Jimin era solo un omega más, trabajando en un bar sirviendo tragos, todo muy normal. Hasta que por casualidades de la vida, conoce a los trillizos Min.
Jimin jamás pensó que el solo conocerlos lo llevaría a tener un gran cambio en su vida, un cambi...
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Era finalmente el día de la dichosa fiesta de los Min, Jimin realmente no sabía que se celebraría aquel día, aunque quiso preguntarles a los hermanos e incluso a Taehyung, ninguno le contesto exactamente de que se trataría, sus respuestas siempre eran vagas y Jimin en algún momento dejo de insistir.
El día en que había salido con Taehyung había sido bastante divertido, no es como si a Jimin no le gustara salir, es solamente que durante mucho tiempo no se sintió listo para hacerlo. Si bien lo que había ocurrido en Busan no había traumas graves en su ser, sí que había dañado su confianza en las personas y en sí mismo, no quería que nada malo pasara. No quería llevarle problemas a su abuela solo porque algún alfa no se pudo controlar, el siquiera pensarlo le causaba terror.
Debido a eso sus únicas salidas eran al trabajo y al súper mercado, nada más nada menos. Para él estaba bien de esa manera, no necesitaba tener muchos amigos, hablar con los borrachos era mejor porque no tenía que profundizar una relación de amistad más que solo dar unos cuantos consejos y escuchar, eso se le hacía bastante fácil.
Sin embargo los Min habían llegado para romper su rutina, ahora los domingos ya no dormía o lavaba la ropa o limpiaba su habitación, ahora se preocupaba por limpiar la sala y pensar en alguna película que pudieran ver. Además ahora se preocupaba por tener gaseosas de las que le gustaban a los alfas o jugos naturales, incluso había comenzado a comprar brochetas de cordero congeladas para prepararlas en cenas o almuerzos.
Por primera vez se encontró confiando en otras personas, en alfas y eso aunque daba temor, también le hacía completo sentido porque no eran cualquier alfa, eran sus destinados y eso calentaba su corazón con ternura.
Taehyung en cambio era un omega muy diferente a sus primos, muy extrovertido, coqueto sin siquiera saberlo y un poco infantil. Habían recorrido varias tiendas, en algunas Tae le había obligado a comprar ciertas prendas e incluso le compro algunas, porque decía que quería regalarle ropa a su primer amigo real. Aunque Jimin no entendió eso, no le cuestiono nada y simplemente siguió a Taehyung, porque no quería arruinarle toda su felicidad al contrario.
Entonces Jimin había conseguido un hermoso traje, un pantalón entallado de tela negra, una chaqueta negra pero con decoraciones de color rojo, junto a una camisa de seda negra. Incluso tenía zapatos negros carísimos que iban de acuerdo al conjunto, Taehyung se comprometió a maquillarlo y peinarlo para el gran día, pero Jimin seguía sin entender porque ese día era tan importante.
— Es que no entiendo ¿por qué me tengo que arreglar tanto? – cuestionó Jimin con un puchero mientras cerraba los ojos dejando a su amigo maquillarle
— Porque estará toda la familia Min en el lugar – explicó – Tienes que causar buena impresión, claramente ellos no sabrán que tú eres el omega Luna, pero no está mal dar una buena primera impresión
— Ser el Omega Luna suena a mucho trabajo – suspiró
— Si te apoyas en tus alfas no tiene por qué ser tan pesado – explicó – Ya sabes, por eso serán cuatro los que gobiernen este gran territorio
