「 𝗮 𝗿𝗲𝘀𝗶𝗱𝗲𝗻𝘁 𝗲𝘃𝗶𝗹 𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 」
A pesar de que trataron de olvidar al otro
se les hizo imposible.
Y, gracias a las vueltas de la vida,
poco a poco ambos jóvenes
dejarían de ser simples desconocidos.
❥ 𝗦𝗶𝗻 𝗲𝗱𝗶𝘁𝗮𝗿
❥ �...
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Esa noche Leon necesitó un trago como nunca antes lo necesitó en su vida. Quería escapar de ella y los recuerdos de aquella noche, algo irónico teniendo en cuenta que se hallaba en el mismo bar donde la conoció. Apuesto a que aguantaría las ganas de orinar solo para no tener que ir al baño donde la besó y tocó a su antojo.
De repente el alcohol dejó de tener aquel sabor placentero que siempre había tenido, y es que después de probar el cuerpo de Either nunca hallaría algo más adictivo que eso.
Patético, se dijo a sí mismo. Se odiaba por el fuerte impacto que tenia ella en todo su sistema, se odiaba por no poder controlarlo y se odiaba porque le gustaba aquella sensación. Either era una mujer que podía dejarte a sus pies con solo una mirada, y Leon no había sido la excepción.
Su teléfono comenzó a vibrar en su bolsillo y, a pesar de que no se encontraba completamente ebrio, sus movimientos al tomarlo fueron lentos y pesados.
─hola...?─ respondió, dejando a la vista el cansancio gracias a su tono de voz.
─¡Leon, ella no está, escapó!─ dijo Nick agitado, desde el otro lado de la línea. Leon se sobresaltó ligeramente al oír el tono de su amigo, estaba acostumbrado a que él fuese algo dramático es por eso que no le dió mucha importancia.
─¿qué? ¿quién?─ preguntó, alargando las palabras.
─¡Either! ¡Either Moon escapó!─ al oír aquello algo se removió dentro de Leon y todo el alcohol en su sistema pareció evaporarse. Se levantó bruscamente de la barra, tirando uno de los vasos de cristal al suelo. La barman lo observó fulminante y el simplemente moduló un lo siento, mientras tomaba su chaqueta y salía de allí, prácticamente corriendo.
Había sido descortés pero ahora tenia cosas más importantes de las que preocuparse.
─¿qué? ¿Cómo..?─ Leon no comprendía nada. Cómo ella había logrado escapar de semejante seguridad, además de que se le veía inofensiva. Las apariencias engañan, se repitió en su mente.
─¡no lo sé, Kennedy! Solo sé que el señor presidente va a matarme─ se oía en el tono de voz el temor que estaba sintiendo el pobre Nick. Obviamente Leon no le iba a dar la espalda, mucho menos si se trataba de aquella mujer que parecía involucrarse aún en su vida con el pasar de los minutos.
─tranquilo, Nick. Volveré a casa a buscar unas cosas e iré lo más rápido posible─ oyó como su compañero le agradecía con voz angustiada y cortó rápidamente para ingresar al coche y conducir a toda velocidad a su apartamento.
Había mentido, no necesitaba buscar nada, pero lo que sí necesitaba era sacarse aquel aroma a alcohol del cuerpo, eso no daría una buena impresión frente a sus compañeros de oficio.
Los nervios caían de sus poros mientras manejaba el auto. Nunca pensó que ella escaparía, tenia la esperanza de verla nuevamente al día siguiente y así poder entablar una charla más privada entre ellos. Pero no, la chica escurridiza había optado por huir, dejando un desorden enorme en la vida de Leon.
Apretó el volante con fuerza, hasta que sus nudillos se volvieron blanco. A pesar de que se trataba de una sospechosa de un atentado en contra del presidente, él quería asegurarse de ella estuviese bien, sana y salva. No comprendía porqué, quizá ella era una criminal, pero sentía aquello y no lo podía cambiar.
Llegó a su edificio más rápido de lo que esperaba y no demoró mucho en bajar del coche y comenzar a subir los pisos que lo separaban de su apartamento. No estaba de humor para esperar el ascensor. Insertó la llave en la cerradura y la giró dos veces antes de entrar.
Al ingresar en la oscuridad de su apartamento supo que algo no andaba bien. Apenas estaba la tenue luz de la luna ingresando desde el ventanal, pero con esa poca luminosidad Leon pudo percibir algo. Aquel aroma, aquella fragancia tan dulce.
─¿me extrañaste?─ alguien preguntó en su oído. En un movimiento rápido, Leon tomó el arma en su cintura y giró, arrinconando al intruso contra una de las paredes y presionando el cañón del arma en su estómago.
Either estaba allí.
Ella abrió su boca con asombro, sin borrar la sonrisa socarrona de su rostro y lo tomó del borde de su camiseta con lentitud. Su perfume invadió la nariz del agente, quien intentó no mostrarse afectado por la presencia de la chica.
─sin duda esperaba que me empujaras contra la pared, pero no así─ Leon soltó un fuerte suspiro y guardó el arma nuevamente. Bajó la mirada, oyendo la pequeña risa que escapaba de los labios de la mujer, mientras sus manos le recorrían el pecho sobre la tela de su camiseta.
─¿qué haces aquí, Either?─ preguntó con tranquilidad, pero luego recordó que ella era la razón por la que ahora estaba en su apartamento. Recordó que ella era peligrosa, la principal sospechosa de un intento de asesinato, así que luego la tomó de los brazos, echandola sobre la pared una vez más. Sus cuerpos estaban completamente pegados, logrando más de una reacción por parte de ambos a causa de la cercanía ─¿¡cómo escapaste!?─
Ahora ella lo empujó, separándose de su agarre y prosiguiendo a peinar su cabello con delicadeza. Leon observó cada uno de sus movimientos, gustandole el tenerla bajo su techo otra vez, algo que nunca diría en voz alta.
─que galán eres, Leon. Tus bienvenidas responden a mi pregunta de porqué estas soltero─ se burló ella, ahora más seria.
─¿cómo escapaste?─ repitió él, en tono duro. Either quiso sentir la calidez que emanaba el rubio, por lo que se acercó unos pasos a él. Leon supo lo que ella hacía y caminó hacia atrás, hasta que su espalda chocó con la pared.
─esa es una muy buena pregunta─ asintió ella, mirando a su alrededor ─pero tengo una mejor pregunta, ¿por qué no pintas la paredes de éste lugar? Se ve sombrío...─
─Either...─
─quiero decir, tienes el suficiente dinero como para visitar uno de los bares más caros de la ciudad cada noche ¿y no para un poco de pintura en las paredes?─ ella se veía realmente interesada en ello, tanto así que descolocó a Leon.
─Either no trates de cambiar de tema. Tu no me conoces de nada, ¿cómo sabes que visito cada noche el mismo bar?─ su cercanía lo tenia enloquecido, y se esforzaba por no demostrarlo pero se le estaba haciendo muy, muy difícil.
─tengo contactos, agente Kennedy─ ella le guiñó un ojo, llamándolo de aquella manera que él había comenzado a amar solo por oírlo de los labios de la fémina. Él iba a decir algo pero el golpeteo en su puerta los sobresaltó a ambos, creando una gran incertidumbre entre ellos y que la misma pregunta rondara por sus mentes.