「 𝗮 𝗿𝗲𝘀𝗶𝗱𝗲𝗻𝘁 𝗲𝘃𝗶𝗹 𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 」
A pesar de que trataron de olvidar al otro
se les hizo imposible.
Y, gracias a las vueltas de la vida,
poco a poco ambos jóvenes
dejarían de ser simples desconocidos.
❥ 𝗦𝗶𝗻 𝗲𝗱𝗶𝘁𝗮𝗿
❥ �...
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Una vez más Either despertaba enrollada en las sabanas, completamente desnuda, bajo la compañía de un Leon profundamente dormido. Había tenido la tercer mejor noche de su vida, junto al mismo sujeto, aunque esta podía denominarse como la mejor de las tres.
Leon le había dicho te quiero. Una frase simple para otros pero una que le marcó una sonrisa en la cara a ella el resto de la noche y seguramente de la semana. Su respuesta había sido bastante obvia cuando lo besó con el más puro cariño. Le quería, y que él sintiera lo mismo la hacían sentir la más afortunada.
Se levantó envuelta en la sábana, no sin antes dejar un beso en la mejilla de el rubio. Decidió tomar una ducha y luego preparar algo de café con algunas tostadas que se había tomado la molestia de comprar la tarde anterior.
El aroma a café navegaba por el apartamento, dándole aquel toque hogareño y cálido que ambos jóvenes necesitaban.
Leon se despertó y enseguida tanteó a su lado en busca de la muchacha. Pronto el aroma a café ingresó por sus fosas nasales y la decepción de despertar solo fue reemplazado por la alegría de sentirse como en casa ante aquel reconocido aroma. Se levantó con el mejor humor, con solo sus jeans cubriendo su desnudez a pesar del frío del lugar.
La encontró concentrada en cortar un poco de fruta mientras tarareaba la melodía de una canción irreconocible a los oídos de Leon. Se acercó a ella por detrás y rodeó su cintura, hundiendo su rostro en el cuello de ella, y dejando algunos besitos allí.
Atesoraba entre sus más bellos recuerdos cada momento junto a ella. Quería no separarse jamás de aquella castaña, a pesar de cualquier inconveniente quería estar a su lado. Todo se sentía Real con ella, y es por eso que le gustaba, porque no era un cuento de hadas sino que era la mismísima realidad dándole aquello que tanto necesitaba. Sin darse cuenta, en esas semanas juntos Leon había olvidado su adición por el alcohol, siendo ella su más grande pecado.
-buenos días- susurró él en su oído, proporcionando una leve mordida en lóbulo de sub oreja. Ella sonrió al sentir su toque, al sentirlo a él, y giró entre sus brazos, abandonando su trabajo de cortar la fruta. Tomó la cara del agente entre sus manos y besó sus labios con cariño.
-buenos días, agente Kennedy- murmuró ella en aquel tono sensual que mataba a Leon. Él sonrió socarrón antes de apartar la bandeja de fruta de un manotazo y tomarla de los gluteos, sentándola sobre la encimera. Ella soltó un chillido sorprendida para luego reír. Acarició sus piernas sobre la tela de sus abrigados pantalones y después la besó una vez más, para dar su atención al desayuno.
Ella lo observó disconforme por su poca atención, aunque sabia que él estaba jugando, reconocía su buen humor desde kilómetros de distancia.
-Leon, que haces? Yo estaba preparando el desayuno- se quejó ella, bajando de la encimera y aproximándose a él. Leon, al notar las intenciones de la chica, la volvió a tomar entre sus brazos y la sentó en al encimera junto a él.
-es mi turno de preparar el desayuno- decretó él, soportando una sonrisa ante la mueca quejosa de la chica. Either soltó un bufido y se cruzó de brazos.
-seguro es una excusa porque, en realidad, te sientes amenazado, ya que yo hago mejores desayunos- sonrió ella con suficiencia, mientras el rubio dejaba de cortar para girarla a ver.
-o es solo que prefiero no pasar un mal rato comiendo tu desayuno- bromeó él. La cara de la joven se descompuso y él no pudo evitar soltar una carcajada mientras se aproximaba a ella con aires burlones -no es cierto, hermosa, adoro tus desayunos-
-sé que lo haces- ella fue callada por un corto beso que él dejó sobre sus labios -y también sé que mis desayunos no son lo único que adoras de mi- una sonrisa pícara se formó en la boca de la abogada y Leon sonrió complacido, adoraba que ella fuera igual de pervertida que él.
Él iba a responder con uno de sus chistes de doble sentido cuando su teléfono lo interrumpió. Soltó un bufido y limpió sus manos antes de tomarlo. Las manos del rubio vagaban por la piel del abdomen de Either, ya que había metido sus manos bajo su pijama, acariciando la piel con suavidad.
Either jugueteó con su cabello, cosa que Leon odiaba que todos hicieran excepto ella, mientras observaba las muecas que el agente hacia cuando oía lo que la persona del otro lado de la línea le decía. Su ceño fruncido, sus labios apretados y su fragancia natural la tenían en su paraíso personal, disfrutando de cada cosa que el rubio le proporcionaba sin siquiera intentarlo.
-entendido, gracias- cortó la llamada y guardó el teléfono en su bolsillo para después abrazarse a ella, sin siquiera mirarla o decirle palabra alguna. Either, algo confundida, respondió a su abrazo y besó su cuello, mientras sus piernas se enrollaban en la cintura de él, queriéndolo tener más cerca.
-que ocurre?- preguntó Moon. Leon se apartó y acarició su mejilla mientras colocaba un mechón detrás de la oreja de la chica con su otra mano.
-debo irme- contestó derrotado, como si aquellas palabras le pesaran.
-tan pronto?- dijo ella, con la desilusión brillando en sus ojos grises. El asintió y besó su frente.
-al parecer Nick encontró unas pistas que nos llevaran al verdadero culpable de todo esto- algo en ella se alegró al oír aquello, pero aun así esa pesadez de dejarlo ir se mantenía en sus hombros -sé que es una buena noticia pero...no quiero irme, quiero quedarme contigo- aseguró, mirándola a los ojos con un amor nunca antes visto en él. Ella acarició su rostro, notando la barba que comenzaba a aparecer.
-piensa en que una vez que esto acabe no tendremos que separarnos otra vez- respondió ella optimista. Leon comprendió que a ambos les dolía tener que separarse, pero también comprendió que era lo mejor. Cuanto más rápido encontraran al culpable, más rápido le quitarían los cargos a Either y ella podría seguir con su vida normalmente.
Compartieron el desayuno antes de darse un último beso y alejarse una vez más por un indefinido tiempo.