- Bien... Según esto, Andreé fue visto por última vez a las orillas del río Sena. - Dijo Adrien, mientras revisaba la aplicación dedicada a rastrear al heladero más famoso de París.
Ambos se encontraban sentados en una banca del parque, algo cohibidos. Adrien tenía miedo de mirar a Marinette y quedarse idiotizado por su belleza. El contraste ante esa visión tan encantadora, casi etérea, que la joven presentaba esa tarde frente a la imagen que había quedado plasmada en su mente desde que había visto el famoso video lo estaba enloqueciendo. ¿Cómo había podido estar tan ciego durante tanto tiempo? Marinette era, como el mismo había dicho alguna vez, su Ladybug de todos los días. ¡Y estaba enamorada de él! Tal vez era un idiota, pero era un idiota afortunado.
Esta cita era la oportunidad de su vida, y estaba dispuesto a no arruinarla. Lo tenía todo planeado; La llevaría por ese helado, caminarían juntos, tomados de la mano... Entonces, la tomaría de ambas manos, la miraría a los ojos, apartaría un mechó de cabello de su bello rostro, rozando su mejilla y le pediría que fuese su novia. Y cuando ella dijera que sí, la besaría. Era un plan bastante simple, ¿qué podía salir mal?
El chico ya debería saber que, hacer esa pregunta, era invocar a los espíritus de la mala suerte.
Pero en ese momento, a pesar de sus nervios, se sentía bastante optimista. En un gesto caballeroso, se puso de pie y ofreció su manos para ayudar a la chica a ponerse de pie.
- ¿Me permite? - Preguntó, tal vez con demasiada galantería, pero a Marinette el gesto le pareció encantador. Esa cita era un sueño hecho realidad, así que estaba en las nubes. Justo por eso, estaba bastante distraída, así que, de alguna forma, se tropezó con sus propios pies. Hubiera sido una caída bastante fea, de no ser por Adrien, que estaba allí para sostenerla.
- ¿A-adrien? - Balbuceó la chica, con el rostro completamente rojo.
Tratando de evitar la caída, Adrien la había sujetado apresuradamente. Una mano estaba en la espalda de la chica, mientras la otra... Estaba firmemente sujeta a su trasero. Al darse cuenta, el chico apartó su mano como si estuviera sujetando hierro ardiente, casi haciéndola caer por la brusquedad de su movimiento. Él también estaba rojo, como un tomate con pelo rubio.
- ¡LO SIENTO! ¡FUE UN ACCIDENTE, LO JURO! - Exclamó, con voz desesperada. Seguramente, ahora Marinette pensaba lo peor de él. Cerró los ojos, esperando sentir una bofetada en cualquier momento, pero esta nunca llegó.
- N-No te preocupes... Fue mi culpa. Debo fijarme mejor en dónde piso, jeje. - Su rostro seguía bastante rojo, pero parecía haber recobrado la compostura. Adrien agradeció al cielo, pues esa chica era un ángel. En esa misma situación, estaba seguro de que Ladybug lo habría despellejado vivo.
Después de tomar aire, Adrien decidió tratar de pasar por alto el vergonzoso incidente, a pesar de que sentía que la mano le quemaba. Mientras caminaban, se armó de valor y tomó la mano de la peliazul. Ella lo aceptó, encantada.
Tal vez en ese momento ambos creyeron que el resto de la cita pasaría sin inconvenientes, pero estaban completamente equivocados.
- ¡OH POR DIOS! ¿Eres Adrien Agreste? -
El grito les heló la sangre a ambos. Esa situación les resultaba bastante familiar, y no estaban entusiasmados por lo que venía a continuación.
- Eh... No, no. Mi nombre es Carlos Santana. - Respondió Adrien, tratando de fingir un acento Mexicano. Marinette se palmeó la cara. Escondido en la pequeña mochila que el rubio llevaba consigo, Plagg trató de contener las carcajadas.
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Persona equivocada
UmorismoMarinette decide crear una línea de lencería. Satisfecha con los resultados, decide modelar las prendas y mostrársela a Alya. Pero accidentalmente, envía un mensaje a la persona equivocada. Fanfic Adrianette.