El lunes a primera hora, Marinette era un torbellino tratando de entregar los conjuntos de las chicas antes de que iniciaran las clases, pues las expectativas habían aumentado muchísimo gracias al escándalo de Chloé Burgeois. Como era habitual, se había quedado dormida y apenas había logrado llegar a tiempo al colegio. Gracias a eso, no se dio cuenta de la presencia de Adrien hasta que este se sentó a su lado; Alya y Nino llevaban varios meses sentándose juntos, mitad por deseo propio, mitad para tratar de forzar las cosas entre Adrien y Marinette. Afortunadamente para ambos, la clase le álgebra era lo bastante intensa para mantenerlos entretenidos por un rato, postergando la conversación.
- Llegó la hora del almuerzo y Marinette trató de escabullirse discretamente, pero como siempre sucedía cuando tenía a Adrien a su alrededor, su torpeza se había exponenciado, por lo que halló la forma de tropezar con sus propios pies. Hubiera sido una caída bastante catastrófica, de no ser por los reflejos felinos de su compañero, quien la tomó de la cintura antes de que pudiera hacerse daño. A pesar de que las prendas de la chica constituían una barrera entre ambos, el chico pensó que el contacto con Marinette quemaba su piel. Tuvo que usar todo su autocontrol para no "hacer una carpa" en plena clase.
- Debes tener más cuidado, Marinette. - La chica se sonrojó furiosamente, pensando en que eso podía tener dobles implicaciones.
- Sí, lo sé... Eh, digo, lo siento. No siento que me atraparas, claro que no, porque entonces me hubiera lastimado. Lo que lamento es que fueras tú... Digo, no es que tú tengas algo malo. Al contrario, estás muy bueno... ¡QUIERO DECIR! Eres muy bueno, muy buena persona, claro que sí. Pero trataré de tener más cuidado, no porque no quiero que me atrapes, digo, tampoco quiero que lo hagas... Bueno, yo... -
- Entiendo. No hay problema. - Respondió el chico con un leve sonrojo y esa sonrisa tranquila que le daba solo a ella cuando comenzaba a desvariar. Marinette admiró su rostro, idiotizada, hasta que el grito de Chloé los sacó a ambos de su burbuja.
- ¡Esto no es un cine! Denles privacidad. Shu, shu, largo del salón. - Exclamó, mientras lanzaba una mirada amenazadora a los mirones del grupo. En ese momento, Marinette y Adrien se dieron cuenta de dos cosas: la primera, que medio salón estaba contemplando esa escena con excesiva atención. La segunda, que el rubio aún tenía a la peliazul sujeta de la cintura. Se alejaron el uno del otro de inmediato, tratando de actuar de forma natural, mientras Chloé vigilaba que el salón quedara vacío. Cuando solo quedaron los dos, les guiñó el ojo antes de cerrar la puerta.
- Trágame, tierra - Sollozó Marinette, mientras volvía a sentarse en su pupitre y escondía su rostro entre sus manos. Adrien se sentó a su lado y la rodeó con un brazo, tratando de darle apoyo moral (y en su fuero interno, deseando tocarla de nuevo).
- Tranquila, Marinette. Chloé solo estaba bromeando. -
- No me refiero solo a eso. Parece que últimamente he roto mi record personal en cuanto a auto humillaciones. Tal vez debería encerrarme en una cueva. - Murmuró. Se escuchaba tan afligida que Adrien temió que pudiera ser víctima de un akuma.
- Hey. Por favor, Marinette. Mírame. - La chica se atrevió a levantar su cara solo un poco. - No hay nada por lo que debas sentirse avergonzada. Eres una persona fantástica. A veces eres algo atolondrada, eso no lo puedo negar, pero no tiene nada de malo y siempre, desde que te conozco, has sabido encontrar las soluciones a tus problemas. - Conforme hablaba, la chica iba descubriendo más su rostro. - Y si fue por la fotografía de la otra noche, tampoco hay razón para que te sientas así. Tus diseños son igual de maravillosos que tú, de verdad, tienes talento. Y te veías hermosa... Tú siempre te ves hermosa... -
Después de esas palabras, la tensión del ambiente llegó a tal punto, que de la nada, ambos comenzaron a reír a carcajadas (una risa ligeramente abochornada). Rieron hasta que les faltó el aire, por el drama, por el alivio, por todo. Cuando por fin recobraron la compostura, sintieron que el ambiente entre los dos era liviano, como pocas veces se daba entre ambos.
- Aún queda algo de tiempo para el almuerzo. ¿Quieres acompañarme a la panadería? Creo que hoy hay quiché de espinacas y salmón. - El rostro del chico se iluminó ante esas palabras.
- ¡Claro que sí! Digo, si no es una molestia para tus padres. -
- Por supuesto que no. Les agradas bastante. -
- Bien, en ese caso, las damas primero. - Dijo, adelantándose para abrir la puerta. Marinette rió, aún levemente sonrojada, pero aceptó el gesto. En ese momento, Adrien pensó que salir con ella quizás no era tan mala opción... Le agradaba bastante, y en momentos como esos, sentía que tenían la misma vibra que su alterego y Ladybug, con la ventaja de no sufrir por los constantes rechazos. De esa forma, ambos se dirigieron juntos a la entrada de la escuela, con la cabeza un poco en las nubes, y Tikki lanzándole un pequeño guiño secreto a Plagg.
Fin...
Del capítulo. Aún hay más de esta historia jajajaja. Me había quedado temporalmente sin inspiración, así que el inicio de este capítulo fue bastante forzado, pero luego fueron apareciendo las ideas.
Aún falta un poquito de drama, y tal vez, salseo.
Recuerden dejar comentarios. ¡Nos leemos!
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Persona equivocada
HumorMarinette decide crear una línea de lencería. Satisfecha con los resultados, decide modelar las prendas y mostrársela a Alya. Pero accidentalmente, envía un mensaje a la persona equivocada. Fanfic Adrianette.