Capítulo 6

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Durante sus escasas horas libres de la tarde, Adrien se la pasó evaluando los pros y contras de invitar a salir a Marinette. No como amigos, sino una verdadera cita. Sólo ellos dos. Tras un exhaustivo análisis de los pros y los contras de esa decisión, decidió que tenía más por ganar que por perder; si funcionaba, podría, por primera vez, entablar una relación bilateral, más allá de lo platónico, con una chica maravillosa a la que ya quería de una manera especial. Podría superar por fin el tortuoso flechazo que sentía por Ladybug. Y realmente, podía verse a futuro con Marinette; compartían muchísimos gustos, hobbies y formas de ver al mundo. A demás, su amiga era hermosa; no por nada había sido el crush de medio grupo. Y si las cosas no funcionaban... Bueno, suponía que ambos eran los suficientemente maduros para continuar con su amistad. Ladybug era una de sus mejores amigas, a pesar de sus constantes coqueteos, ¿no? También existía la posibilidad de que lo rechazara, claro, pero prefería no pensar en eso.

Habiendo tomado la decisión, se dispuso a afrontar el primer obstáculo; conseguir el permiso de su padre.

Hecho un manojo de nervios, de dirigió a su oficina. Llamó a la puerta.

- Adelante. - Respondió la fría voz de Gabriel Agreste. Adrien entró a la oficina, en silencio. Nathalie no estaba, probablemente porque era la hora de su descanso.

- ¿Necesitas algo, Adrien? - Preguntó el adulto, sin levantar la vista de los papeles, lo que solo consiguió poner más nervioso al chico.

- Yo... Bueno... El día de mañana tengo la tarde libre, a excepción de la clase de esgrima y las lecciones de piano, así que creí que tal vez podría salir un rato. Puedo practicar el doble de horas el día de mañana para compensarlo, y no volvería muy tarde... - Gabriel levantó la mirada, y lo observó con una ceja enarcada. El chico se puso aún más nervioso.

- Sabes bien que te permito ir a la escuela con la condición de que esto no interfiera con tus obligaciones. Creí que había sido claro con eso. -

- Lo sé, pero solo será una vez, y pienso compensarlo. - El chico estaba tan nervioso que el hecho de que pudiera hablar había sido un milagro.

- Bien. ¿A dónde tienes pensado ir y con quién? - Preguntó. Adrien se relajó un poco. Su padre lo estaba considerado.

- Bueno, todavía no es seguro... - La mirada de su padre le indicó que ese no era un buen comienzo. - Pero voy a invitar a salir a una chica y...

- Espera. ¿Una chica? - La expresión de Gabriel había mudado a una de sorpresa total.

- Ehhhm... ¿Sí?

- Y vas a salir con ella. ¿En una cita?

- Bueno, aún no se lo he pedido, pero ese es el plan... - Respondió el chico, rascándose la nuca.

- Eso significa... ¿Qué no eres gay? - Preguntó Gabriel con cautela. Adrien se quedó congelado.

- ¿Gay?

- No es que tenga algo de malo. - Se apresuró a corregir Gabriel. - Si fueras gay, contarías con mi apoyo y el de Nathalie, aunque sería algo complicado, ya sabes, por la prensa, pero... -

- Espera, padre. ¿Creían que era gay?

- Bueno, en todos estos años nunca habías traído a una chica a casa, a pesar de que eras muy cercano a la hija del alcalde. Lo más lógico era pensar que, simplemente no te atraían las mujeres.

Persona equivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora