NUEVE

27 2 2
                                    

Después de la crisis nerviosa que tuve, era necesario poner de mi parte, porque nadie más lo haría por mi

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de la crisis nerviosa que tuve, era necesario poner de mi parte, porque nadie más lo haría por mi. Sabía que la casa estaba marcada por un oscuro pasado, pero no pretendía que eso me afectara nunca más. Entonces me deshice en especial del espejo, arrojé muchas cosas a la basura, limpié el polvo una vez más, y por último, cambié el color de las paredes por uno más claro. Mi madre no tenía idea que estaba sucediendo, pero me alegró que notara el cambio.

—¿Qué es todo esto? —preguntó muy sorprendida.

—Quise que la casa tuviera nuevas vibras. ¿Te gusta?

—Por supuesto. Me encanta muchísimo. Has hecho un buen trabajo —y ensanchó una sonrisa.

Había conseguido sacarle una sonrisa a mi madre y eso me regocijó mucho más.

A partir de ese día, mamá comenzó a mejorar progresivamente. Dejó de encerrarse en su cuarto a llorar cada vez que volvía del trabajo. Se levantaba muy temprano de buen humor a preparar el desayuno. Hasta compartíamos el único momento de la mañana.

En mi caso, estaba más atenta a las clases y retomé las reuniones del club y la lectura. Además, había olvidado por completo el caso de Ignis Robinson. Ella era solo un fantasma y quería que así se quedara para siempre.

Los días habían transcurrido rápidamente y me sentía mejor que antes. Sentía la necesidad de comportarme como alguien de mi edad y hacer cosas normales. Por lo tanto, se me ocurrió invitar a mi madre, a las chicas y a Helena al parque de diversiones que estaba en el pueblo. A todas les gustó la idea. Nos encontramos allí a las cuatro de la tarde.

Helena había llegado puntualmente, pero las chicas se estaban demorando un poco.

—Helena, que gusto volver a verte —corrí a abrazarla.

—No me lo podía perder —y me sostuvo en el mismo abrazo—. ¿Qué hiciste con la información que te dí? —me dijo al oído.

—Ese asunto está olvidado, Helena —le respondí—. Gracias por venir.

Entonces cambié la conversación.

—¿Ustedes se conocen? —le pregunté a Helena y a mi madre.

—No lo creo —dijo mi madre.

—Bueno. Ahora se conocen. Helena esta es mi mamá ; Sarah Lewiston —la introduje—. Mamá, esta es Helena López ; mi amiga, la bibliotecaria.

Se dieron la venia y sonrieron mutuamente.

—Miren, ahí están las chicas —señalé hacia la entrada.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 25, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

🕯️~° El Espejo °~ 🕯️/En Edición/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora