Tarde de chicas

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— Todo bien Luka —  Sonreí.

— Disculpa por no venir después del ataque del akumatizado... Tuve que resolver algo, le comenté a Alya que vendría más tarde, si estás ocupada, puedo volver después...

— No te disculpes Luka, comprendo, todos tenemos cosas que hacer — Lo miré — ¿Yo? ¿Ocupada? Para nada, Alya y yo estamos preparando galletas, ¿Quieres quedarte? Teníamos pensado ver una película.

— ¿Tarde de chicas?

— Algo así — Me encogí de hombros — Pero podemos llamar a las chicas y a Nino, Nathaniel o hacemos una tarde de amigos.

— No Mari, no muevas tus planes, ¿Qué te parece si vuelvo después?

— Como tu gustes Luka, sabe que en mi casa eres siempre bienvenido.

— Me iré entonces — Sonrió y se acercó a mi — Me alegra que estés bien — Besó mi frente, le sonreí y él se dio la vuelta, comenzó a caminar, pero lo tomé de la mano.

— Gracias por preocuparte por mí, Luka — Me acerqué a él y besé su mejilla, él sonrió y salió de la habitación.

[...]

— ¿Y? ¿Qué tan pesado te es ser Ladybug? ¿Podemos hablar del tema? — Me interrogó Alya, apagando el televisor, habíamos visto un par de capítulos de una serie, comido palomitas y algunas golosinas que tenía en la cocina en caso de emergencia de chicas.

— Es algo definitivamente entretenido Alya — La miré — Tengo la oportunidad de salvar París en mis manos — Sus ojos parecían iluminarse, sé que ama los superhéroes — Pero como todo, tiene su lado malo, Alya.

— Eres la heroína de París, ¿Cómo puede tener su lado malo?

— Tengo que mentir y fingir tantas cosas... Nadie debe saber mi identidad, si Hawk Moth sabe que la conoces, podrías estar en peligro... — Arrugó su frente — Tengo que abstenerme a recibir llamadas de atención por llegar tarde o que mis amigos se sientan excluidos de mi vida por qué no puedo ser honesta con ellos...

Limpié una lágrima que se abría paso por mis mejillas, Alya sonrió y me abrazó.

— Perdón — Susurró.

— No es tu culpa — Le sonreí de lado.

— Bien ahora que conozco la situación, puedo cubrirte, ya sabes, con los chicos y... — La miré — Si algún día necesitas a Rena, no dudes en pedirlo, ¿De acuerdo? — Me sonrió — Tengo que irme, ¿Me permites entrar a tu baño antes?

— No me lo pidas, entra.

Alya entró al baño... "Si algún día necesitas a Rena, no dudes en pedirlo" Subí las escaleras rápidamente y entré a mi habitación, me dirigí al clóset y saqué la caja de los miraculous del escondite.

— Marinette, tengo que irme — Gritó Alya.

— ¡Espera Alya! — Tomé lo que buscaba y salí corriendo de la habitación, casi caigo en pasillo antes de las escaleras, bajé, ella me miraba aguantando una carcajada.

— Si me dijeras en este momento que eres Ladybug, no te lo creería ni de chiste.

— Muy graciosa — La abracé, al separarnos le apreté la mano, dándole el miraculous del zorro, ella me miró sorprendida — Se que sabrás cuándo será necesario.

— No tienes que hacerlo Marinette...

— Quiero hacerlo Alya, se qué no lo usarás para mal.

— Prometo no defraudarte.

— Nunca lo has hecho — Ella sonrió, me abrazó de nuevo y salió de la casa.

— ¿Tikki? — La criatura se dirigió rápidamente a mí — ¿Cómo te sientes para salir un rato a patrullar?

— Estoy bien Mari, ¿Quieres ir ya?

— Sólo tomo una ducha.

Entré al baño y no tardé mucho, me puse un pantalón de mezclilla, una blusa blanca sencilla y mis botines de cuero negro, peiné mi cabello y coloqué un par de broches.

— ¿Llamarás a Chat?

— Si está por ahí si, quería hablar algo importante conmigo.

— Entonces hay que ir Mari, no creo que haya otro ataque hoy, pero, nada perdemos con hacerlo.

Me transformé y salí, la ciudad de veía tranquila a pesar de ser fin de semana, hice un recorrido y después de una hora y media llegué a la torre Eiffel, la oscuridad comenzaba a llegar, llamé a Chat, pero no contestaba.

Tal vez esté ocupado.

Pasaron un par de minutos, no había señales de algo anormal o de Chat.

— Marinette — Me giré, Alya estaba detrás de mi transformada — ¿Cómo estás?

Algo ocultas Césaire.

— ¿Alya? ¿Pasa algo?

— ¡No! — Me miró dudosa — Digo, todo bien, solo, debo hablar contigo.

— Estuvimos juntas toda la tarde, ¿Pasó algo?

— Si.

— ¿Qué sucede Alya? — Se acercó a mi y se sentó a mi lado, después miró la ciudad — ¿Todo bien?

— Bueno, tu conoces las emociones ¿No?

Asentí.

— Tu sabes que los seres humanos nos expresamos de manera diferente y que no muchas veces podemos entender lo que está sucediendo, ni con sus acciones, ni con los pensamientos de la persona en ese momento.

— Si, lo comprendo, estoy consiente de esto.

— Bien, bueno, hay personas muy locas, ¿Sabes? No se que pueda ocurrir con ellas.

— Es parte de la psicología Alya, nadie es igual a nadie, es como una regla, todos pensamos de manera diferente, por ende, hacemos cosas diferentes — Me encogí de hombros — ¿A dónde quieres llegar con esto?

— Está bien, te lo diré, pero necesito que conserves la calma.

— ¡Alya, solo dime!

— Adrien Agreste intentó suicidarse.

Alejate Agreste [Lukanette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora