♧Capítulo 2♧

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Princesa Nia es hora de despertar —llamó Ronin al otro lado de la puerta, acompañado de dos damas de compañía que aguardaban detrás de él algo nerviosas por el creciente mal humor del guardia quien llevaba ya quince minutos golpeando la puerta— ¡Nia!

El grito de Ronin provocó que dentro de la habitación Nia se levantara abruptamente, cayera de bruces al suelo y se golpeara la cabeza con el borde de la cama cuando se sentó y retrocedió asustada por Ronin quien entró de un portazo a la habitación, se había quedado dormida arrullada por el olor de los pétalos de gardenia y la suavidad de las sábanas que la envolvían.

—¿Ronin quién nos ataca o qué? —preguntó Nia con fastidio mientras sobaba su nariz y su nuca recibiendo una mirada reprobatoria del hombre hoja frente a ella.

—Ya deberías estar bañada, vestida y desayunada desde hace media hora —le replicó antes de barrerla con la mirada y alzar las cejas provocando una mirada confundida en la peliverde— Tampoco se supone que las princesas duerman con tan poca ropa.

Nia se inspeccionó curiosa con la mirada, llevaba una playera de tirantes y un pequeño short ambos blancos y ligeros, nada más que eso y algo suficiente dada la estación en la que se encontraban a su parecer, entonces levantó la mirada para replicar, pero cerró la boca al ver la mirada escandalizada una de las damas de compañía y una burlona de la otra sintiéndose un poco avergonzada por primera vez desde que se había convertido en reina.

—Señora Silvie dejo a la princesa en sus manos para que le ayude y enseñe cómo debe ser su comportamiento dado su nuevo puesto —se dirigió a la mayor de las damas comenzando a darse la vuelta y caminar hacia la puerta, pero volvió a mirar a la adolescente antes de salir— Estás en buenas manos Nia, compórtate.

—Señora Silvie dejo a la princesa en sus manos para que le ayude y enseñe cómo debe ser su comportamiento dado su nuevo puesto —se dirigió a la mayor de las damas comenzando a darse la vuelta y caminar hacia la puerta, pero volvió a mirar a la ado...

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"Estás en buenas manos Nia"

Si claro, maldito Ronin, abandonándome con estas arpías para que me torturen.

—Avril prepara el agua caliente para el baño de la princesa —escucho a la señora rubia de nombre Silvie mandar a la pelinegra de nombre Avril quien desaparece por unas delgadas cortinas que cubren la entrada al baño del otro lado de la habitación.

—No gracias, prefiero el agua fría.

Una carcajada sale de los labios de la mujer con chongo antes de cubrir su boca con su palma y mirarme con burla.

—Primera lección: hay muchas cosas que las princesas no pueden elegir.

—¿Y cuántas lecciones son? —volteo los ojos mientras cruzo las piernas sobre la cama, pero ella me hace un gesto para que me aparte de su camino, lo cual hago a regañadientes y la veo arreglar las sábanas y cobijas.

—Las que tengan que ser para que deje de actuar como una salvaje —me aseguró y alcé las cejas por la forma en que me había llamado, ¿qué onda con esta señora? Hace diez minutos ni la conocía— No me mire así, sé de buena fuente y he visto con mis propios ojos sus malas mañas y déjeme decirle que las princesas no se bañan en ríos ni comen con las manos u otras cosas como montar aves salvajes.

Bendito sea el momento en que me hice una reputación de ese tipo y benditos sean los tipos a los que tuve que golpear por fisgones cuando me bañaba, pero a lo demás no les veo problema alguno, sólo me divertía un poco.

—Todo está listo madre —regresó Avril del cuarto de baño.

—Muy bien, hoy vamos a quitarle toda esa mugre que seguro lleva años acumulándose en usted alteza —se arremangó las mangas de su vestido siendo imitada por su hija, Dios, que mujeres tan exageradas.

Me empujaron hasta el baño y me desnudaron en un parpadeo dejándome algo aturdida frente a la gran tina que sacaba vapor de lo caliente que estaba, me di vuelta.

—¿Y si esperamos a que se enfríe un poco?

—Que graciosa es princesa —habló Avril con suavidad antes de empujarme por los hombros haciéndome caer al agua, ni tiempo tuve de gritar.

Va a ser un largo día con estas dos a mi lado...

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