LA MARCA DEL ALFA PARTE 10

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La pregunta de Stiles encendió la sangre caliente del alfa, tomándolo por el codo lo empujó a la habitación más cercana a ellos, la manada desvió la mirada avergonzados por el olor a excitación de su líder.

Derek los metió en el cuarto de baño, Stiles estaba seguro que la habitación no era cien porcientos insonorizada, con movimientos rápidos Hale se deshizo de los pantalones del castaño, bajó el zipper de sus propios jeans y sacó su poderosa y llorosa polla, hundiéndose hasta la empuñadura, con arremetidas fuertes y rápidas que aliviaron a ambos de su estrés acumulado de los días anteriores.

¿Cómo pues tendrían a esos hijos si no practicaban el sexo?

Stiles se sentía mal, aquel rapidito en el baño lo dejo zumbando, era raro caminar con Derek e Isaac a su lado, mientras la semilla de Derek resbalaba por sus muslos, miró de reojo al alfa y al beta, y ambos tenían sonrisas bobaliconas, uno por el placer y otro por la burla.

— Estos días no pude enseñarte bien la casa, quiero que te sientas cómodo aquí, si no te gusta algo, puedes cambiarlo, te deje una tarjeta de crédito en nuestra habitación, úsala como te plazca, tenemos piscinas y saunas por si te apetece nadar y relajarte.

— Genial— Stiles apretó los dientes manteniendo su mal humor y boca sarcástica a raya. Algo, un fuego eterno se encendió en el humano deseando estrellar la cara del alfa sobre cualquier superficie plana, Isaac carraspeo y Stiles le miró de reojo, la sonrisa del rubio lo atonto, había felicidad en sus ojos fríos.

La habitación principal era enorme, el ropero y cómodas tenían grabadas sus iniciales. La opulencia casi...casi lo sedujo.

— ¿Cuándo hiciste todo esto?

— ¿Te gusta?

— Esto es demasiado.

Como niño en navidad abrió gavetas, fue al baño, tenía un mini bar de cocteles en pastillas para tratar con su TDAH.

Derek disfruto de todas las reacciones del humano, era tan adorable. El pánico llego a su compañero.

— Espera un minuto, no vas a cazarme ¿verdad?

— Por supuesto.

— Pero dijiste que podría estar llevando a tus bebés, ¡No puedes matarme!

— Lo has dicho tú, podrías, no quiere decir que los estés llevando.

Isaac tuvo el valor de reírse a carcajada suelta.

"Beta inútil" pensó el alfa.

— ¿Crees que te voy a matar?

— ¡Dijiste que me cazarías para tu cena! — Stiles estaba listo para salir por pierna de ahí y Derek supo que lo haría si su vida dependiera de eso.

— Relájate. No te voy a matar, pero te cazaré. Después de hacer una matanza.

— Uh-huh, y para estar seguro ¿Qué vas a matar?

— Un ciervo, tonto — Derek apretó sus dientes que picaban por salir, Stiles era tan exasperante, de ahí su deseo de no tener compañero, eran estúpidos y tenías que explicarle las cosas a cada rato.

Isaac salió de la habitación, la tensión sexual era espesa, no quería ser testigo de las bajas pasiones de su líder.

— Bueno, está bien ¿para qué me necesitas entonces?

— Porque es... ¿importa? Solo vas a venir conmigo. Vas a correr después de que yo coma algunos de los ciervos, te perseguiré y eventualmente te atrapare. Así es con los novatos.

— ¿Se cazan unos a otros?

— Es una tradición.

Los alfas solían llevar a sus nuevos compañeros a cazar. Era una forma de solidificar el vínculo.

Probablemente no era algo que Derek debería estar haciendo, considerando que no quería acercarse demasiado al hombre frente a él. Definitivamente no quería correr el riesgo de que pudiera llegar a ser amigo de este hombre cuando podía morir en el parto, pero no podía evitarlo.

Esto era algo que quería, y Derek Hale rara vez, si acaso, se negaba a sí mismo lo que quería.

— Ven— dijo extendiendo su mano, y Stiles sonrió con picardía.

A pesar de su irritación por haber desfilado en la casa oliendo a sexo, el apareamiento todavía estaba haciendo su magia en él. Stiles iba a querer ser jodido de nuevo, y Derek tenía que admitir que él también lo quería.

No había esperado que el tirón fuera tan fuerte. Demonios, se había apoderado de él antes de haberle dado su sangre al hombre. Derek se congeló ante el pensamiento, todo su cuerpo tenso de pies a cabeza.

Stiles frunció el ceño.

— ¿Estás bien?

— Sí.

Derek lo guio a una puerta adyacente.

— Recuerdas que primero necesitas un examen físico, ¿verdad?

Su compañero realmente lo fulminó con la mirada. El moreno todavía no podía entender de qué se trataba esa mirada que lo excitaba tanto, pero cada vez que la veía, lo disfrutaba.

— Ven ahora. No está tan mal—. Condujo al castaño a la habitación, cerrando la puerta con el pie detrás de él. — Estos hombres solo van a tomar un poco de sangre, revisarán tus pulmones, harán todas esas cosas buenas.

— Entonces, ¿sabrás si estoy lo suficientemente saludable para cazarme cuando estemos en el bosque?

Lo dijo con un tono de puchero.

Derek se rió entre dientes, sacudiendo la cabeza.

— Claramente, no sabes que cuando un alfa lleva a su compañero a cazar, es con la intención de hacerles el amor después de que los hayan atrapado.

Una vez más, Derek tuvo el privilegio de presenciar la ampliación de esos ojos ambarinos, que se estaban volviendo más hermosos cada vez que los miraba, no pudo evitar reírse cuando el humano se acercó a los médicos, claramente intentando que pareciera que no le importaba de una manera u otra lo que harían con él, pero fracasó estrepitosamente.

Derek pudo sentir su entusiasmo ansioso por seguir adelante, ir a la caza y volver para joder.

Stiles sintió el chequeo como el que solían hacerle en la escuela cuando era niño. La única diferencia era que se aseguraban de que fuera lo suficientemente sano como para llevar a los cachorros de un alfa.

— ¿Podrás saber si estoy embarazado en este momento?

— No, —dijo el primer médico, su tono suave. —Tendremos que volver en una semana para hacer eso.

— ¿Volver? ¿No iré a un hospital? — Una vez más, se encontró con una sonrisa paciente. Stiles miró a Derek, quien tenía su mano metida en el bolsillo.

Correcto, debería haberlo sabido. Derek era lo suficientemente rico como para poder traer a los médicos si era lo que realmente quería.

Stiles sacudió la cabeza, dejando que el examen continuara.

Cuando terminó, se sintió lo suficientemente bien, y recibió una buena carta de salud y la buena noticia de que, debido a su salud, sus posibilidades de sobrevivir al embarazo eran mayores.

No le darían una estimación exacta, pero el castaño todavía le agradaba escucharla.

LOS BEBÉS DEL ALFAWhere stories live. Discover now