Il Gloria es un bar regenteado por un misterioso hombre, en el trabajan como barman, cuatro jóvenes guapos, por fuera es uno de los bares más concurridos, pero por dentro el Il Gloria guarda un profundo secreto. . .
Jay es uno de los barman del Il...
Ismail observa la pantalla de su teléfono, su cabeza da mil vueltas pensando en Jay y en lo que podría estar haciendo, se maldijo a si mismo por no prestar atención a lo que su sobrino podría hacer, llevaba tiempo viendo las señales pero se negaba a aceptarlo, desde que su hermano murió no ha sido nada igual, su padre seguía sumido en el dolor de perder a su hijo y a su nuera. Su hermano Raeng era la cabeza de la familia por ser el hijo mayor y como tal llevaba los negocios adelante, él era todo lo contrario, prefería seguir su propio camino, pero con su muerte las cosas se habían complicado demasiado, ahora su padre ponía un gran peso sobre sus hombros, más problemas de los que ya acarreaba.
El punto rojo le indicaba la ubicación exacta en donde se encontraba Jay, lleva desaparecido toda la noche, su padre lo llamó angustiado porque Jay no había llegado a casa desde el colegio. Más tarde se paso por casa de su padre en busca de alguna pista de que lo llevará hasta Jay, por desgraciada se encontró con la sorpresa de que su sobrino había estado siguiendo el rastro del conductor que embistió el coche de sus padres, desde que había sido liberado hace un mes. En el fondo de su armario un compartimiento secreto, mapa, imágenes, recortes de diarios siguiendo el caso, Jay lo planeó todo meticulosamente y ahora su plan se estaba llevando a cabo.
Se detuvo frente un viejo almacén cercano al puerto, Jay conocía muy bien el lugar como la palma de su mano, su padre lo llevaba a menudo a la empacadora o cuando tenía que pesar el pescado traído por los pescadores, ese viejo almacén lleva años abandonado y era el lugar ideal para llevar a cabo su plan. Cogió su arma por si acaso y la metió detrás de su espalda, la lluvia caía torrencialmente, se bajó corriendo y rodeó la entrada que estaba abierta, cortaron el candado, enseguida identifico el coche del sujeto. Lo médico habían dicho que algo había cambiado en Jay, algo más profundo y severo comenzaba a gestarse en las entrañas de su mente, desde el accidente él dejó de ser el chico alegre que era para convertirse en alguien frío y sin sentido encerrándose en su propio mundo.
Ismail empujo la puerta.
-¡Jay!- grito su nombre.
No hubo respuesta, solo el sonido de los truenos haciendo eco en el interior del almacén.
-Mierda, ¡Jay!-volvió a gritar.
El sonido de una voces forzadas lo llevó en la dirección correcta, corrió por el pasillo interno hasta llegar al centro, el sujeto yacía inmóvil en el suelo con un gran charco de sangre a su alrededor.
-Jay. . .
Se acercó lentamente a su sobrino, Jay estaba de pie junto al cadáver del conductor con un cuchillo en su mano izquierda, Ismail observó a Jay, tenía golpes en su cara pero su rostro permanecía inmutable, no parecía mostrar emoción alguna.
-¿Crees que si hago esto mis padres volverán tío?-musita con la mirada fija en el cuerpo.
Su mano goteaba sangre al suelo.
Ismail coge un pedazo de tela y envuelve el cuchillo con ella.
-No, no lo harán-responde.
-¿Entonces porque me siento bien al respecto?.
Por primera vez Jay lo estaba viendo a los ojos.
-Mataste a alguien Jay, no deberías sentirte bien al respecto-lo reprende.
Ismail ya estaba acostumbrado a lidiar con la muerte pero Jay no, sin embargo había algo en él, sus ojos no mostraban señal alguna de arrepentimiento o miedo, no, sus ojos estaban vacíos carente de emoción. Entonces sus labios se movieron hacía los lados esbozando una fría sonrisa.
-Jay.
Ismail entornó los ojos, él lo supo, debía hacer algo para controlar el monstruo que había surgido en Jay. . .
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