♧︎︎︎Capítulo 5♧︎︎︎

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A pesar de que Alderick había dicho que trataría de no asustarme en mi primer día vaya que logró darme un buen dolor de cabeza y de tripas.

¡Demasiadas cosas! ¡Demasiados papeles, nombres imposiblemente largos y costumbres de la realeza que definitivamente me tomará mucho aprender!

No consigo entender cómo Tara hacia todo esto y lograba lucir tan cálida, despreocupada y genial; yo apenas pude sonreír a Abril cuando la volví a ver más tarde en mi habitación, preparando la ropa que debería usar durante la comida con toda esa gente importante antes de tener que dar mi discurso frente al pueblo.

Todo estaba tan... Controlado, y se esperaba que estuviera a la altura.

Se me cortó la respiración en un instante cuando Abril y Silvie tiraron de las raíces que hacían de cuerda del corsé que me habían puesto y lo cerraban de un gran tirón, luego, el pie de Silvie en mi espalda para que se mantuviera el tiempo suficiente para amarrarlo, cuando estuvo listo las tres suspiramos de alivio con las respiraciones agitadas; ellas se calmaron y fueron en busca del vestido, mientras que yo permanecí ahí, procesando el nuevo acomodo de mis órganos, sería un milagro si conseguía dar un bocado en esa cena y un verdadero prodigio si terminaba el día sin desmayarme.

Luego, cuando vi el gran y lujoso vestido que traían no supe si había perdido la respiración por lo imposiblemente incómodo que se veía o el corsé finalmente había conseguido apretar mis pulmones lo suficiente para que no volvieran a expandirse.

El vestido era tan ancho cómo el colchón de algodón sobre la cama y estaba hecho del mismo material, apretado por telarañas brillantes y cristalinas para dar la apariencia de estar bañado por el rocío mañanero de verano mientras que el torso estaba hecho de pétalos de narcizo amarillo, ondulado en los bordes y con el cuello alto en la parte de la nuca y orejas.

Demasiado.

Ni en mis más alocados sueños me hubiera imaginado que algún día me vestiría así, ahora, solo puedo ahogar un jadeo cuando Abril y Silvie dejan caer el vestido sobre mi cabeza, es como si un gran lobo con suaves y aterciopeladas fauces me devorara.

Una vez puesto el vestido solo me quedaba soñar con la nueva imposibilidad de correr a cualquier parte cuando caminar ya parecía una labor titánica, me pregunto si con esto me tendré que mover tan lento como esos pisa-tontos que luego vienen a aplastar todo con sus gigantescos pies.

—Vamos, no sea dramática y luzca tan desdichada —regañó Silvie viéndome a los ojos por medio del espejo de cuerpo entero dónde me reflejaba—, todas las chicas del pueblo darían una pierna por estar en su lugar.

Fruncí el ceño y abrí la boca lista para responder cuando Abril, que no sabía cuándo se había ido de nuestro lado, fue a abrir la puerta de la habitación y apareció Ronnin que en cuanto me vio se cruzó de brazos con una sonrisa.

—Vaya, al fin pareces alguien de la realeza —solté un bufido a sus palabras y Silvie jadeó por la grosería, sin embargo Ronnin solo se rio—, ahora magestad me gustaría presentarle a alguien más antes del banquete.

Me giré curiosa por su tono extraño al pronunciar las palabras y lo vi recargándose en el marco de la puerta para tirar de alguien que se ocultaba tras el muro, cubo un pequeño forcejeo antes de que Ronnin finalmente ganara y lo sacara de su escondite, era un hombre hoja, uno de los más jóvenes y malhumorados que había visto en mucho tiempo, pues tenía una mueca insatisfecha en su rostro y fruncía el ceño con testarudez.

—Magestad, este es Nod —lo presentó con una sonrisa y una mano en su hombro, Ronnin no pone la mano en el hombro de nadie sin ser terriblemente cercano a este y miré con curiosidad el intercambio, era casi... Paternal. Ronnin dio una fuerte palmada en la espalda del chico que tuvo que encorvarse por la fuerza del golpe—. Vamos, saluda adecuadamente.

El tal Nod Lo miró con mala cara antes de erguirse y acercarse un par de pasos mientras alisaba su uniforme, luego me miro y tras su gesto de sorpresa que le hizo abrir la boca con incredulidad carraspeó escandalosamente, volvió a fruncir el ceño e hizo una reverencia que hasta a mí me parecía exagerada.

—Un placer magestad, estoy a su servicio —sus palabras eran cordiales, sin embargo su tono me hizo saber que ni estaba a mi servicio ni me consideraba una "magestad".

Lo miré unos segundos con las cejas levantadas sin tener idea de cómo empezar a abordar la situación con este nuevo y complicado personaje cuando vi por el rabillo del ojo cómo Ronnin ponía los ojos en blanco, luego se acercó a nosotros mientras decía:

—Me alegra que ya se llevan bien porque pasarán mucho tiempo juntos a partir de ahora —pude ver a Nod tensarse notablemente y erguirse como un rayo para mirar a Ronnin, ignorándome completamente—. Magestad, a partir de hoy Nod será su guardia personal.

Honestamente las palabras no significaban un carajo para mí, aunque desde el principio había supuesto que Ronnin sería quien se quedara a mi lado como lo hizo con la princesa Tara tampoco veía la necesidad de tener un guardia principal.

Sin embargo Nod no se tomaba la noticia con tanta indiferencia como yo, gritó y alternó su mirada entre Ronnin y yo como si estuviera rodeado de los peores villanos de la historia.

—¿¡Qué!?

Ronnin lo tomó del cuello y lo sacó de la habitación antes de que pudiera gritar nuevamente y tras las puertas pude escuchar vagamente como iniciaba una discusión a gritos con Ronnin.

Entonces salté ligeramente, ¡Sabía quién era el chico! ¡El novio de la pisa-tonta que mandé a su mundo!

Y por la que... Tuvieron una despedida dramática y... Ya no pueden ser una pareja normal...

Oh.

Creo que soy odiada.

Carajo, y por mi futuro guardia personal.

Tal vez debería pedir un guardia que vigile a mi guardia personal en caso de que intente atacarme.

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