Capítulo 2

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Habían pasado cerca de diez minutos desde que Adrien había visto su mensaje, y la desesperación de Marinette era tal, que la única explicación lógica por la que un akuma no hubiese entrado por la ventana aún, era que Hawk Moth probablemente estaba durmiendo a esa hora. Cuando recibió la notificación de que Adrien había reproducido el video por segunda vez, la palidez de su rostro se transmutó en un sonrojo salvaje. Ya había pasado por varias situaciones vergonzosas con Adrien, pero está vez se había superado a sí misma. La expresión "quiero que me trague la tierra" nunca le había parecido tan certera. Aún tenía el celular en sus manos. Adrien ya no estaba en línea, ni en Instagram ni en otra red social, pero aún así, no creía poder soltar el teléfono sin recibir una respuesta.

- Por favor, Tikki, dime que esto es una pesadilla - suplicó Marinette por vigésimo-tercera vez.

- Lo siento, Marinette, pero no lo es. - La pequeña kwami se sentía enormemente tentada a decir "te lo dije", pero su portadora de veía tan afligida que no se atrevía a hacerlo. Ya tendría tiempo de darle un sermón después. - No es la gran cosa. Probablemente ya esté durmiendo y ni siquiera le de importancia en la mañana. Tú también deberías dormir. -

- ¡Cómo que no es para tanto! -

- Baja la voz, Marinette, o vas a despertar a tus padres. - Avergonzada, la peliazul obedeció. - Supongo que esas cosas pasan. A demás, han ido al parque acuático juntos. Ya te ha visto en traje de baño, no hay mucha diferencia. -

- Esto es distinto, Tikki. - Suspiró, frustrada. - En ese entonces teníamos catorce años. A demás, no es lo mismo un traje de baño que la ropa interior. Y peor, tenía que ser "este" tipo de ropa interior. - la chica enterró su cara en la almohada, maldiciéndose internamente por hacer el conjunto tan sexy y al mismo tiempo, pensando que pudo ser peor: por lo menos no eran sus braguitas de Bob Esponja. - A demás, el último mensaje que le envié puede malinterpretarse. Tal vez crea que las fotos eran para otro chico. - El solo pensar que Adrien Agreste pudiera tener esa imagen de ella la horrorizó.

- Voy a llamarlo ahora mismo. -

- Probablemente ya esté dormido. No creo que sea una buena idea, Marinette. -

- Tengo qué hacerlo, Tikki. No voy a estar en paz hasta no aclarar esto. - Y armándose de valor, marcó el número de Adrien Agreste.

Contestó casi al último tono, cuando la chica ya creía que iba a tener que intentar nuevamente (aunque dudaba tener las agallas necesarias).

- ¿Adrien? - Preguntó tímidamente.

- ¿Sí, Marinette? - La forma en la que pronunció sus nombre le provocó un escalofrío en la nuca. Su voz sonaba extrañamente ronca. Pensó que tal vez era porque lo había despertado, aunque no sonaba adormilado.

- Yo... Ehh... sobre el video de hace rato... Este.. que-quería pedirte una di-disculpa. Estaba haciendo una línea de ropa interior pa-para las chicas y yo... Bueno, quise mostrarle mi trabajo a Alya y como su nombre empieza con A y el tuyo también... Eh, yo me equivoqué y por error... Te envié eso a ti por error. Como no me respondiste creí que estabas enojado y quise aclararlo, pero ahora pienso que es una tontería y seguramente te desperté por nada, así que también lo siento por eso... -

A partir de ese momento, solo salieron incoherencias de la boca de Marinette, pero al chico no le importaba. "Con qué fue por eso" pensó. Se sentía extrañamente satisfecho de saber que esas fotografías no eran para algún otro chico. "Celos de amigo" pensó. Una voz maliciosa en su cabeza respondió "uno no piensa en sus a-m-i-g-a-s de esa forma". Hizo lo posible por callarla.

- No te preocupes, Marinette. Fue un malentendido, lo entiendo. Por cierto, me gustó... Tú diseño, claro - Trató de corregirse para no sonar como el maldito pervertido que era.

- Oh... Eh... Muchas gracias. Bueno, jeje, solo quería aclarar eso y que no hubiera ningún malentendido entre nosotros. Te dejo seguir descansando. De nuevo, perdón por molestarte. Buenas noches, Adrien.

"Oh, no tienes idea de qué tan buenas."

- Buenas noche, Marinette.

Tras colgar el teléfono, dejó escapar un suspiro. La pequeña conversación, los nervios e inocencia de su amiga lo hacían sentirse aún más culpable. Lo que estaba haciendo estaba mal en demasiadas formas. Estaba traicionando la confianza de Marinette de una forma indescriptible, y todo por sus estúpidas hormonas. Debía borrar ese video. Pero justo cuando iba a hacerlo, se sintió tentado a volver a reproducirlo y una cosa llevó a la otra. Dejó descender su mano a más allá de su cadera, dispuesto a continuar con la tarea que la llamada de Marinette había interrumpido.

- ¡CON ESAS MANOS TOCAS MI CAMEMBERT! -

El grito de Plagg lo tomó desprevenido.

Persona equivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora