Capítulo 7

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Esa mañana, antes de que la primera (de diez) alarma de Marinette sonara, Alya entró a su cuarto hecha un torbellino, apenas dándole tiempo a Tikki de esconderse.

- ¡MARINNETE! ¡TIENES QUE CONTARMELO T O D O! - Gritó la pelirroja, mientras zarandeaba a una muy confundida y asustada Marinette.

La noche anterior, inmediatamente después de que Adrien se despidiera, había subido corriendo a su pieza, chillando de pura emoción, y enviado un mensaje a su mejor amiga. El texto era un "ALYAAAAAAAAA! ADRIEN AGRESTE ME INVITÓ A SALIR! EN UNA CITAAAAAAA!" Seguido de muchos stickers de gatos. La pelirroja ya estaba profundamente dormida cuando llegó el mensaje, pero, esa mañana, en cuanto despertó y leyó el mensaje se apuró a vestirse. No necesitaba desayunar, necesitaba respuestas. Y ahora, estaba prácticamente sobre Marinette, amenazando con desnucarla a puras sacudidas.

- Sólo déjame dormir cinco minutos más - suplico Marinette, en cuando se sobrepuso a la sorpresa, sintiendo más sueño que curiosidad sobre el qué hacía Alya en su habitación a las siete de la mañana.

- ¡No, no, de eso nada! - Exclamo la de lentes, mientras, literalmente, obligaba a su amiga a salir de la cama. De mala gana, Marinette renunció a seguir durmiendo, por lo menos en lo que quedaba de la mañana. O bueno, tal vez podría tomar una siesta pequeñita en la clase de física...

-Bien, Alya, ya tienes mi atención. ¿Qué necesitas? -

- Es obvio, ¿no? ¿Cómo es eso de que por fin tienes una cita con Adrien? -

- ¡AAAHHH! !LA CITA CON ADRIEN! - Al recordar que, en menos de diez horas, tendría una cita con el que había sido su crush por años, todo rastro de sueño se evaporo de su pequeño cuerpo. De golpe, se puso de pie, casi dando vueltas en círculos. Afortunadamente, Alya estaba allí para controlarla.

- Tranquila, chica. Mírame... Eso es. Inhala, y ahora exhala muuuuy despacio. ¡Muy bien! Hazlo de nuevo. ¡Bien! ¿Ya estás lo suficientemente tranquila para explicarme qué pasó? - La peliazul asintió. - Perfecto. Ahora, cuéntamelo todo. - Solicitó con toda la formalidad de una reportera experimentada. Y Marinette, bastante más calmada, procedió a relatarle lo sucedido la noche anterior. Después de Fangirlear juntas un rato, Marinette se vistió, y decidió aprovechar que ya estaba despierta para desayunar tranquilamente junto a su mejor amiga y sus padres.

Cuando decidió revisar su celular, se dio cuenta de que tenía, ni más ni menos, 68 llamadas perdidas y 587 mensajes. No le fue muy difícil suponer que Alya les había contado a las chicas, y las chicas, al resto del salón. ¡Qué diablos! ¡Incluso tenía un mensaje de Jagged Stone felicitándola! ¿Cómo es que el rockero se había enterado de su cita? Bueno, ya tendría tiempo de descifrarlo. Por lo pronto, lo mejor que podía hacer era aprovechar que aún era temprano y tratar de deslizarse a su salón manteniendo un perfil bajo, pero, en cuanto llegó a la entrada de la escuela, supo que eso sería imposible. Las chicas estaban esperándola en la entrada, viéndola de la misma forma que un montón de leones verían a una pequeña gacela. Marinette sintió un escalofrío. ¿Dónde estaban los akumas cuando los necesitaba?

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Las clases fueron algo extrañas. Cada pequeña interacción entre Adrien y Marinette era minuciosamente monitoreada, incluso por los profesores. Solo la clase de madame Mendeleiev les dio un pequeño respiro, pues nadie en su sano juicio hubiera osado interrumpir su clase. Cuando sonó la campana, indicando el inicio del receso, Adrien la tomó de la mano, y antes de que alguien fuera capaz de reaccionar, salió corriendo del salón, llevándola casi a rastras consigo, hasta llegar a un salón desocupado.

Persona equivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora