「 𝗮 𝗿𝗲𝘀𝗶𝗱𝗲𝗻𝘁 𝗲𝘃𝗶𝗹 𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 」
A pesar de que trataron de olvidar al otro
se les hizo imposible.
Y, gracias a las vueltas de la vida,
poco a poco ambos jóvenes
dejarían de ser simples desconocidos.
❥ 𝗦𝗶𝗻 𝗲𝗱𝗶𝘁𝗮𝗿
❥ �...
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Leon despertó. Sus ojos se abrieron con somnolencia y estiró su mano en busca de la joven pero simplemente halló el lado izquierdo de la cama vacío. Otra vez se repitió en su mente. Nuevamente la decepción, y cierta tristeza, lo embargó al notar que posiblemente fue utilizado para un polvo y nada más.
Es por eso que se llevó una enorme sorpresa cuando la puerta se abrió y por ella pasó Either con una pequeña mesita entre sus manos. Caminó con complicaciones hasta la cama mientras tarareaba una canción en voz baja. Leon, más que feliz, ocultó una sonrisa y optó por fingir estar dormido.
El aroma a café y tostadas inundó la habitación. Aquel delicioso olor que hasta al más fuerte haría doblegar. Tostadas con mantequilla, algo de huevo revuelto y dos cargadas tazas de café reposaban sobre la mesa.
-¡despierta, galán de cuarta, tenemos un largo día por delante!- gritó ella, logrando que Leon cubriera sus oídos con la almohada. El rubio soltó un bufido ante la falta de romanticismo de la castaña, pero no se quejaba para nada. Ella estaba siendo ella misma, y poco a poco él comenzaba a caer por ella.
─qué romántica eres─ dijo irónico, quitándose la almohada de la cara. Quedó atónito al ver el tierno desayuno que ella había preparado para él y agradeció el detalle con una gran sonrisa mientras la observaba sonrojarse ligeramente. Leon estaba por morir de la ternura al verla de esa forma, con sus cabellos despeinados, su camisa, que le quedaba grande, y unos boxers que servían de short en este caso.
─lo dice el que me recibió apuntándome con un arma en el estómago─ contestó ella, mordiendo una de las tostadas. Leon tomó una de las tazas y la llevó a sus labios, saboreando el líquido caliente en su boca, que luego recorrió su garganta. Delicioso, pensó. Era sin dudas el mejor café que había probado jamás.
─en mi defensa, te metiste a mi apartamento, sabiendo perfectamente que hay patrullas de policía buscándote alrededor de la ciudad─ respondió él.
─como sea─ ella rodó los ojos, antes de volver a mirarlo ─¿te gustó el desayuno?─ preguntó ella, como niña pequeña. Leon la observó enternecido y estiró una mano para acariciar suavemente su mejilla, quitando algunas migajas en el proceso.
─me encantó─ aseguró, con toda la sinceridad en él. Ella dió un pequeño salto de alegría mientras aplaudía con emoción.
─eso es genial, porque me quedaré aquí por unos días y tendrás que comer mi desayuno cada mañana─ soltó ella. Leon se sorprendió al oír sus palabras, ¿se quedaría algunos días más con él? No iba a negar que le encantaba la idea, no comprendía porqué su sola presencia lo alegraba, pero así eran las cosas y no buscaba cambiarlas. Sin embargo nada de lo que estaba haciendo era seguro, ni mucho menos legal.
─¿qué?─ preguntó confundido, por un momento olvidó todo el asunto del atentado y de que Either estaba prófuga.
─verás, no puedo regresar a mi apartamento porque la policía me rastrearia─ observó a través de la ventana, notando las hermosas vistas que le ofrecía New York.
─si eres tan inocente como dices serlo, ¿por qué no te entregas y ya? Pronto se probará tu inocencia─ dedujo Leon. Al parecer aquella respuesta no le gustó nada a Either, puesto que su semblante alegre y curioso cambió a uno serio y sombrío.
─no lo entiendes─ murmuró ella, saliendo de la habitación. Leon dejó la mesa con el desayuno a un lado y decidió seguirla, quería saber toda la historia. La ayudaría bajo cualquier condición, ya había aceptado que no había nada que pudiera alejarlo de ella.
─puedes explícarmelo, Either─ pidió el, tomándola del brazo. Ella evitaba su mirada, observando cualquier otra cosa que no fuera él.
─es complicado...─
─es una excusa, estoy seguro que es más simple de lo que parece─ él la tomó de los hombros, acariciando suavemente la zona con la yema de sus dedos. La ojigris pareció calmarse un poco, por lo que decidió relatar su historia al rubio. Después de todo él le daría techo y ahora mismo la estaba encubriendo, es lo mínimo que podía hacer.
Ella lo tomó de la mano y juntos tomaron asiento en los asientos alrededor de la mesa. Sus manos seguían unidas, reposadas sobre la superficie de madera. Leon la observaba y ella mantenía la mirada gacha.
─sé quienes atentaron contra el presidente─ Leon abrió aún más sus ojos al oír eso ─es una especie de secta, ni siquiera se su nombre. Lo único que sé es que buscan personas como tú o como yo para realizar sacrificios humanos en conmemoración a su todopoderoso─
>>al parecer su todopoderoso les pidió el cuerpo sin vida del presidente y ellos no dudaron antes de obedecer<<
─¿dónde entras tú?─ preguntó Leon, acariciando las pálidas manos de la chica. No quería admitirlo pero todo lo que le estaba contando la chica comenzaba a preocuparlo. No por él, por favor, había derrotado a una ciudad plagada de zombies. Sino por ella. Leon no había notado lo importante que se había vuelto Either en su vida hasta ahora. Solo fueron un par de encuentros para que él comenzara a preocuparse por la prófuga.
─intentaron atacarme pero logré convencerlos de dejarme con vida, a cambio los ayudaría. Les presté mi coche para que llegaran a Washington, asegurándoles que si la policía se involucraba yo me mostraría culpable─
>>planeaba hacerlo y luego escapar de prisión. Pero llegaste tú, me interrogaste y se me hizo imposible mentirte. Te di información valiosa acerca de ellos, aquel taller era suyo y ellos ahora seguramente estén buscándome para tomar venganza por traicionar su confianza frente a la policía<<
Leon sintió una buena sensación en el pecho al oír que ella no podía mentirle. Había recibido muchos engaños y mentiras a lo largo de su vida, saber que una persona lo tomaba en serio lo reconfortaba muchísimo. Aún más al saber que se trataba de ella.
Pero desgraciadamente las preguntas y el temor seguían en el aire.
─pero Either, en la comisaría es imposible que lleguen a ti. Estás totalmente segura─ insistió él. Obviamente no quería verla tras las rejas, pero tampoco quería que toda su vida se tratara de estar escapando constantemente.
─no, Leon, ¡ellos están por todas partes! ¡Camuflados como reptiles! Es imposible localizarlos a menos que admitan ser parte de la secta─ Either se veía realmente asustada por lo que pudiese pasarle y eso lastimó el corazón de Leon. Se veía como un adorable ciervo esperando por ser cazado.
─Either, Either mírame─ la tomó de las mejillas, obligándola a mirarlo. Sus ojos estaban nublados levemente por las lágrimas acumuladas ─no dejaré que nada te pase─ prometió, la primer promesa que Leon parecía firmemente convencido de cumplir.
─no voy a ponerte en riesgo..─
─shh─ la calló, colocando su índice sobre los labios de la chica. Ella, juguetona, lo mordió sin buscar lastimarlo y Leon rió antes de quitar su dedo ─nada me pasará mientras estés a salvo, somos un equipo ahora─
─¿lo prometes?─ Either levantó el meñique en su dirección, utilizando aquel típico patrón de las promesas.
─lo prometo─ asintió él, uniendo sus dedos. Y sin dudas no planeaba fallar a su promesa. No planeaba fallarle a ella.