¿Qué sucede contigo, Agreste?

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Miré a Alya perpleja, ¿Estaba hablando enserio?

— ¿E-estás segura?

— Completamente — Alya apretó los labios — Nino va camino al hospital, Gabriel Agreste me pidió que te avisara.

Estaba en shock, no podía creer lo que escuchaba, ¿Adrien Agreste intentó suicidarse?

— ¿Quieres ir al hospital? — Me preguntó posando la palma de su mano sobre mi hombro, la miré mientras sentía como mis ojos se cristalizan, asentí mientras sentí como las lágrimas comenzaban a desprenderse de mis ojos, Alya me atrajo a ella y me abrazó — Intenta calmarte un poco para ir, ¿De acuerdo?

Alya se separó de mi y limpió las lágrimas que paseaban por mis mejillas.

— No se que haya pasado, por qué Adrien haría algo así, pero necesito que seas fuerte, ¿Si? — Me miró preocupada — Según entendí Gabriel no quiere que se arme un escándalo, ya te explicará él.

Asentí.

— ¿Qué te parece si vamos a mi departamento, tomamos el auto y vamos? Ya es algo tarde, además que los kwamis se cansarán, necesitarán alimentarse, para que no se nos complique nada más tarde.

— Me parece bien — Alya se encogió de hombros y suspiró — Nos vemos en tu casa o...

— Vamos, ya es algo tarde, no creo que muchos nos sigan el rastro.

Alya asintió y comenzamos el camino a mi casa, antes de llegar, vigilamos que no hubiera personas cerca que nos vieran entrar por la escotilla, al llegar, abrí la puerta de la terraza para entrar.

— ¿Así que así te escapas?

— Casi siempre esta puerta está entreabierta, pero hoy ya era algo tarde... Así que la cerré.

— Tiene sentido.

— Tikki puntos fuera — Mi transformación finalizó — Ya regreso Alya.

Asintió y yo me dirigí a mi habitación, tomé mi bolso de mano y un abrigo, últimamente las noches eran frías, también tomé uno para Alya, bajé las escaleras, ella estaba en la sala de estar y estaba destransformada, le extendí el suéter y salimos en silencio.

El camino al hospital fue silencioso, Alya no me interrogaba y agradecía infinitamente por ello, doble un par de esquinas y llegué a la dirección que Nino había mandado a Alya, después de aparcar el auto, entramos.

Las blancas paredes y el silencio sepulcral hacían ver a aquel lugar como una película de terror, había solamente una persona, se encontraba en el fondo del pasillo con sus auriculares puestos y usando su teléfono.

— ¿Puedo ayudarlas?  — Se acercó una enfermera se acercó a nosotras.

— Buscamos la recepción — La miré.

— Sube las escaleras, está enfrente.

— Gracias, linda noche.

Subimos las escaleras que se encontraban frente a nosotras, como la enfermera había dicho, la recepción estaba enfrente de las escaleras, una señora con el entrecejo fruncido se encontraba dentro del cubículo atendiendo el teléfono.

— Disculpe — Llamé la atención de la chica.

Ella rodó los ojos en respuesta y sonrió forzada.

— Dime.

— Busco a un paciente que ingresó hace poco — Desvíe la mirada a Alya, ella alzó los hombros.

— Nombre...

— Adrien Agreste.

La recepcionista me miró con sorpresa y marcó algo en el teléfono.

Alejate Agreste [Lukanette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora