MACKENZIE
Le había vendido mi alma al diablo y estaba notando mi error en ese preciso momento. No, no hablaba del ángel caído que había sido el favorito de Dios ni el que tenía cuernos y patas de cabra sino de un diablo más terrenal y que también portaba el título de mi padre.
Charles Dankworth era conocido por ser un despiadado hombre de negocios y también por no poder mantener su pene fuera de vaginas problemáticas. Y el único parecido que tenía con él era el color de nuestros ojos. Bien, quizás también compartíamos el gen de meternos en problemas.
No había sido inteligente de mi parte intentar escapar durante la noche de la casa de mi madre, lo sabía y me estaba regañando a mí misma en ese momento; sin embargo, no merecía el castigo que mis padres me habían impuesto. ¡Tenía veintitrés años, por las galletas de avena! Podía decidir por mí misma.
ꟷ¿Dejarás de aplicarme la ley del hielo, Mac?
No contesté porque eso supondría dar mi brazo a torcer y yo era terca como una mula.
ꟷEstás actuando como una inmadura.
No. Contestes.
ꟷY no harás más que alargar tu castigo.
¡Que no, Mackenzie!
ꟷSoy tu padre y creo que sé lo que es mejor para ti.
ꟷ¡¿Mi padre?! ꟷchilléꟷ. Eres el donante de esperma, nada más.
Al demonio la ley del hielo.
ꟷNo me hables así, Mackenzie.
ꟷNo pretendas que te importo.
ꟷNo tengo que pretender, me importas.
Suspiré y volví a cruzar mis brazos sobre mi pecho. Ya no servía mantenerme en silencio; no obstante, eso no significaba que iba a ser una señorita con él, no lo merecía, no después de haberme obligado a empacar y mudarme a Inglaterra que era sin dudas el lugar que más odiaba en el mundo justo después de París.
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Resultado perfecto (RVB4)
Teen FictionRose Valley boys IV No es necesario leer el resto de la saga para avanzar con esta lectura, pero se recomienda para una mejor comprensión de la historia. Magnífica portada creada por @imfleurie ❤️