𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨

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La guerra, aquí y ahora.

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Mantenía mi cabeza baja, sentía mis ojos pesados, y realmente no podía soportar la luz que el sol tan caluroso transmitía. Las carretas se movían ante la voluntad de los caballos, y un gran silencio nos rodeaba. Todos cargábamos nuestros pensares, nuestras emociones y peleas mentales que provocaba este gran sacrificio. Alce mi mirada, topándome con la expresión de Levi. Tenía su cabeza en alto, él estaba hecho una mierda, de manera física y mental, y aún así, estaba firme. Su mirada se poso en mi, como si quisiera expresarme algún tipo de consuelo, pero yo solo mire esos labios, los que quería besar para siempre en una eternidad. Él se recostó, estaba cansado, y Hange lo socorría, yo estaba en la otra carreta, con los demás. Desvíe mi mirada, nos dirigíamos al puerto, habíamos descansado lo suficiente. El retumbar continuaba más allá del mar, de seguro dentro de poco, la muerte acecharía a miles, no importa la edad, no importa quien fuera, morirían. Mi corazón se ablandaba ante la tragedia, quería pensar con igualdad, pues muchos de mi sociedad hace nueve años, murieron debido a la ruptura del muro María, pero ya no estábamos en esos tiempos... ya no. El aire nos daba, pero aún así, la tensión nos provocaba calor.

-Kira.-la voz de Connie se dirigió a mi, él guiaba la carreta en donde yacía Hange con Levi, Yelena, y Onyankopon, me quede esperando que me dijera, lo que quisiera decirme.-¿Vamos hacer esto?-pregunto, afligido, haciendo que los demás, me miraran.

-Ya.-Jean lo interrumpió, mientras que yo a mi lado tenía a Falco, a quien le acariciaba el cabello con suavidad.-Nos vamos arriesgar, nos toca a nosotros hacerlo esta vez.-dijo él, entre dientes, y cabizbajo.-No voy a ver nuevamente como un amigo muere, no lo veré.-afirmó, y yo, lo mire con una sonrisa de lado, una reconfortante.

-De seguro debe haber una manera.-mis ojos se dirigieron a Falco, quien me miraba con esos preciosos ojitos.

-De seguro.-le respondí, viendo como él me sonreía, ese niño me derretía.-Quiero adoptarte.-le dije con sinceridad, y él, sonreía pasmado.

-No quiero otro mocoso.-comentó Levi, creando que Falco se pasmara, y bajara la cabeza.

-Mi madre no lo permitiría, pero si vives, permitiré que seas mi segunda mamá.-expresó, y yo continué acariciando su cabello, viendo como Levi se había levantado, rodeaba su ojo y me miraba fulminante, pero yo, le sonreí, y él, se volvió a recostar.

-Gabi... -dirigí mi mirada a Jean, y en cómo ese castaño pareció detener su habla, se veía avergonzado.-Lamentó haberte pateado.-se disculpó Jean, con algo de dificultad.

-Si, estoy bien. No hay problema.-respondió la pequeña, con pasividad en su voz.

-Si tú lo dices... -dijo Jean, notando que ella se veía algo acotada.-Reiner, no voy a disculparme contigo.-se dirigió al hombre frente a mi, quien asintió, cabizbajo.

-Si, está bien.-le respondió de la misma manera que Gabi, pasivo, sin buscar algún tubo de conflicto.

-Yo... no puedo perdonarte.-la voz de Jean resonó en un hilo de tristeza, una que se expresó altamente, no era odio, era rencor.

-Lo sé... -susurró Reiner, continuando cabizbajo, sin cruzar alguna mirada con Jean.

-¿Qué hay de mi?-pregunto Annie, mirando a Jean, quien alzo una ceja ante la vaga pregunta.

-¿Realmente podemos confiar en los Azumbito?-la voz de Magath se adentró a la conversación, aquel capitán guerrero demostraba sus dudas y malicia, creando que se evadiera la pregunta de Annie.

-No tenemos otra elección, que confiar en ellos.-respondió Hange, a quien mire.

-¿Eh?-alce la mirada ante la voz confusa de Connie, y como lentamente disminuía la velocidad de la carreta-Carreta... -transmitió, refiriéndose al titán de cuatro patas que caminaba hacia nosotros, pudimos ver cómo Pieck, aquella pelinegra, salía de su titán.

𝐁𝐄𝐘𝐎𝐍𝐃 𝐔𝐒 ── 𝐒𝐍𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora