Jimin era solo un omega más, trabajando en un bar sirviendo tragos, todo muy normal. Hasta que por casualidades de la vida, conoce a los trillizos Min.
Jimin jamás pensó que el solo conocerlos lo llevaría a tener un gran cambio en su vida, un cambi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al salir de la sala de cine ambos estaban sonrojados pero contentos, la habían pasado bastante bien, la película podrían comprarla y verla con los demás.
— ¿Ahora a donde vamos, Yoonnie? – cuestionó Jimin con una sonrisa
— Si te parece bien, ¿vamos a comer algo? – preguntó con una pequeña sonrisa
— Por supuesto que sí – asintió emocionado - ¿Qué comemos?
— Mm... Hay un restaurante de comida rápida que no he visitado desde hace tiempo, podemos ir allí y luego por un helado – menciono
— Me encantaría una hamburguesa y papas fritas – asintió encantado con la idea – Yoonnie tú me quieres poner gordo en esta cita – hizo un puchero
— No... lo que quiero es que disfrutes mucho esta cita – sonrió encantado dejando un pico en los labios del omega – Así puedo presumir ante mis hermanos
— Ustedes son tan competitivos – sonrió, le gustaba ser consentido por los tres
— No sabes cuánto Minnie – suspiró Yoongi mientras caminaban al restaurante de comida rápida
Al llegar pidieron su comida y esperaron allí mismo antes de ir a buscar una mesa, lo que les gustaba del lugar es que eran bastante rápidos por lo que no tuvieron que esperar mucho. Cuando finalmente estaban sentados comenzaron a comer entre una amena plática y pequeñas muestras de afecto, todo bastante cursi que a cualquier persona le daría diabetes o cringe pero para ellos estaba bien, era su cita y la iban a disfrutar.
Cuando terminaron de comer, Jimin se levantó para ir al baño y Yoongi para tirar la basura en los depósitos, esperando al omega a la salida de los baños.
Jimin al salir del baño vio a Yoongi a lo lejos y se apresuró a llegar a su lado, sin embargo sintió una mano en su hombro y un olor nauseabundo que dejaba en claro que quien lo detenía era un alfa.
— Oye precioso, mis amigos y yo nos preguntábamos si querías acompañarnos – sonrió de manera asquerosa acercándose mucho más al omega que estaba estático, hasta que recupero la compostura y se alejo
— No quiero ir ningún lado con ustedes, imbéciles – gruño Jimin mientras se alejaba solo para ser detenido nuevamente
— Oye omega, no te creas la gran cosa, tienes buen culo y nada más, pero los omegas están para servir a los alfas ten en claro eso – gruño molesto acorralando al omega en contra de la pared