LA MARCA DEL ALFA PARTE 4 1/3

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Derek acorraló al humano, levantó sus manos, sus dedos y palmas acariciaron las mejillas de Stiles, sintiéndolo allí, deslizó su toque a la garganta donde aprobó el estremecimiento del castaño, siguió bajando a los hombros, sus manos se deslizaron por toda aquella nívea piel, el humano sentía fuego en los lugares donde era tocado, Stiles pasó saliva, su mente derretida, perdiéndose en las sensaciones.

— Estoy en problemas— susurró Derek— no pensé que encontraría a un hombre castaño y venenosa tan atractivo.

— ¿Qué?—Stiles despertó de su ensoñación. Derek miró a Stiles a los ojos, como buscando algo oculto en ellos.

— No me resultan atractivas las pecas, mucho menos los lunares y sobre todo las personas que hablan hasta por los codos, no quiero ser afectuoso con el hombre que impregnaré.

— Porque no quieres correr el riesgo de acercarte demasiado a alguien que va a morir ¿o me equivoco?

— La verdad es que no, lo que dices es cierto— Stiles se quedó estupefacto. Era en serio, ¿Qué esperaba él? ¿Por qué se sorprendía del cinismo del hombre? No era como si al verse sucumbirían a la lujuria y follarían como conejos. El alfa estaba aquí por negocios, su único objetivo era preñarlo y aparentemente estaba ofreciendo mucho por él, si sobrevivía.

Algo en el ego masculino de Stiles se rompió ante la sinceridad del alfa al reconocer que no era su tipo. El castaño estaba listo para la siguiente pelea. Deseaba decirle al idiota pomposo que no estaba dispuesto a mantener relaciones sexuales con él. No le importaba que su manada le hubiese dado la espalda, ni que el alfa estuviera allí en plan de negocios, él simplemente no tendría ningún bebé a sus tiernos dieciocho.

Stiles volvió su cara justo en el exacto momento en que el alfa iba a besarlo, el hombre gruñó cuando rozó la mandíbula de Stiles en lugar de aquella jugosa boca, aquel roce en su piel le dijo al castaño que estaba por ceder al temblor del calor que se extendió por todo su cuerpo y que había dejado de gelatina sus rodillas, juntando toda su voluntad se apartó.

— Yo... no— Stiles se estremecía algo en el aire lo electrizaba— no voy a hacer esto— se aferró a las sábanas en un tonto intento de crear distancia entre aquel alfa y él.

El agarre de sus manos era débil, y era como si algo dentro de Stiles anhelara al hombre frente a él, no podía describir la sensación, era como si aquellos profundos ojos le quitaran el aliento, las fuerza y... algo más, la voluntad, lo supo cuando sus dedos perdieron el agarre de la sábanas, dándole al otro hombre lo que quería. Y ahí estaba Stiles Stilinski, desnudo frente a un desconocido.

La febril imaginación del castaño le hizo pensar que algo habían puesto en el agua de la ducha, quizá una especie de poción de lujuria. El alfa tomó a Stiles de la barbilla y lo obligó a que mirase aquellos orbes carmesí, las esmeraldas habían desaparecido.

Derek lamió el lado izquierdo del rostro del menor.

— Debes saber que si nadie te toma, pasarás hasta cinco años en este lugar esperando a alguien— Stiles asintió.

— Lo sé.

Derek se inclinó, sus labios apenas acariciaron a los de Stiles, pero fue suficiente para que cada célula en su cuerpo, cada terminación nerviosa en él bullera, su piel se erizaba de placer, vibraba al compás de las respiraciones del castaño. Provocando en ambos, más. Derek susurró en el oído de Stiles con voz rasposa y cargada de erotismo:

— ¿Eso es lo que quieres? Pasar cinco años aquí, esperando a que te escojan entre otros, esperando a que el próximo alfa que te quiera sea amable contigo, debes entender que cada alfa tiene un fetiche, no todos son "buenos", sin olvidar que nadie estará dispuesto a pagar por ti la cantidad que te ofrezco.

Stiles cerró los ojos, esa voz, esos matices en aquella voz, le hacían temblar pero tenía que soportar hasta que el alfa desistiera de él. Tembló ante lo planteado, era verdad.

— Dos años conmigo a lo sumo — Derek tentó— al final, te vas con dos millones y tú nombre limpio en caso que seas inocente de lo que se te acusa.

— Podría morir.

— Posiblemente— Derek desecho la idea, sus manos vagando por el torso de Stiles hasta detenerlas en su bajo vientre— tengo a los mejores doctores a mano, está de más decir, que su tasa de éxito está arriba del promedio— Stiles lo miro con las pupilas dilatadas.

— ¿De verdad?

— No pienses en nada en este momento— Derek por fin probó la boca de Stiles levemente— sé que quieres esto— volvió a besarlo, esta vez sin reservas.

Stiles lo quería, llevaba ardiendo por el alfa desde el primer contacto, se sentía caliente, vivo y estaba ardiendo. El castaño nunca había experimentado aquel tipo de lujuria, pero aquella boca que besaba la suya le tenía hechizado, gimió y estremeció cuando el alfa beso la base de su garganta, soltó un suspiro cuando aquella húmeda lengua recorrió sus hombros y sus pechos.

— ¿Es esto una cosa de apareamiento? Quiero decir... ¿Por qué estoy sintiendo esto?

— No te he dado mi sangre todavía y ya estas así— los ojos de Derek eran negros ahora, peligrosos, pero Stiles no tenía miedo— estás caliente y lo estoy oliendo, muchacho, eso es todo.

Stiles se sintió humillado, técnicamente le había dicho cachondo.

Derek tomó a Stiles de la cintura repentinamente y con movimientos diestros y rápidos lo acostó en la cama, antes de colocarse sobre el menudo cuerpo de Stiles y atacar posesivamente su boca. Stiles debería estar luchando contra él, era una tontería, él no quería esto y sin embargo al mismo tiempo lo deseaba, loco ¿no?

Todo su cuerpo estaba vivo y ardiendo con la clase de lujuria que nunca antes había sentido en su vida, no es que hubiera vivido mucho. El castaño no podía creer en la vorágine que se estaba convirtiendo su ser, pero entre más lo besaba el tipo, Stiles quería más, sus pollas estaban moliéndose juntas.

LOS BEBÉS DEL ALFAWhere stories live. Discover now