𝐜𝐚𝐭𝐨𝐫𝐜𝐞

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Tú y yo, una vez más.

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Restregaba mi rostro con aquella agua tibia, intentando de cesar el cansancio que sentía, ante la pesadez que abordaba mi cuerpo. Me sentía mareada, y algo extraña. Estaba sumamente ansiosa, y me estresaba el no poder calmarme, porque si algo siempre deseaba mantener a raya, era manejar mis emociones. Respire hondo, y dejé mis manos aguantarse del lavado para poner todo mi peso en ellas, mientras que me miraba al espejo, notando mi semblante tenso y totalmente pálido. No tenía con claridad lo que me estaba sucediendo, pero desde aquel toque, todo en mi se sentía diferente, no era capaz de reconocer lo que me estaba sucediendo, pero sentía que flotaba en un pesado sueño. Mi respiración estaba algo entrecortada, el temor de que el día en que aquella pesadilla que soñaba desde niña se hiciera real, me adormecía los músculos. Estaba clara de que lo que había visto más allá de este dimensión tenía más respuestas, y la única persona que me las debía dar, se había fugado hoy. Suspiraba frustrada, y apretaba mis puños, estaba recorriendo tantas emociones que traían mayormente confusión, y el no tener conocimiento de todo lo que abundó extrañamente por mi mente hoy, me llenaba de impotencia, porque deseaba saber.

Nuevamente moje mi rostro, e intenté peinar mi corto cabello en una dona envuelta. Me mire en el espejo, y deje que los flequillos salieran aún lado de mi oreja. Recogí todo, y lo envolví. Me veía algo mejor, al menos un poco más decente. Me empezaba a relajar, sintiendo mis músculos menos tensos. No podía ocultar mis mejillas, o mis hinchados ojos, había estado sin poder dormir ante los tristes pensamientos que me recorrían. Suspire, y nuevamente coloque todo mi peso en el lavado. Mis ojos se humedecían, y las lágrimas caían. Las manos de mi hija se reflejaban en aquel tacto que hizo con mi mejilla, y su llanto al irme, me estaba creando un cargo de conciencia ante dejarla. Me pesaba, pero sabía que el que ella estuviera lejos de todo esto, era lo más seguro que podría ofrecerle. Solté dos o tres lagrimas más, mientras que la mirada de Levi se reflejaba en mi mente, y en cómo ambos estaban acostados en la cama, y entre medio la pequeña durmiendo. Creamos algo que jamás imaginamos creer, y deseaba con todas mis fuerzas el volver ir a mi hogar, acostarme en mi cama y tener a los dos Ackerman que habían robado mi corazón, aquí, y en otra vida.

-Lo supiste todo este tiempo, Eren... -musité, mirándome al espejo, y hablando -Ahora huyes de mi, porque sabes que quiero respuestas... -exprese, bajando la cabeza, con mis manos en el lavado, poniendo todo mi peso en el.

-¿Kira?-me sobresalte, pero aún así, me quede soportando mi cuerpo en el lavado, mientras que alce mi mirada, para observar a un confuso Armin.-¿Qué dices?-me preguntaba, mientras que yo, le miraba aturdida.

-Armin.-le llame, con temor a lo que pudiera salir de mi boca, pero deseaba contarle.-Ha pasado algo.-le indique, notando como su semblante se tensaba, él estaba más ansioso de lo usual.

-¿Qué ha pasado?-me preguntó, dejando la puerta de aquel baño abierta, esperando una respuesta de mi parte.

-No puedo contarte, no ahora.-le indique vagamente, sabiendo que no había algún de tiempo preciso para poder explicar todo lo que rondo por mi mente.

-No te entiendo.-infirió, pareciendo descifrar mi extraño comportamiento con una detallada mirada.-¿Qué te esta sucediendo?-pregunto, inquieto.-Desde que llegaste al cuartel, has actuado rara.-afirmó, pero tan solo me distancié del lavado, y le mire.

-¿Donde está Aster?-pregunte, y es que, por mi mente rondaba la ausencia de aquella chica.

-No lo sé, no le he visto desde la mañana. La he buscado antes, pero nada.-me respondió él, de manera neutral, pero sabía que la preocupación yacía en su conciencia.

𝐁𝐄𝐘𝐎𝐍𝐃 𝐔𝐒 ── 𝐒𝐍𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora