Porque...

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—Sigues siendo tan malo—se quejó Kenma con el control en mano.

Era la quinta vez que vencía a Kuro y Kenma parecía más que sólo satisfecho por ello, aunque sabía que era el resultado más lógico.

Kuro apenas podía concentrarse en la pantalla, trataba con todas sus fuerzas mantenerse enfocado, pero sus ojos se perdían en la persona que estaba a su lado. En su cuello descubierto y completamente pálido. Ahora que tenía el cabello corto, podía ver con claridad su nunca, algo que antes solo era posible cuando sus manos se enredaban en sus dorados cabellos solo en los momentos más íntimos. Recordaba cómo esas mismas hebras fueron una cortina decenas de veces para cubrir las marcas de sus labios juguetones, que amaban dibujar marcas de amor.

Además de la delgada línea de la clavícula que se asomaba en el cuello de la holgada playera. Nadie podía concentrarse de esa forma. Y tampoco era como que fuera importante, aún si pusiera el cien porciento de su concentración, Kenma patearía su trasero de forma monumental. Siempre lo hizo. En el pasado, ahora y seguramente lo haría en el futuro.

—Más bien, tú eres demasiado bueno—se quejó en broma.

En medio del juego comenzaron a charlar de lo que hacían en sus vidas del día a día y una que otra historia interesante del pasado.

Kenma le contaba historias de sus hijos principalmente, mientras que Kuro relataba divertidas historias de sus viajes como jugador profesional. De las veces que casi los mata su entrenador por perderse en calles de países extranjeros.

Fue demasiado familiar y fácil, tanto que se olvidaron del pasar de las horas y del mundo que existía a su alrededor. Y ridículamente el pasado doloroso que los separó pareció no existir nunca.

Qué ridículo.

Días que se volvieron meses de dolor y rencor, nido de los peores resentimientos del uno con el otro de pronto se desvanecieron.

Porque Kuro seguía muriendo por la discreta sonrisa de Kenma. Esa donde apenas sus dos comisuras se levantan unos cuantos milímetros.

Otra vez, ellos dos en su mundo y nadie más.

Hubieran seguido de esa forma si Keiji no hubiera entrado con los dos gemelos agarrados en cada mano.

—Kenma, necesito que me ayudes a bañar a Masa y Tetsu—los dos pequeños bribones estaban llenos de barro de pies a cabeza.

Y ninguno de los dos  parecían ni un poco preocupados por ser regañados por alguno se sus progenitores.

Kuro miró a Kenma levantarse sin rechistar para atender como un fiel soldado las indicaciones de Akaashi.

—Parece que le están causando problemas a su madre—Kenma le dijo a los gemelos.

—Fue él—ambos señalaron al otro traicioneramente.

Kenma rió ante la sincronización, no podría enojarse con esas dos criaturas, después de todo eran niños y se comportaban tal cual.

—Venga, mejor vamos a la tina—Kenma se ofreció a llevarlos al cuarto del baño en lo que Keiji se encargaba de encontrar mudas limpias para los gemelos.

La familia  se dirigió a la segunda planta, pero antes de que Kenma desapareciera con sus hijos volteó a ver a Kuro y le dijo:

—Podemos vernos después para continuar—señaló la pantalla en pausa. 

Kuro se perdió en esa muy tenue sonrisa que Kenma dibujo en su cara.

—Claro—respondió tragando una serie de dulces respuestas que serían inmorales en esa situación.

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El último intercambio de palabras no pasó desapercibido por Keiji quien,  mientras encontraba la ropa, no dejaba de recordar los gestos de los ex amantes.

Ellos habían estado años sin siquiera darse una reacción en redes sociales, cómo es que lograban actuar de forma tan natural el uno con el otro. 

Azotó el cajón para cerrarlo, con una pijama de estrellas y otra de lunas. Después sacó otro conjunto más para su esposo. Quería hablar con Kenma sobre lo que sucedió para que inmediatamente volvieran a buenos términos. Se mordió el labio con inseguridad, no quería sobre pasar los límites y que pareciera paranoico. Porque debería de estar feliz de que Kenma se reconciliara con el que fue su mejor amigo.

Bueno, en teoría.

Porque su mejor amigo también era su ex pareja.

—Creo que yo también voy a necesitar otro cambio de ropa—Estaba empapado de pies a cabeza. —Quedé atrapado en medio del fuego cruzado.

—Lo supuse, así que aquí tienes una toalla—después de todo Keiji sabía que nadie podía salir ileso en la misión de bañar a sus gemelos.

Kenma se sacó la ropa de la parte de arriba y Akaashi no pudo evitar contemplar la forma de su cuerpo. Era delgado y blanco, justo como debe de ser en alguien que pocas veces sale a tomar el sol y no hace demasiado esfuerzo físico. Quiso besarle la piel de porcelana.

—Keiji—Kenma lo sacó de su ensoñación para pedir la toalla de Masato.

—Lo siento—inmediatamente respondió e hizo lo propio con Tetsuhiro.

Había pasado desde la última vez que ellos se metieron a la cama con intenciones más pasionales que solo dormir. Una de las razones era que Kenma estaba metido en su trabajo, pero también era porque ellos apenas tenían la iniciativa de hacerlo. Solo cuando en sus cuerpos se acumulaba una necesidad carnal. Cada unos cuantos meses. 

Lo que era mucho para un matrimonio normal. Bueno, ellos estaban lejos de serlo.

—Todo se solucionó con Kuro por lo que veo—Trató de modular su voz, tratando de que sonara como un comentario casual y no un reclamo.

Kenma solo levantó los hombros y dijo:

—Supongo—Movía sus manos alrededor de la cabeza de Masato tratando de retirar la mayor cantidad de agua posible.

Keiji quería preguntarle más, pero esa respuesta corta e indiferente no daba entrada a profundizar. Su delicado corazón también tampoco se sentía preparado para escuchar.

—¿Podrías quedarte con los niños esta noche? me gustaría charlar un poco más con Kuro.

—No— Fue abrupto, cortante y contundente.

Ni siquiera pensó la respuesta, tampoco le dio tiempo para endulzar su voz.

—Está bien, será en otra ocasión—a diferencia de él, Kenma si meditó sus palabras un momento.

Pero Akaashi no querría ceder tampoco en otro momento, no quería que Kuro y Kenma se encontraran ahora ni nunca. No quería verlos reír y bromear como hace unos minutos en la sala, como si fueran los únicos en el universo.

De esa manera se debió sentir Kenma cuando lo miró ser tan cercano a Bokuto la noche de la acampada. No era nada agradable la ansiedad de verlo hacer caras que él nunca ha podido provocar. Ver su ansia por volver a pasar tiempo con Kuro cuando ellos hace tan solo unos minutos estuvieron interactuando.

—No—trató de enmendar su respues—puedes ir con Kuro—tenía que confiar en su marido, en esto que llamaban matrimonio.

Una vez más Kenma se tomó su tiempo para dar una respuesta adecuada.

—Vale, entonces te los encargo—Akaashi sintió que el ánimo de Kenma se vio mejorado por alguna razón.

Por otro lado el de él,  estaba por los suelos.
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Holiii

Ya sé que pasó tiempo desde que actualicé esta historia, pero él año me renovó la energía.

El tema de los ex siempre se ne hace curioso, porque siento que la interacción suele ser muy magnética, más que sentimental ¿Qué opinan?

Muchas gracias por pasar a leer y ¡Feliz año nuevo!

Meteoritos impactando la TierraWhere stories live. Discover now