🕯️~° El Espejo °~ 🕯️/En Edición/

TRES

Luego de descubrir aquél espejo, mis pensamientos iban y venían, en busca de una respuesta coherente a tan insólito hallazgo. No entendía porqué había pasado por desapercibido, sin que nadie notara el secreto que ahí se  guardaba. Recuerdo que, intenté extraerlo, pero me fue imposible, porque estaba firmemente adherido a concreto. Era chistoso, que hubieran puesto concreto sobre una construcción de madera. Así que, me di por vencida y dejé todo en su lugar. Sin embargo, tocaba cambiar el papel por uno nuevo.

Las actividades del club esperaban por mí; había quedado de verme con las chicas y no les podía fallar. Mientras tanto, me dediqué a escribir. Me sentía vulnerable, pero dispuesta a drenar las emociones dañinas que no había dejado salir, por culpa de la separación de mis padres. El tic tac fue melodía para mis oídos y la brisa que se filtraba por la ventana, ayudó a calmar la tormenta que habitaba en mí. Al final, había desnudado mi alma en el papel.

Me miré en el espejo y en el quedó atrapada mi tristeza,

Como una fotografía de una triste historieta.

Y toda pizca de esperanza, se quebrantó al compás de un golpe.

Ahora, solo hay pequeños fragmentos del cristal.

Rondando en el salón.

Representando mi dolor.

Los mejores poemas se escriben, cuando el poeta está al borde de la locura y de la desesperación. Tenía claro, que no era sano aprovecharse de la  miserableza misma. Sin embargo, me imaginaba vendiendo un montón de ejemplares; firmados por mí, y eso me hizo sonreír. Siempre había sido buena para la poesía, hasta cierto punto que participe por petición de mi maestra en un concurso. Había ganado y la escuela se benefició.

De repente, mi atención fue interrumpida por pisadas en el pasillo. Sabía que no podía ser mi madre, porque ella acostumbraba a llegar tarde de su trabajo. Me levanté y salí a revisar. Al llegar al pasillo, divisé a una chica de mi edad, que apenas sintió mi presencia, huyó de mí.

—¡Oye tú, espera! —mi voz sonó temblorosa a causa de la agitación—. ¿Quién eres? ¿Cómo has entrado?

La chica siguió corriendo, hasta que se perdió en el jardín. Se había esfumado por completo y en su lugar, encontré una foto sobre el césped. La tomé en mis manos y me quedé observando la foto como si me fuese familiar.

~🕯️~

Primero, la voz sobrenatural, luego el hallazgo del espejo. Y ahora, una intrusa en la casa. Todo estaba pasando secuencialmente, como si cada uno de los hechos se conectaran. Me pareció interesante contarlo en el club, porque encajaba muy bien con el tema del grupo, que era indagar en los misterios de la vida. Entonces, les conté detalle a detalle cada una de las cosas que había vivido, desde que me había instalado en esa casa. Salomé había quedado maravillada; como un niño cuando le regalan un juguete nuevo, Lila, en cambio, lucía más asustada que de costumbre. Lía por su parte, me escuchó sin alimentar más mi inseguridad.

—¿Cuál sería la razón más lógica de ocultar un espejo? —preguntó Lía; algo dubitativa.

—Sabes. Me he hecho la misma pregunta ¡Es casi ilógico! —respondí.

—Mamá siempre me ha dicho que los espejos son portales del más allá —aportó Lila.

—¿No creerás que tu casa esta poseída por alguna energía maligna? ¿Verdad? —preguntó Salome; algo fascinada.

—No lo sé —dije sin ninguna importancia—. Lo que si me preocupa, es la seguridad de mi casa. Cualquiera puede entrar cuando se le pegue la gana. Me causa mucha ansiedad.

—¿Lo dices por aquella chica? —preguntó Lila.

—Ya ni sé, si ella fue real —contesté afligida—. Necesito tomar unas vacaciones y respirar un poco.

—¿Aceptarías la compañía de nosotras? —preguntó Lía.

—Me gustaría. Así me sentiré más segura con ustedes —les sonreí—. De verdad, muchísimas gracias.

Nada me podía perturbar más, que la cara de Rebecca; la amante de mi padre. Cuando pensaba en ella, me hervía la sangre y no podía evitar que mis pensamientos se tornaran violentos.

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