Jimin era solo un omega más, trabajando en un bar sirviendo tragos, todo muy normal. Hasta que por casualidades de la vida, conoce a los trillizos Min.
Jimin jamás pensó que el solo conocerlos lo llevaría a tener un gran cambio en su vida, un cambi...
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Jimin recién despertaba, olía algo delicioso a lo lejos y su estómago rugió de hambre, no sabía cuánto había dormido, pero suponía que se había saltado el desayuno porque tenía un hambre voraz. Se levantó de manera lenta y se deslizo hasta el baño, tenía que despertar un poco antes de ver a su abuela y disculparse por no despertar para desayunar juntos.
Al bajar a la cocina se encontró con cuatro personas, su abuela, los hermanos Min y ahora Taehyung también estaba allí. No entendía nada, porque les había pedido que ese día no fueran porque estaba cansado, había sido una excusa tonta sí, pero pensaba que lo habían aceptado por completo.
— ¡Jiminnie! Me hubieras dicho que este día lo pasabas con estos alfas insensatos, me habría unido de inmediato para pasar tiempo contigo – reclamó con un puchero mientras se acercaba a abrazarlo
— Lo siento – se disculpó Jimin, soltando un pequeño gruñido al reconocer el olor de Suga en otro omega que no era él mismo
— ¿Uh? – Taehyung se apartó un poco confundido y temeroso, no sabía porque había molestado a su amigo – L-lo siento
— No, no, yo lo siento, creo que solo debo estar muy cansado – se excusó con vergüenza ¿qué rayos había sido eso?
— Y-yo tome ropa prestada de Suga-hyung porque emm... no pude pasar a mi casa para vestirme – explicó con la mirada gacha, se sentía intimidado por otro omega
— Está bien Tae, perdón, te dije que solo estoy un poco cansado, lo siento – se disculpó con una pequeña sonrisa
A pesar del ambiente un poco tenso, todos se sentaron a comer el delicioso almuerzo que la abuela Lee había preparado. Para una alfa como ella, era todo un deleite poder ver tantos cachorros comiendo de manera animada, en su instinto siempre era primordial el de proveer a su pequeña manada.
Al terminar de comer, Taehyung entendió que era el momento para que aquellos tres hablaran de manera honesta y que así Jimin pudiera entender sus sentimientos, porque su pequeño-gran gruñido lo habían escuchado todos. Al menos tres de los presentes sabían que era porque el omega estaba celoso, no le gustaba que otro omega llevara el olor de uno de sus alfas y, al no tener marca todavía, lo hacía sentir inseguro.
— Abuela Lee, vi una heladería a unas cuadras ¿no le gustaría caminar un poco conmigo? Así escogemos helados para todos – ofreció Taehyung con una encantadora sonrisa
— Oh... claro – asintió, una mirada le había bastado para saber que había algo que su nieto tenía que hablar con aquellos alfas y era mejor darles espacio
