♧︎︎︎Capítulo 4♧︎︎︎

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—Los dejaré solos para que se conozcan, yo estaré con los hombres hoja entrenando —nos avisó Ronin ofreciéndome una pequeña reverencia y una sonrisa reconfortante antes de salir de la habitación.

Pasé saliva de repente sin voz, en realidad no quiero quedarme sola con nadie importante en mis primeros días.

¿Y si digo algo que no va? Es decir, todo el mundo no deja de decirme que soy una salvaje, ¿cómo podría saber qué está bien para una reina?

—¿Reina Nia?

El llamado del chico frente a mí me hace saltar en mi lugar y vuelvo mi vista hacia él. Supongo que tendré que aprender por prueba y error.

—Perdone, ¿Decía algo?

—No se preocupe, le preguntaba si le gustaría dar un recorrido por el castillo —me explica con una suave sonrisa sin quitar sus ojos de los míos en ningún momento—, es su primer día después de todo, no creo que agobiarla con temas políticos sea lo mejor a menos que querramos que salga corriendo de aquí.

Suelto una pequeña risa.

—Estoy segura de que Ronin me traería de una oreja si me atreviera.

Escucho un jadeo detrás de mí y veo de reojo el casi desmayo de Silvie por mi respuesta aunque no estoy segura de lo que dije mal, mi cerebro trabaja rápido para buscar una salvación de cualquier tipo cuando una carcajada de Alarick vuelve a llamar mi atención.

—En ese caso trataré de no hacerla salir huyendo de aquí.

Sonrió de nuevo y paso frente a él en cuanto me da el paso extendiendo su brazo derecho con una pequeña inclinación de cabeza y avanzamos uno al lado del otro hasta otra salida dentro de aquella habitación, en el extremo opuesto desde donde Avril y Silvie escuchaban todo y salimos hacia un largo y grande pasillo con varias docenas de retratos, todos enmarcados por ramas de árbol torcidas y con hojas y flores adornándolas, era increíble.

Miré cada uno de ellos, había de todo un poco, desde niños jugando en el jardín de la reina hasta retratos familiares en la sala del trono, incluso había unos de antiguas reinas en el momento en que seleccionaban el próximo capullo, busco con la mirada el de Tara, pero no parece estar por ningún lado, ninguno de hecho.

—¿No hay retratos de la reina Tara?

—A ella no le gustaban —me explica sin dejar de caminar mirando conmigo las pinturas—. Solo tenemos un retrato de ella cuando fue coronada oficialmente y se planeaba hacer otro del día de la "elección", pero con el caos que hubo me temo que quedó inconcluso.

—Es una pena —le respondo centrando mi vista en una mujer de cabellos blancos y ojos azules que a primer avista lucía como una mujer estricta en toda la regla de la palabra y quenunca había visto en mi vida— ¿Quién es ella?

—La reina Isabella —me explica deteniéndose frente al retrato para ver a la imponente mujer con murada de hielo—. Hace 300 años ella mandó construir este palacio cuando el anterior fue destruido durante Tormenta Pesadilla, los cimientos de este palacio los hizo ella misma para que ninguna tormenta pudiera derribarlo o levantarlo por los cielos y es costumbre que las nuevas reinas refuercen esos cimientos con las raíces de los robles ancianos, es una gran ceremonia y varios príncipes y nobles de otros reinos vienen para ver el espectáculo..

¿¡Qué!?

—O-osea que-

—Pero bueno, de eso ya te hablarán después, y tu tutor se encargará de que conozcas a todas estas personas de los cuadros —me interrumpe rápidamente con un tono jovial girando sobre sus talones para seguir caminando por el pasillo—. Ven, quiero mostrarte tu estudio.

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