𝐝𝐢𝐞𝐜𝐢𝐨𝐜𝐡𝐨

2.2K 272 213
                                    

Mi destino.

───

La carreta se movía, y yo me mantenía cabizbaja. Estaba esposada, como de seguro la mayoría de los soldados del cuerpo de exploración estarían. Esto había sido una confrontación que habíamos perdido, la gente de Eren, se debía estar adueñando de todo. No sé en qué momento llegamos a esto, pero deseaba que solo no fuese así, que no fuera de manera tan agria. Mi mano estaba vendada, pero aún así, podía ver la sangre manchando aquella tela cremosa. Mis ojos se sentían pesados, estaban cansados de lo mucho que llore, y me sentí sin fuerzas para pelear. Todo se estaba apagando de manera fría, para provocar un caliente infierno del cual no podíamos escapar, y yo solo deseaba apretar a mi hija en mis brazos, para así, sentir como Levi nos protegía en los suyos, sin importar que nuestros ojos vieran la oscuridad por siempre, y nos dirigiéramos a una eternidad que desconocíamos, solo deseaba verles una vez más. No dejaba de pensar en él, y en cómo estaría, tenía miedo, y no había manera de que cesara mis amargos pensamientos, no podía. Confiaba en su fuerza, pero desde hace muchos minutos, sentía como si su ausencia me estuviera abrumando, como si algo le hubiera pasado. Se que él es fuerte, que es el soldado más fuerte, pero sin duda, Levi es un hombre sumamente sensible. Intentaba de controlarme, pero no podía. Alce la mirada, observando el que siempre fue mi hogar, justamente en donde empezó el caos del que jamás pudimos escapar, sin importar que lo hayamos restaurado; ShingaShina.

La carreta continuaba, y yo miraba los callejones, aquellos por donde corríamos cuando éramos niños. El tiempo se detuvo, y solo recordé cómo era vivir en esa época. Corría detrás de Eren, siempre fue así, yo era más rápida, pero nunca quería alcanzarlo. Su cabello corto se removía con el viento, al igual que mi larga melena rubia. Las hojas pasaban por nuestro lado, y él deseaba alcanzarlas, al igual que yo, corríamos por diferentes lados, esperando cachar una, pero siempre se alejaba con el viento. Sonreía, él me hacía sentir viva, y con mucha adrenalina. Continuaba en aquella carreta, y la imagen se desvaneció, recordando en que Eren y yo, habíamos tomado caminamos diferentes, pero aún así, siempre estuvimos detrás de la misma hoja, dando referencia de que caminamos siempre por el mismo caminó, sin importar que tan diferente fuese, caminamos hacia la libertad. Pase por aquel callejón, y mi mirada se quedó perpleja en el. Nostálgica recordé, y me visualicé corriendo con Eren, y como íbamos ayudar a Armin, mientras que Mikasa se adelantaba. Siempre nos protegimos, ¿en qué momento eso cambió, Eren? ¿Cuando te convertiste en nuestro enemigo? Suspire, dejando de visualizarnos, sabiendo que todo había cambiado. No importa cuanta esperanza tuviera, Eren había perdido su humanidad, y no había manera de recuperarle. Sus ojos, y su fría expresión estaban en mi mente, me había dolido en la manera en que nos trató, en cómo golpeó a Armin e hirió a Mikasa, había sobrepasado sus límites, pero una parte de mi parecía entenderlo, o simplemente, no quería dejarle ir. Después de todo, jamás pude dejarle ir del todo bien.

Estaba consiente de que mi corazón le pertenecía a Levi Ackerman, pero Eren, siempre iba estar en mi alma. Despeje mis pensamientos y sentí como la carreta se detuvo, con brusquedad me bajaron de ella. Toque el suelo, y camine, viendo muchos soldados ser esposados. La paz se estaba desvaneciendo, al igual que mis esperanzas, todo se iba a la borda, y aunque deseara atraparla en la orilla, me ahogaría. Mi mirada se detuvo en aquel muro, recordando en cómo hace nueve años, se desprendió. Ahora entendía que debió haber sido así, que a pesar de que no pudiera perdonar a mis antiguos compañeros, ellos no tuvieron culpa, todos nacimos en este cruel mundo, pero aún así, era difícil superar lo que nos hicieron. Me empujaron, y me dirigía a las cárceles, sabiendo que ahí yacería, hasta que algo pudiera cambiar, pero hoy se avecinaría una guerra, y podía sentirla. Los pasos se escucharon huecos, y empecé a ver los barrotes, y como dentro de esas cárceles, estaban repletas de soldados, pero entre ellos, mis amigos. Sus miradas se plasmaron en mi, y aunque deseara que no estuvieran aquí, verles me hizo sentir aliviadas. Me soltaron las esposas, y mis manos se sintieron con comodidad ante su libertad, mientras que veía como frente a mi, intentaban de abrir los barrotes.

𝐁𝐄𝐘𝐎𝐍𝐃 𝐔𝐒 ── 𝐒𝐍𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora