semana más movido, lo habían tenido Crocodile y Doflamingo. Finalmente, eran novios. Oficialmente, estaban en una pareja, y hoy se tomarían el día para ellos. Después de todo, no sabían mucho uno del otro.

Ahora mismo, estaban en el auto, habían decidido dar vueltas por la ciudad mientras conversaban en esa burbuja alejada de la realidad que era el interior del lujoso automóvil del azabache.

-Tengo una pregunta, espero no te ofenda - rió Doflamingo. ¿A qué se dedican exactamente en Baroque Works?

-¿Me lo pregunta el oficial o mi novio? - inquirió Crocodile.

-¿Me ves de uniforme? - respondió sarcásticamente Doflamingo.

-Bueno, en sí, somos una empresa comercial, que a su vez es de servicios en parte, y a su vez produce, es raro. Nos especializamos en el software, tanto en su desarrollo y producción, como en su comercialización. Aunque también brindamos asesoría y tenemos técnicos que pueden ser contratados ya sea para diseñar un software desde 0, arreglar algún error, etc. Eso en líneas generales, es un campo muy amplio y da mucho dinero, así que también financiamos proyectos prometedores, con un beneficio futuro, claramente.

-Teniendo algo tan grande no sé para qué mueves droga. - suspiró Doflamingo.

-Me gusta estar metido en toda la ciudad. En todo el país a de ir verdad. A demás, te da otro tipo de contactos, por así decirlo. Quiero decir, sí, soy rico, sí tengo influencia a nivel país, estoy orgulloso de mi imperio, pero el bajo mundo es más lo mío.

-Solía pensar igual. Tuve mis épocas, ¿Sabes? Pero siempre pensé en grande. Eran armas, principalmente, soldados. En mi juventud me sentía el rey del mundo. - rió - Yo, provocaba confrontaciones y veía como se comían vivos, no sé... Cosas de la época.

-Irónico que seas oficial de la ley. - comentó divertido el azabache - Cuéntame más, me has sorprendido ahí.

-Bueno, omitiendo todo lo relacionado a mis padres, digamos que a temprana edad me coloqué en el lugar correcto, con la gente correcta. Vamos a obviar esa historia motivadora de superación y sentido de pertenencia, para saltar directo a la parte donde lo dejé.