Jimin era solo un omega más, trabajando en un bar sirviendo tragos, todo muy normal. Hasta que por casualidades de la vida, conoce a los trillizos Min.
Jimin jamás pensó que el solo conocerlos lo llevaría a tener un gran cambio en su vida, un cambi...
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Jimin estaba cocinando el desayuno para los alfas, ya habían pasado unos cuantos días desde lo que paso con Yoongi y habían creado una rutina en la que se repartían las tareas del hogar para así tener las noches libres en las cuales se acurrucaban en el sofá de la sala y veían películas de todo tipo.
Ese día Jimin tenía que hacer el desayuno, no es que fuera un experto en la cocina, pero al menos podía hacer cosas sencillas. Sin embargo tuvo que apagar la estufa al escuchar el timbre y luego insistentes golpes a la puerta, le pareció raro porque usualmente desde la recepción le avisaban si alguien iba a visitarlos.
Se acercó lentamente a la puerta y no tuvo que olfatear tanto, el típico olor dulzón de Shinhye se podía sentir, sin embargo este parecía envuelto en una amargura terrible que hasta daban ganas de vomitar. Respirando hondo, se deshizo de los pantalones deportivos que tenía quedando solamente con la gran camiseta que Agust le había prestado pero que tenía el olor de Yoongi y Suga también. Entonces abrió la puerta y la vio, estaba allí molesta, bien arreglada como siempre pero con un humor de los mil demonios.
— ¿Necesitas algo? – cuestionó Jimin sin abrir demasiado la puerta
— ¿Dónde está? ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué hueles a MI alfa? – cuestionó molesta intentando pasar, siendo detenida por Jimin
— No sé de qué alfa estás hablando, yo solo porto los olores de MIS alfas – sonrió con autosuficiencia
— ¿Tus? ¿Acaso eres una puta como para andar con los tres al mismo tiempo? – cuestionó aun más molesta si es que era posible
— Qué pena por ti – negó haciendo un puchero pero con los ojos fríos – Aléjate de Yoongi, él es MI alfa y no dejaré que ninguna perra me lo arrebate
— ¡No tienes derecho a alejarme de él! – exclamó
— Claro que lo tengo, tú lo estabas matando poco a poco y créeme, me estoy conteniendo por no dejar salir a mi lobo aquí mismo para no matarte – sonrió de manera tensa – Te lo estoy pidiendo de manera amable, aléjate y déjanos en paz de una maldita vez
— No me voy a alejar – negó – Tú no eres nadie para ordenarme, tú y esos malditos alfas de pacotilla me las van a pagar, se los aseguro
— Creo que sigues sin entender – suspiró cansado – Yo soy el Omega Luna de Daegu, está en mi poder exiliarte o matarte de ser necesario, tengo suficientes pruebas en tu contra como para llevarte a juicio, para que todo el pueblo de Daegu sepa los crimines que has cometido en contra de los próximos líderes – explicó de manera seria, tanto que la omega retrocedió un par de pasos – Piénsalo dos veces antes de meterte con nosotros, porque te juro que haré tu vida miserable si llegas a siquiera verlo de lejos ¿estamos? Si quieres meter abogados o policía, hazlo porque nosotros estamos preparados para lo que venga.