-Entonces, ¿te dijo que vendría a las cinco?- preguntó a Camino con cierto nerviosismo sentada en el salón del apartamento.
-Sí, me lo comunicó después de clase y de entregarle tu nota- contestó la castaña.
-Aún quedan veinticinco minutos para que llegue- comentó mirando el reloj que adornaba la pared de la habitación. -¿Sabes?, estoy un poco inquieta- dijo rascándose el brazo derecho, como siempre hacía cuando algo la incomodaba o la ponía nerviosa.
-Tranquila, todo va a ir bien- se acercó a la pintora que se había levantado para intentar calmar los nervios y la tomó de la mano.
-Lo sé, pero me preocupa mucho cómo se encuentra. Todo lo que hemos vivido en los últimos meses no ha sido muy agradable y me apena mucho que lo esté pasando mal. No quiero que pase sola por este trance. Ella ha estado en los peores momentos siempre a mi lado. Sophie es muy importante en mi vida, bueno, ahora en la nuestra- explicó con el semblante serio sobre lo que significaba su querida amiga para ella.
-Claro, somos sus amigas y eso no va a cambiar. Ahora nos necesita más que nunca y nos va a tener a su lado. Ya ha dado el paso, que es lo importante. Solo déjala que se exprese, que te diga cómo se siente y qué es lo que necesita. Juntas sabremos estar a la altura, porque Sophie se lo merece. Todo va a estar bien, ya lo verás- manifestó la más joven intentando alentar a su amor.
-¿Por qué eres tan maravillosa?- expresó con una leve sonrisa y cogiendo la mano que le quedaba libre a Camino. -Siempre ayudando a los demás sin esperar nada a cambio, luchando sin rendirte hasta el final e incluso poniendo tu vida en peligro si con ello le salvas la vida a un inocente. Qué afortunada soy de tenerte en mi vida. Sigo pensando que eres un regalo para mi, aunque a veces no me lo merezca- le dijo tras un breve silencio y mirándola profundamente a los ojos.
-No Maite, tú te mereces cada uno de mis pensamientos. Así ha sido desde que entraste en el restaurante por primera vez y cambiaste mi vida para siempre. Cada una de las cosas que he hecho, ha merecido la pena si era para estar contigo- replicó a la morena soltando sus manos y colocando suavemente sus brazos alrededor de su cuello.
Quería reconfortarla, porque a veces, la culpa afloraba en su maestra, que aún no se había desprendido de ese sentimiento y quería ayudarla a que lo desterrara para siempre. Maite la agarró de la cintura y posó su frente en la de ella, quedando unidas con los ojos cerrados y disfrutando del momento íntimo. En ese instante, la pintora sintió la necesidad de besarla y sentirla muy cerca, de demostrarle todo el amor que le tenía. Porque sabía que en ocasiones no se lo mostraba como debía. Ya fuera por las circunstancias o por dejar que su parte más racional tomara la decisión. Pero eso había cambiado, ya eran libres de vivir su amor sin reparos y sin tener que andar escondiéndose por miedo a ser descubiertas con el nerviosismo a flor de piel.
Aproximó su boca a la de ella y lentamente posó sus labios en los de su joven amor, que esperaba el acercamiento con la suya entreabierta. El beso fue delicado y profundo, lleno de intenciones reprimidas. Camino lo respondió pegando aún más su cuerpo al de su maestra, que hizo lo propio con el suyo, fundiéndose en un abrazo sincero. Sus respiraciones se agitaron cuando el beso se volvió más intenso, dando paso a un baile de caricias correspondidas y sedientas de ser calmadas. Necesitaban decirse sin palabras cuánto se amaban y recuperar el tiempo que les habían robado. Tomaron aire sin abrir los ojos, disfrutando el momento con calma y sonrieron juntas.
-¿Qué haría yo sin ti?- preguntó su joven amante rozando su frente suavemente con la suya.
-Y yo sin ti, mi niña. Tú me has devuelto la vida- respondió Maite acercando de nuevo su boca a la de ella y besándola sin miedo a demostrarle sus sentimientos.
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Amanecer en París
FanfictionDespués de haber superado todo lo acontecido en sus primeros meses de convivencia, Maite y Camino siguen viviendo libremente su amor en París. Con este fanfic quiero continuar la historia de Maite y Camino (Maitino) en la ciudad de la luz a partir d...