Capítulo veintitrés

1.7K 233 118
                                    

Mini maratón 2/3

Mini maratón 2/3

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

MACKENZIE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

MACKENZIE

Recordatorio para mí misma: nunca instalar Tinder de nuevo.

Luego de esa noche recordé a la perfección por qué había desinstalado la aplicación. A mí me gustaban las relaciones casuales, pero las personas ahí parecían bestias que solo pensaban en sexo y drogas, había excepciones, aunque no llegaban a mí. Vaya decepción me llevé cuando el muchacho con el que había quedado resultó ser un poco tonto.

Todo iba bien durante la fiesta en el bar, él era divertido y bailaba increíble lo que provocó pensamientos impuros en mi cabecita. Luego me invitó algunos tragos que acepté sin dudar y no le molestó cuando me tomé un tiempo para saludar a Theo antes de irme con él a su departamento. Y allí fue donde todo se volvió raro y aburrido.

Liam quiso fumar y yo no se lo impedí porque era su casa. La mezcla de alcohol y marihuana fue lo único que necesitó para adormecerse y quedarse como estatua en el sillón mientras roncaba. No iba a volver sola en medio de la noche al departamento por lo que aproveché su cama vacía y dormí en ella hasta el amanecer. Cuando desperté seguía sin reaccionar y le dejé una nota haciéndole saber que me había marchado y que no era necesario que se comunicara conmigo por la mañana. No solo había dormido preocupada por él, sino que me había quedado sin sexo.

Tomé un taxi para volver al piso que compartía con mi hermano y Theo y me obligué a sonreír al entrar. Estaba muriendo de hambre y necesitaba ducharme antes de ir al trabajo, mi malhumor iba en aumento con cada segundo que pasaba; sin embargo, sabía que por la hora los dos muchachos estarían despiertos y no deseaba molestar a nadie con mis berrinches.

Cerré la puerta a mi espalda y me quité el abrigo para guardarlo en el armario junto a la puerta. No fue hasta que giré con dirección a la cocina que me llevé la sorpresa de mi vida.

Theo estaba frente al anafe eléctrico preparando huevos y tostadas, vestido únicamente con sus pantalones de pijama a cuadros y con el cabello tan alborotado que creaba montículos sobre su cabeza. Sí, eso era un espectáculo, pero no fue lo que me asombró. Frente a él, sentado en uno de los bancos de la isla y bebiendo algo que olía como té, había una castaña curvilínea vestida con ropa de fiesta y altos tacones.

Resultado perfecto (RVB4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora