Lancé violentamente la máquina de escribir al suelo en un ataque de pánico. La máquina había sido reducida a golpes y las teclas se esparcieron por toda la habitación. ¿Qué demonios sucedía con esta casa? ¿Qué quería de mí? Estaba tan enfurecida y tan afectada por lo que había sucedido. ¿Quién carajos era Ignis Robinson ? Tantos sucesos consecutivos me tenían perturbada. Era sumamente abrumador tener que lidiar con voces en las paredes, con intrusos en la casa, con objetos poseídos y para colmo; mis problemas personales a la vez. Me sentía en peligro, desprotegida, frágil y desgraciada. Necesitaba salir con regularidad o la casa me consumiría por completo.
Después de todo lo que había sucedido, pensaba quedarme en la habitación con mamá, aunque me resultara molesto e infantil. Así que, saqué algunas de mis pertenencias y las trasladé a la habitación suya. A pesar de no estar conforme con moverme de lugar, la sola idea de estar junto a mi madre, me parecía ventajosa, ya que podía sacar provecho y obtener un poco de atención. Desde que nos habíamos mudado, había sido difícil entablar una conversación con ella. Siempre llegaba cansada o se encerraba a llorar. Se levantaba con las mismas, no tomaba el desayuno, pero ni siquiera dejaba una nota para disculparse por ser tan egoísta conmigo.
Ir a la biblioteca era terapéutico: me ayudaba mucho leer en días en los que sentía que no podía continuar. Sin embargo, leia porque me gustaba y amaba hacerlo. Incluso me terminaba dos o tres libros a la semana. Así que me alisté y salí directo hacia la biblioteca que solía frecuentar desde siempre. Esta quedaba a unas cinco cuadras caminando desde la casa, lo cual indicaba no estar muy lejos de mi antiguo vecindario.
Cuando llegué, Helena la bibliotecaria, se puso contenta de verme. Estaba claro que esa era la razón por la cual más y más gente se animaba a ir; Helena era muy amable, pero sobretodo yo, había creado un vínculo afectivo muy sano con ella.
— Sylvia, que gusto volver a verte—dijo muy sonriente—. Ya casi no nos visitas.
— Lo sé. Hace poco me mudé y no he tenido tiempo para nada—respondí.
Por un lado estaba siendo sincera, pero por otro, no quería que supiera el desastre de vida que estaba llevando.
— Entiendo. Sé lo que significa una mudanza—hizo una pausa y prosiguió—. Dímelo a mí que he tenido que mudarme cuatro veces a causa de lo costoso que es la renta por estos lados.
— ¡Que horrible! Pero cuéntame ¿Alguna novedad? —Helena sabía a lo que me refería.
— Hay de todo un poco. Créeme que te gustará la nueva sección.
— ¿La nueva sección? —pregunté fascinada.
— Sí. Es una nueva sección dedicada a escritores locales—me agradaba la idea de que personas como yo, que amaban la escritura y que soñaban con ser reconocidos, se les apoyara desde su propia localidad; exhibiendo cada uno de sus trabajos en la biblioteca.
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🕯️~° El Espejo °~ 🕯️/En Edición/
HorreurDespués de la infidelidad de su padre, Sylvia Morrinson decide mudarse con su madre a una nueva casa, en un vecindario cercano al suyo, ya que debe continuar asistiendo a la misma escuela por falta de recursos. Además sus mejores amigas estudian all...